Un monumento histórico nacional que busca recuperar su esplendor en San Isidro
Uno de los íconos del Partido de San Isidro, nacido a la sombra del templo mayor antes de que fuera catedral, escenario de reuniones heróicas, de paseos, romances, fotografías y festejos que nunca fue fundado, pero que conforma, junto a otros espacios, construcciones y calles, el conjunto de razones por las que todos nos sentimos orgullosamente parte.
Cuando el siglo XX avanzaba, la plaza fue definiendo sus rasgos con senderos, árboles, farolas y monumentos, como el dedicado a Bartolomé Mitre (inaugurado el día de Navidad de 1910), el de Adrián Beccar Varela (inaugurado el día de la fiestas patronales de 1934) y el del Padre Menini (donado por la fundación Natalio Salvatori).
Mucho antes de que se la impusiera el nombre "Mitre" (en 1921), se cuenta que fue allí donde el cura párroco Bartolomé Marquez (que ejerció entre 1773 y 1814) arengó a los vecinos para sumarlos a la patriótica expulsión de los invasores británicos en 1806.
Ahora, con el visto bueno de la Comisión Nacional de Monumentos, la municipalidad de San Isidro iniciará los trabajos que buscarán a lo largo de un año y con una inversión de unos 60.000.000 de pesos, devolverle los elementos originales del periodo que va de  1930 a 1950, el lapso escogido como referencia de la recuperación.
Los monumentos, los bancos, el emblemático reloj floral, las balaustradas, el bebedero, las farolas y el solado de ladrillos originales (fabricados en San Isidro), volverán a brillar para disfrute de los vecinos y visitantes.
Un cuidadoso trabajo conjunto de las áreas municipales (Planeamiento Urbano, el Museo, Biblioteca y Archivo Histórico Municipal "Dr. Horacio Beccar Varela" y Espacio Público) permitió elaborar el proyecto que respeta el valor de la Plaza Mitre, uno de los monumentos históricos que tiene el municipio desde el 10 de Octubre de 1963. (Leer: ¿Cuáles son los lugares y monumentos históricos de San Isidro?)
La directora del Museo Beccar Varela, la arquitecta Marcela Fugardo, declaró "La plaza Mitre es el núcleo central dentro del casco histórico de San Isidro. Es un lugar físico que se reconoce en su identidad propia pero, a la vez, es un lugar proveedor de identidad para los sanisidrenses de todas las localidades que, en ella, se reconocen también. Una plaza, cualquiera sea, es una porción de la traza de la ciudad, afectada a un uso social. Pero esta caracterización adquiere otro registro cuando se trata de una "plaza matriz": plaza fundante e histórica, en cuyos contornos se verifican los acontecimientos públicos más remotos de aquella comunidad. Es la escena privilegiada de la vida local, en la cual confluyen y con la cual se identifican todos los vecinos, en una cadena de memorias que une al presente con su pasado".
Una investigación de fotografías antiguas que realizó el Museo Beccar Varela permitió identificar cortes de época, ya que la plaza original fue transformándose a lo largo de los años, y se tomó partido por el período 1930 a 1950 como referencia para su recuperación.
La arquitecta Fugardo destacó que se identificaron todos los componentes originales para hacer una propuesta respetuosa de su valor de autenticidad, evitando su falseamiento histórico, por lo que los elementos destinados a reemplazar las partes que falten se integrarán en el conjunto, aunque diferenciándose de las partes originales.
Diego Augusto, responsable de Planeamiento Urbano, explicó que "el criterio es: mínima intervención y máxima preservación; respeto al arbolado existente; recuperación y puesta en valor de elementos que integran la autenticidad del paseo, y que ya fueron relevados".
Según este criterio, se van a retiran las luminarias que se agregaron en la década del '90, se removerán las rejas que rodean los canteros, se recuperará la traza original de los canteros, se pondrán en valor las escalinatas y las balaustradas de toda la plaza, entre otras acciones.
El solado característico de esta plaza –deteriorado por el crecimiento de las raíces de los árboles- se cambiará, manteniendo la misma tipología y el mismo color, en la parte alta de la plaza. En el centro, se incorporará un círculo del mismo solado pero de color gris a modo de huella histórica, recordando que en esta área existió una glorieta a principios del siglo XX, que comenzó a dar lugar a la morfología actual de los canteros.
En la parte baja de la plaza, se recuperarán los ladrillos "San Isidro" que estén en buen estado para poder realizar una ventana histórica en la parte central de la plaza, mientras que el resto de la superficie se reemplazará por ladrillos similares a los originales.
De arriba a abajo, habrá una rampa que conectará los extremos, y se recuperará la fisonomía original del sendero que se ubica junto a la medianera de la finca Santa Ana.
Desde el área de Espacio Público remarcaron que se mantendrá la arboleda, parte del encanto de este pulmón verde, y muestrario de la belleza forestal de San Isidro.
Para exaltar más el valor histórico de la Plaza Mitre, habrá un centro de interpretación que ofrecerá a los visitantes un recorrido visual, histórico y evolutivo de la Plaza y su entorno, alrededor del que se sucedieron acontecimientos públicos remotos.
Los monumentos
Se decidió construir una pequeña escalinata en la parte posterior del mismo, para permitir el acercamiento al monumento, generando un camino que lo rodea, y una apertura visual mayor en la vereda paralela a la avenida Del Libertador.
El reloj floral
El proyecto planteado buscará recuperar la morfología de los canteros que rodean el reloj floral y su posterior mantenimiento.
El reloj se instaló por iniciativa del intendente de San Isidro, Dr. Adrián Beccar Varela, quien imaginó que el partido podía contar con uno como viera él en una postal de la ciudad de Edimburgo. Fue así que le solicitó la construcción a José Testorelli un relojero suizo instalado en San Isidro desde 1887. Trabajando ad honorem José y su hijo hicieron que en la medianoche del 31 de Diciembre de 1913 el reloj floral comenzara a funcionar.
Una máquina Prost-freres ubicada bajo las escalinatas era la que hacía funcionar el famoso reloj y que actualmente se encuentra exhibida en el Museo, Biblioteca y Archivo Histórico Municipal "Dr. Horacio Beccar Varela". Esta máquina contaba con una cuerda de contrapesos por lo que en la instalación original debió construirse un pozo lo suficientemente profundo para el descenso del contrapeso de la cuerda.
Aquel mecanismo, luego de mucho tiempo, fue reemplazado por una nuevo electrónico, facilitando su mantemiento y limpieza.
La iluminación
El proyecto de iluminación posee dos instancias: la primera es la puesta en valor y recuperación de las luminarias originales de la plaza. Las columnas de iluminación tenían originalmente un globo que posteriormente fueron reemplazados por dos tulipas. Se hará un trabajo de decapado sobre las columnas para descubrir su color original. Las luminarias serán de tecnología L.E.D.
La segunda instancia implica iluminar los sectores más oscuros. Se colocarán artefactos de iluminación en jaulas al nivel del suelo que iluminarán monumentos, árboles y bolardos bajos y para demarcar los caminos laterales de la plaza (Padre Menini y a Ituzaingó).
Obras hidráulicas
Es la ejecución de la totalidad de la instalación pluvial de la plaza, con su conexión a la ya existente sobre la calle La Salle. El sistema de desagüe pluvial en la Plaza es muy antiguo y de materiales que ya han quedado fuera de uso. Se plantea un nuevo sistema con cañerías de materiales probados, para asegurar su buen funcionamiento.
Por la presencia de grandes desniveles en la plaza es que se tomó la decisión de generar una cañería de desagüe principal por la calle Ituzaingó, en donde todos los ramales transversales a este se van conectando. Se decidió pasar la cañería por ese sector ya que la calle es de adoquines y su desmonte es relativamente sencillo.
Los niveles de la plaza fueron estudiados preliminarmente para evaluar el desagote de las aguas de lluvia planteando rejas pluviales, cortando el recorrido de las aguas de lluvia, e impidiendo la acumulación de las mismas.
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