[2004] - Ladislao Federico Martínez nació en Buenos Aires el 17 de julio de 1826, hijo del matrimonio de Ladislao Martínez Castro y doña Bernardina Ximenez y Rodríguez, quienes lo bautizaron en la porteña iglesia de San Miguel el 18 de diciembre de aquel año, siendo padrino don Félix Castro, tío abuelo del párvulo (casado ...
Las invasiones inglesas
[2004] - Aquel 28 de junio de 1806 los vecinos de la virreinal ciudad de Buenos Aires presenciaron un espectáculo inusitado. Bajo una intensa lluvia las tropas británicas irrumpían en la Plaza Mayor para, poco después, hacer ondear en el Fuerte otra bandera.
Santiago de Liniers, recién llegado desde la Ensenada, entra en escena solicitando permiso al gobernador Beresford ...
Domingo de Acassuso (Parte II)
[2004] - El gobernador de Buenos Aires José de Herrera y Sotomayor al poco tiempo le confió la misión de alertar a las autoridades del puerto de Las Conchas acerca de un posible intento de contrabando procedente de Colonia de Sacramento desempeñando su cometido exitosamente, lo cual le significó su pronto ascenso a Capitán.
Durante sus recorridas por los Pagos de la Costa tuvo ...
Domingo de Acassuso (Parte I)
[2004] - Tratando de establecer el origen de la devoción de Domingo de Acassuso por San Isidro Labrador es necesario zambullirse en la “Guía de Forasteros para el Virreynato del Río de la Plata para 1803” del historiador José Joaquín de Araujo (1762-1835). En el tomo IV de agosto de 1864 se hace referencia al pueblo de San Isidro en la cual textualmente manifiesta que “En ...
El reparto de tierras
La historia de San Isidro comenzó a gestarse aquel día de San Bernabé del 11 de junio de 1580, cuando Juan de Garay fundó solemnemente la ciudad de la Santísima Trinidad en el Puerto de Buenos Aires, procediendo al trazado de la misma según las Ordenanzas de Población de Felipe II, razón por la cual se delineó con su forma de rectángulo compuesta de 250 ...
Segunda fundación de Buenos Aires (Parte II)
[2004] - Pronto el visionario Garay pone en marcha aquella idea de “abrir puertas a la tierra”, para lo cual contó con el apoyo económico de su esposa, doña Isabel de Becerra, quien debió vender sus joyas para pertrechar la expedición de “ochenta mancebos y bien nacidos en esta tierra…”, que respondieron al pregón que les ofrecía la oportunidad de compartir su sueño.