Ojos que no ven…
El Instituto Nacional para Ciegos Román Rosell fue inaugurado en 1941, por iniciativa del filántropo Roman Rosell, que donó parte de su fortuna para la creación de un asilo, donde las personas con ceguera pudieran obtener todo lo necesario para bastarse por sí mismas, hoy esta institución, atraviesa una realidad complicada.
Filtraciones, instalaciones eléctricas inseguras, escombros tirados por el piso y falta de limpieza y de mantenimiento son algunos de los problemas que tiene el Instituto Nacional de Ciegos Román Rosell de San Isidro.
En la actualidad, el Instituto Rosell es el único asilo para ciegos gratuito de la provincia de Buenos Aires.
Quienes conocieron el pasado de la institución, que funciona en un predio de ocho hectáreas sobre la avenida intendente Tomkinson 2300, denuncian que desde hace años el instituto ha comenzado a transitar un camino cuesta abajo, impulsado por la desidia de sus últimas administraciones.
Daniel Hidalgo, desde hace años integrante del Instituto afirma que "algunos ex alumnos y actualmente algunos internos pedimos las autoridades nacionales tomen cartas en el asunto, porque el estado de abandono del instituto, del edificio y de los servicios es notable, diariamente se nos cortan los servicios, se niega el acceso al comedor a personas indigentes, se trata del único instituto Nacional para ciegos".
El estado de abandono y deterioro en el que se encuentra el Instituto podría calificarse de "inmoral", y la falta de recursos ciertos para atender las necesidades más básicas es absoluto.
Cuando Hidalgo habla de "estado de abandono", detalla: "Nos referimos al estado del edificio, al recorte de los servicios, que van renunciando los profesores y no se los reponen, por ejemplo es el único Instituto para ciegos y carece de un docente especializados en discapacidad visual, también están sin teléfono, durante un tiempo se les impidió el acceso al teléfono a los internos y eso tenia graves consecuencias, porque si se tenia que llamar a una ambulancia, hay muchas personas que padecen enfermedades que necesitan de atención medica permanente".
Un grupo de vecinos preocupados por esta alarmante situación colaboran desinteresadamente con el Instituto es la Asociación de Ciegos del Instituto Román Rosell (A.C.I.R.R.) y tiene como único objetivo el de llevar adelante las gestiones necesarias para que el Instituto vuelva a funcionar como alguna vez lo hizo, y como sin duda, lo habrá deseado quien oportunamente lo donó, esto es, que vuelque a los discapacitados visuales toda la ayuda necesaria para que la vida de estas personas sea realmente digna.
[ Ver Informe del Defensor del Pueblo de 29.Sep.06 ]
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