Se anunció que el músico Roger Waters sería recibido el martes 6 de Marzo por la presidente Cristina Fernández en una audiencia que nada tiene que ver, según informó el propio gobierno, con el dinero por las actuaciones del artista.
Creíbles o no las explicaciones sobre el contenido del encuentro, lo cierto es que no parecen tener el mismo tratamiento o la misma dedicación las múltiples realidades de los argentinos.
Sin ir más lejos, muchos tienen demasiado presente el tiempo que demoró el gobierno en brindar un comunicado por la tragedia ocurrida en la estación Once, a pesar de la intensa cobertura que un hecho de estas características provoca.
La familias de las víctimas (fallecidos y heridos, todos lo son) deberían haber contado con la presencia real de la presidente en el lugar de los acontecimientos, al menos para intentar demostrar interés real en que esto excedía la capacidad de asombro de los argentinos.
Pero, la ausencia de declaraciones de dolor, el abandono del lugar de responsabilidad que merece el Estado, el intento de "acusar" a los que utilizan ese tren, se acercan al primer vagón o viajan en lugares inapropiados (como el pobre Lucas Menghini) sólo son una muestra más de que el gobierno encabezado por Cristina Fernández no quiere ver la realidad. Y mucho menos cuando esa realidad muestra sus propios errores.
En otro tiempo, o en otro lugar, un funcionario como Schiavi sería capaz de renunciar por su parte de responsabilidad ante lo sucedido, un gobierno pondría contra la pared a la empresa que tiene concesionado el servicio ferroviario, y pondría en prioridad el esclarecimiento del mal llamado accidente.
Pero, como es sabido, la presidente dice que aceptaría críticas a lo que no funciona en el país y, como para ella y toda su estrategia de comunicación, todo lo que hace el Gobierno... está bien, no hay lugar para las críticas.
Los mea culpa les corresponden a los de la oposición, los que participaron de la fiesta menemista, los empresarios que se quejan de los manejos de Moreno, los productores agropecuarios que se quejan de vicio, y los maestros... que trabajan 4 horas y tienen 3 meses de vacaciones.
No hay duda sobre la cantidad de reuniones protocolares de las que debe participar un primer mandatario por diversas razones, pero, valga también señalar, que con tantas y duras realidades que merecen atención recibir a Roger Waters es sólo una desafortunda expresión de vulgaridad como la protagonizada en su momento por Menem en su casi constante coqueteo con el mundo de las vanidades.