Mientras muchas familias viven la alegría de ver cómo los chicos disfrutan –a pesar del frío- de las vacaciones de invierno, en los últimos días siguieron ocurriendo hechos delictivos que estremecen a la comunidad de Boulogne.
El domingo 21 de Julio el obispo emérito de San Isidro, Jorge Casaretto, fue víctima de un asalto a mano armada a las puertas de la capilla Santa María de los Ángeles [Padre Castiglia 1180, Boulogne].
Casaretto arribó a las 11:00 de la mañana para oficiar la Santa Misa en reemplazo del párroco Ignacio Dodds (que está acompañando a un grupo de jóvenes en misión pastoral), cuando dos delincuentes –que minutos antes rondaban la zona- lo amenazaron con un arma y le robaron su vehículo. El prelado, de 76 años, no opuso resistencia y los malvivientes huyeron, pero a pocas cuadras se estrellaron con el auto y se dieron a la fuga. Casaretto ofició la celebración eucarística a las 11:30 como estaba previsto.
El jueves 18 de Julio alrededor de las 14:00 un matrimonio de adultos mayores estaba esperando un colectivo en Tiradentes y Abriata para ir a una consulta médica, cuando un delincuente se acercó, abrazó sorpresivamente y acuchilló al hombre para robarle el dinero que llevaba encima. A consecuencia de este hecho a la víctima, de 83 años, debió extirpársele un riñón y está internado en coma farmacológico.
El viernes 19, cerca de las 19:00, un vecino llegaba a su casa por la calle Rosario luego de su jornada de trabajo en Buenos Aires cuando dos delincuentes en moto lo abordaron y le robaron el celular y el reloj. Afortunadamente, más allá de la desagradable situación, no lo agredieron físicamente.
El combate de la delincuencia requiere, sin dudas, la articulación de múltiples acciones. La responsabilidad primera, en manos de la policía provincial, sabemos todos que es cuestionada por la mayoría de la población, habida cuenta de los pocos resultados en la tarea preventiva y cuando los hechos se concretan.
Por su parte, las acciones municipales a través de cámaras de seguridad y patrullaje con móviles propios son, naturalmente, un complemento que mes a mes da interesantes resultados, mientras las causas sociales del delito continúan sin ser atendidas como verdaderas Políticas de Estado.
Finalmente, la dudosa efectividad de la justicia en garantizar que los delincuentes estén separados de la sociedad y la continuidad de un sistema penitenciario que suele no reinsertar a un ciudadano útil sino que devuelve a alguien que insistirá en delinquir, sólo nos hace pensar que el problema no tiene solución, al menos en los próximos años.
Es de entender que, cumpliendo los mismos pasos sólo es posible obtener los mismos resultados: Si no se asumen verdaderas y consensuadas Políticas de Estado que atiendan la ofensiva pobreza que viven miles de argentinos, si no se combate denodadamente el tráfico y el consumo de drogas, si no se gastan más esfuerzos en apuntalar a las familias y a la solución de cualquier conflicto que las acose, si no se toma en serio que la escuela no está para dar una merienda o para contener sino para educar, si no se deja de utilizar a las clases mas rezagadas como piezas de un armado político, entre otras cosas, nada cambiará y todo empeorará.
Las entidades que trabajan por la niñez o la adolescencia, por las familias, por los liberados, hacen su parte buscando un horizonte mejor, pero la "fábrica" de delincuencia trabaja más rápido.
