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Los pedófilos y la ventana de Overton
   

Joseph Overton nació en 1960 y murió en 2003. Fue ingeniero eléctrico, abogado, tuvo una maestría en ciencias políticas y fue vicepresidente del Centro Mackinac, un instituto de investigación de políticas públicas de los E.U.A.

La teoría política que lleva su nombre refiere a cómo ciertos temas que resultan rechazados por la ciudadanía (pedofilia, homosexualidad, divorcio, aborto, eutanasia, alquiler de mujeres para gestar, canibalismo, prostitución, etc.) pueden ser manejados en la sociedad para que, poco a poco, provoquen menos rechazo y hasta terminen aceptados y promovidos como algo "no tan malo".

Lo vivimos en la Argentina con la aberración jurídica del "matrimonio" entre personas del mismo sexo y el aborto legal. Ambas cosas fueron rechazadas por décadas, pero aunque ahora no todos los aceptan, otros han sido convencidos de que son “opciones” y eso fue usado por la clase política (con no pocas trampas).

Lo que definió Overton es que aquellos asuntos que no aparecen en la agenda de políticas públicas ni en el debate social por su natural rechazo social, pueden iniciar un proceso de duración variable hasta ingresar en los límites de la aceptación. Y es ahí cuando los políticos pueden avanzar con proyectos que legalicen lo que era inimaginable.

La ventana de Overton se define como el espacio por el que se hace pasar la percepción de la opinión pública para que las ideas descabelladas se naturalicen al punto que un legislador no fracasará si presenta un proyecto que las ampare.

Según esta teoría, los temas considerados tabú (la pederastia, el canibalismo o el incesto) pueden experimentar un cambio en la valoración general de la sociedad que, dócilmente, terminará apoyando o, al menos, no rechazando ni reaccionando.


La ventana de Overton en etapas

Ante el sonado caso del actor y conductor homosexual conocido como Jey Mammón (“Jey” por el sonido de la letra de su nombre verdadero, Juan Martín Rago, y “Mammón” por el "dios" de la avaricia) que habría abusado de un menor de 14 años cuando él ya tenía 32, las reacciones son en su mayoría de rechazo, tanto entre la volátil tropa de periodistas, artistas y comentaristas televisivos, como por la sociedad que los mira.

Casi nadie se detiene a considerar al artista con su antinatural comportamiento sexual, uno de los tantos que pueblan la televisión y el mundo del espectáculo. Amparados en el anonimato de las redes sociales hay muchos que descalifican la vida sexual del actor, pero la mayoría escucha impávida cómo el hombre tenía novios. Incluso hay muchos que aseguran que las perversiones pueden ser actos "privados". La opinión pública (o publicada) naturalizó la homosexualidad.

Hasta el momento, las relaciones sexuales entre un adulto de más de 30 años y un niño (cualquiera que tenga menos de 18 años) son rechazadas por las personas que sienten repugnancia hacia ellas y las consideran propia de inmorales. Esto indicaría que tales acciones de pederastia están afuera de la ventana de Overton.

Pero puede suceder que (COMO YA ALGUNOS LO HAN DICHO EN ESTOS DÍAS) se busque analizar "científicamente" si el menor y el adulto no tendrán un legítimo sentimiento y atracción mutuos. Incluso una psicóloga llegó a decir que la pedofilia es “sólo una orientación sexual” y que no tiene nada de malo tener como objeto de deseo a un niño. Algunos seguirán rechazando la unión y otros (aún pocos) ubicarán a la oposición como dominada por tabúes, costumbres o "careteadas" (al decir de estos tiempos).

No faltarán los que mencionarán la edad de ciertos próceres y de sus esposas en el siglo XIX, las costumbres de viejas civilizaciones o de lejanos países. Todo servirá para acorralar a quienes piensen que acostarse con una niña o niño es malo, pero que no siempre fue así.

Así el proceso continúa, pasando de lo inaceptable a... un tema de discusión en la que hay quienes lo consideran opinable.

Luego, no será extraño encontrar que aquellos que rechazan la pedofilia sean tildados de retrógrados, de opuestos a los conceptos académicos más serios, de cavernícolas, de dogmáticos. En este punto, ya se habrá agitado y mucho la bandera del amor que derriba todos los muros, que el amor es amor y como tal debe ser libre, que hay que ser tolerante e inclusivo, etc.

Indudablemente, los medios de comunicación más competitivos, tan afectos a oscilar todo lo necesario para facturar, verán que el debate primero y la postura que más se imponga después (con seguridad la más perversa) les garantizarán el rating, el encendido o el ingreso a sus medios que tanto los desvela. Por supuesto, cuanto más competitivo el medio, menos principios y moralidad tendrá.

Mientras el proceso siga, se pasará a mostrar como si nada en programas diversos, entrevistas, películas y series (ya las hay) relaciones amorosas entre adultos y niños. Los ciudadanos que queden cercados por los omnipresentes mensajes pedófilos, tal vez, poco a poco, irán desistiendo de quejarse, cuestionar y fastidiar. Anulada la reacción social, los pedófilos estarán felices de haber ganado la batalla.

La ventana de Overton, cerrada en el comienzo, terminó por abrirse totalmente. Ahora sí será posible que haya políticos que presenten sus proyectos que hablarán de regulación para proteger a las víctimas de abusos y, al mismo tiempo, avalar las prácticas entre niños y adultos que "eligen" amarse.


Juan Martín Rago, actor, humorista, músico y ¿pederasta?

El conductor Mammón, que este viernes 31 de Marzo se expresó dolorido, consternado e incluso insinuando su interés en no volver a la televisión -al estilo de la fábula del zorro y las uvas (*)-, busca con actuada amabilidad decir que su acusador falta a la verdad totalmente. Hace unos días apenas, había dicho que la denuncia era parcialmente cierta.

El Código Civil y Comercial señala que se es persona desde la concepción y que se es mayor de edad cuando cumplen 18 años. La Constitución Nacional, por su parte, declara que un niño es todo ser humano desde la concepción hasta los 18 años.

La ciencia médica señala que la categoría niña expira cuando aparece la capacidad de engendrar. Cuando eso sucede en la mujer se habla de adolescente.

Las relaciones sexuales consentidas entre adolescentes (personas entre 13 y 18 años) no constituyen un delito. Pero habrá abuso sexual si hay un menor de 13 años, ya que se asegura que no tiene capacidad para consentir relaciones sexuales.

Si se trata de alguien que tiene más de 13 años y menos de 16 y de otra persona que tiene más de 18 (o se comprueba que por la diferencia de edad se aprovechó de la inmadurez sexual del primero), habrá delito (estupro).

Corrupción de menores es promover o facilitar la alteración del desarrollo saludable de la sexualidad de un menor de 18 años, incluso habiendo consentimiento.

Hay abuso sexual si hay violencia, amenaza, coacción, abuso de una relación de dependencia, de autoridad o de poder, o suministro de medicamentos, alcohol o drogas. En un caso como el del posible pederasta Rago si su víctima probara la falta de consentimiento, aún teniendo más de 16 años, cabe la acción penal.


(*) En la fábula atribuida a Esopo el zorro que no alcanza las uvas dice que no le agradan, para no quedar en evidencia en su incapacidad para obtenerlas.

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