Fiesta por Ntra. Sra. del Carmen
[2006] - Al igual que todos los años los devotos de Nuestra Señora del Carmen se acercaron a las parroquias dedicadas a esta advocación de la Virgen. En el caso del partido de San Isidro la capilla del cementerio de Boulogne [Nuestras Malvinas 1878], congregó a la feligresía el domingo 16 de Julio que colmó su limitado espacio para celebrar la misa acostumbrada de las 10:30.
La ceremonia estuvo a cargo del párroco Martín Ricur quien sintetizó esta advocación de la María heredada de la madre patria España donde sin distinción de status social, educación o ideas políticas todos sienten un gran amor Nuestra Señora del Carmen o del Monte Carmelo.
Durante la misma celebración eucarística a seis personas, que habían recibido instrucción para ello, le fueron impuestos los escapularios, tres niños tomaron su primera comunión y varios niños recibieron sus insignias que los incorporan oficialmente a Infancia Misionera, la obra misional pontificia creada en 1922 pero que ya contaba con antecedentes 100 años antes.
El sacerdote Ricur incluyó en su homilía palabras orientadas al valor de la misión, a la que todos están llamados, y convocó a que se rece y se invite a los hombres y a los matrimonios jóvenes a descubrir al Niño Jesús y su mensaje de paz.
Posteriormente la imagen de la Virgen fue llevada en procesión por las calles del barrio y entre cantos y rezos la comunidad pidió y agradeció a su Santa Madre. Finalmente hubo un encuentro con juegos y almuerzo en la sede de Cáritas y donde sábado a sábado se realizan las actividades de Infancia Misionera [[Nuestras Malvinas 1935].
La advocación
El Carmelo, cuya hermosura ensalza la Biblia (ls. 35, 2), ha sido de siempre un monte sagrado. En el siglo IX a.C. , Elías lo convirtió en el refugio de la fidelidad al Dios único y en el lugar de los encuentros entre el Señor y su pueblo (1 R 18, 39).
En tiempo de las Cruzadas, las grutas del monte dieron acogida a los ermitaños cristianos. Pero hasta el siglo Xlll no pasaron éstos a formar una familia religiosa, a la que el patriarca Alberto de Jerusalén dio una regla, y que fue confirmada por el Papa Honorio III (1226).
El Monte Carmelo, que domina la llanura de Galilea, no cae lejos de Nazaret, en donde vivió María conservando todo en su corazón. De ahí que la Orden del Carmelo haya querido desde sus orígenes ponerse bajo el patrocinio de la Madre de los contemplativos.
En el siglo XVI, los dos doctores y reformadores de la Orden -Santa Teresa de Ávila y San Juan de la Cruz- convertirían al Monte Carmelo en el símbolo de aquello que San Buenaventura llamaba "itinerario hacia Dios".
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