El domingo 15 de Diciembre de 2013 el obispo de San Isidro, monseñor Oscar Vicente Ojea, hizo público un comunicado que llevaba el título "Asumir, pedir perdón y deseo de reparar", con el cual la diócesis pidió perdón a las víctimas de abusos cometidos por el sacerdote José Antonio Mercau, en la localidad de Ricardo Rojas (Tigre). En aquel comunciado se expresaba la decisión de reparar a las víctimas "moral y económicamente".
Desgraciadamente, el 18 de Marzo la justicia -el Tribunal Oral Criminal 7 de San Isidro integrado por los Dres. Mónica Tisato, María Coehlo y Eduardo Laveña- dejó en libertad al sacerdote Mercau, que había sido condenado a 14 años de prisión por abusar de al menos 5 niños que estaban a su cargo. La asociación Madres del Dolor calificó la excarcelación de irrazonable.
Mercau ejercía el destino pastoral asignado por el obispo Jorge Casaretto en la parroquia "San Juan Bosco" en Tigre. Fue ahí donde abusó de varios menores y fue condenado a prisión por lo que confesó: 4 casos de corrupción de menores y 2 hechos de abuso sexual agravado. Los hechos fueron denunciados en 2005 y luego de 6 años, el sacerdote recibió la condena por "delitos de abuso sexual y corrupción de menores". Luego de estar recluido 3 años en un monasterio en Los Toldos y no haber respetado las condiciones de detención, terminó siendo trasladado a la Unidad 41 de máxima seguridad del complejo penal de Campana.
"El cura Mercau es un violador y le otorgaron el beneficio del 2 por 1, que no se merece; primero porque debía cuidar de los niños, segundo porque es un religioso y tercero por la condición humilde e indefensa de las víctimas, que tenían entre 7 y 10 años cuando las abusó", denunció Madres del Dolor.
El sacerdote "elegía a los pibes del hogar de acuerdo a su situación de vulnerabilidad: eran huérfanos o tenían padres analfabetos que en ocasiones no entendían lo que les estaba pasando a sus hijos", afirmó la Dra. Mariana Zárate, abogada de 4 de las víctimas.
"Ayer presentamos una apelación, esto es una vergüenza; encima fijó domicilio a seis cuadras de la catedral de San Isidro, por lo que puede cruzarse con los chicos en cualquier momento", denunció la abogada.
Para las Madres del Dolor esta medida es "irrazonable", ya que se decidió excarcelarlo "diciendo que como el proceso duró más de 3 años ya no puede estar preso; pero lo que no toman en cuenta es que fueron sus abogados defensores quienes dilataron todo".
"También dijeron que le aplicaron la ley del 2 por 1 porque uno de los hechos ocurrió en el 2000, sin contemplar que esto se interrumpió en el 2005 por otros hechos de abusos y que son hechos independientes", denunciaron.
La abogada de las víctimas precisó que al mes de ingresar al Hogar "el cura empezó con tocamientos, iba al baño a verlos desnudos y en dos casos se probó acceso carnal" y agregó que Mercau tenía "una especie de agenda" y abusaba "un día de cada uno desde el 2000 hasta el 2005".
Según los magistrados, un reciente informe psicológico realizado al sacerdote -actualmente de 56 años- revela aún "un acentuado apego al pasado, tensión, tendencia a la impulsividad y una endeble capacidad reflexiva respecto de su accionar transgresor".
La decisión de monseñor Ojea estuvo en sintonía con el pedido del papa Francisco a los obispos: "Asistan a las víctimas en el doloroso camino de curación, que conducen con valor".
"Nosotros decidimos hacer público este pedido de perdón porque creemos que tendrá un efecto sanador, no sólo para las víctimas, sino para la sociedad. El sacerdote que cometió los abusos era parte de un cuerpo que es la diócesis y nosotros asumimos la responsabilidad como cuerpo, por no haber podido evitar que esos abusos ocurrieran. Como Iglesia, todos somos responsables", afirmó el padre Máximo Jurcinovic, vocero del obispo.
"Las secuelas que deja el abuso sexual en el futuro de los niños y de los jóvenes no se pueden medir. Su vida vincular y afectiva queda lastimada en lo más hondo por la violación de su intimidad. La conducta del que abusa también hiere a todo el cuerpo de Cristo y quiebra la confianza en la comunidad. Este mal causado nos hace experimentar un vivo dolor como miembros de la Iglesia", dice el comunicado, que será leído en todas las iglesias de San Isidro.
Monseñor Ojea llegó a la conclusión de que era necesario pedir perdón públicamente después de una serie de encuentros que mantuvo con los cuatro jóvenes víctimas de abuso que en 2005 impulsaron una causa penal contra el padre Mercau. En los encuentros, al obispo le quedó en claro que, más allá de asistirlos pastoralmente, era necesario hacer algo por devolverles dignidad.
José Mercau fue ordenado en la diócesis de San Isidro el 14 de Diciembre de 1984 junto a Martín Fassi, José Luis Quijano, Cristian Gramlich (también acusado de abuso) y Mariano Loza (que abandonó el sacerdocio en 2007).