Como era de esperar, nuevamente un informe elaborado por la Universidad
Católica Argentina, dedicado a la temática del narcotráfico y el consumo de
drogas en nuestro país, provoca análisis alarmantes.
En los últimos años
el narcotráfico y el consumo de drogas fueron ocupando de manera progresiva un
espacio cada vez más relevante en la vida social.
“La
justicia –dice el informe- ha ido tomando cartas en el asunto.
Sin embargo, desde el campo político las respuestas no fueron nunca claras ni
firmes. Ha faltado determinación, continuidad y coordinación en las
políticas.”
El Estado se ha mostrado
“inoperante” para enfrentar de manera efectiva el aumento de la
narco-criminalidad y de las adicciones.
“El consumo y comercio
de drogas ilegales a nivel de la población se monta sobre un fenómeno mucho más
complejo que esconde poderes económicos y políticos que operan en las sombras, y
cuya erradicación requiere de información oficial, políticas de seguridad,
campañas de concientización, estrategias adecuadas de prevención y
rehabilitación, y, fundamentalmente, condiciones para un desarrollo humano que
eleve la calidad de la vida familiar, la educación, el trabajo y la integración
comunitaria”.
La Encuesta de la Deuda Social Argentina que
aplica el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA, se realizó sobre
una muestra de 5.680 hogares urbanos y contiene preguntas que
permiten identificar la presencia de venta, tráfico y/o intercambio de drogas
ilegales, y sobre la existencia de algún miembro del hogar con adicciones
severas y de los factores de riesgo asociados.
En el período considerado
se observa un importante incremento en la proporción de hogares que percibe de
manera directa que en su barrio se venden drogas ilegales.
En el bienio
2013-2014, los hogares en las regiones urbanas de mayor
concentración de población (AMBA y Pampeana) y también en las que conforman el
norte del país (NEA y NOA) son los que presentan niveles más
altos de registro de venta de drogas ilegales en su barrio.
Al
mismo tiempo el incremento más fuerte tuvo lugar en las Regiones NEA, Patagonia
y en el Conurbano Bonaerense.
Los barrios en donde habitan los sectores
más pobres es donde más incidencia y mayor crecimiento ha
registrado la narcocriminalidad.
Si bien el registro de venta de
drogas tiende a ser más alto en los espacios con baja presencia policial, en las
regiones AMBA, NOA, Pampeana y Patagonia la presencia policial no parece
evitar el incremento en el registro de venta de drogas, que se presenta
en la misma proporción en barrios sin ella.
En AMBA hay una mayor
problemática asociada a las drogas (especialmente en el
Conurbano Bonaerense) en tanto que en NOA y NEA es sobresaliente el
alcoholismo.
En los hogares familiares extendidos, en
donde hay jóvenes entre 14 y 25 años y cuyos jefes están
desempleados o desocupados se elevan significativamente las adicciones severas
en todas las regiones urbanas llegando a duplicarse en el Conurbano
Bonaerense.
Los hogares del Conurbano Bonaerense con jefes desocupados /
empleos precarios o con miembros de menor edad, triplican la presencia de
adicción a las drogas respecto al resto de áreas urbanas analizadas.
La
adicción a las drogas también se ve asociada a la privación de la libertad de
algún integrante del hogar. El alcoholismo se advierte en hogares de
estrato socioeconómico muy bajo, emplazados en barrios vulnerables cuyo jefe
pertenece a una clase trabajadora marginal, se encuentra desocupado/desempleado.
En tanto que exceptuando CABA los hogares con núcleo familiar incompleto o
extendidos refieren mas problemas por adicción a bebidas alcohólicas.
Es
notorio cómo los síntomas de ansiedad y depresión aumentan al doble en aquellas
personas que viven en un hogar con problemas de adicción al alcohol o a las
drogas en comparación con los que no padecen ese flagelo, en el Conurbano
Bonaerense y Resto Urbano Interior.
Los problemas asociados a mala
calidad del sueño son particularmente mayores en las personas de hogares con
toxicomanías del Conurbano Bonaerense.
El hábito de fumar cigarrillos
está íntimamente relacionado con las personas de hogares toxicómanos,
principalmente del área Resto Urbano del Interior.
La mitad de las
personas que viven en Otras Áreas Metropolitanas o en Resto Urbano del Interior
y en cuyos hogares hay problemas de adicciones severas dicen que no tienen
amigos o familiares cercanos que les brinden ayuda frente a diversas
necesidades.
El sentimiento de infelicidad se triplica en los integrantes
de hogares con problemas de adicciones en comparación con los que no padecen esa
situación.
La investigación cualitativa realizada en diferentes
vecindarios del “núcleo duro de la pobreza” en la región metropolitana del Gran
Buenos Aires dejó evidencias robustas sobre cómo la droga atraviesa la vida
cotidiana de dichas comunidades con intensidad creciente.
Con ese marco,
surge la figura social del sujeto “drogadicto” / “víctima”, en su mayoría
varones pero también mujeres, jóvenes, marcados por las pérdidas, carentes de
afecto, expulsados por la escuela, excluidos del mercado de trabajo, sin
referentes sociales ni apoyos morales, distintos aspectos que configuran una
trayectoria de vida marcada por un proceso de fuerte vulneración en su dignidad
humana.
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