Quejarse menos y agradecer más. Estar dispuestos a un cambio y a entrar en movimiento.
Gustavo Zerbino, uno de los 16 sobrevivientes de la tragedia de los Andes, compartió su punto de vista en una emotiva charla en el Colegio Marín, ante un auditorio lleno.
"Nosotros veníamos de un país, Uruguay, donde la montaña más alta es el cerro Pan de Azúcar, de 510 m (con la Cruz incluida), donde no existen la nieve ni las temperaturas bajo cero. Viajábamos en el avión sin abrigo y con zapatos de suela. Y tuvimos que sobrevivir durante 73 días a 4800 m de altura, en un lugar jamás pisado por ser humano alguno, con una amplitud térmica de -40 a -45 Cº. Por otro lado, en 2005, en menos de doce horas en un ejercicio militar en Los Andes, murieron 45 de 81 jóvenes chilenos. Estaban bien dormidos, bien comidos, con botas... ¿Cuál es la diferencia entre ambos grupos? Ellos conocían los peligros de la montaña, nosotros no" manifestó Gustavo Zerbino ante un auditorio lleno.
El viernes 13 de Octubre de 1972 un avión uruguayo, que llevaba 45 pasajeros a Chile, de los cuales muchos eran estudiantes y jugadores de un equipo de rugby, se estrelló en la Cordillera de los Andes. Doce murieron a causa de la caída, los sobrevivientes a esta tuvieron que soportar entre otras cosas a la temible Cordillera, treinta grados bajo cero durante las noches y al hambre. Trataron de resistir con las escasas reservas alimenticias que poseían, esperando ser rescatados, pero su esperanza cayó al enterarse por una radio, que se había abandonado la búsqueda. Finalmente hartos de las bajísimas temperaturas, los amenazadores aludes, angustiados por la continua muerte de sus compañeros y la lenta espera del rescate, dos muchachos deciden cruzar las inmensas montañas para así llegar a Chile. De esta manera es como el 22 de Diciembre de 1972, después de haber estado durante 72 días aislados de todo, el mundo se entera que dieciséis vencieron a la muerte en la Cordillera de los Andes.
"Tenemos que aprender a manejar la mente -afirma Gustavo- para que esté a nuestro servicio y para que nos permita ser parte de la solución y no de los problemas, modificando patrones de conducta que tenemos automatizados. El único momento y lugar en que los seres humanos podemos tomar acción es en el presente. Sin embargo, vivimos como moscas aplastadas entre dos vidrios: por el pasado que ya fue y no puedo cambiar, y el futuro que no conozco. No aceptamos la realidad del ahora. Le tenemos pánico al presente. Mientras trabajamos en la oficina, estamos pensando en nuestra mujer, nuestros hijos o nuestra novia. Cuando terminamos de trabajar, manejamos con piloto automático hasta llegar a casa, vienen nuestros chicos corriendo “papá, papá”, y pensamos en el laburo. ¡Siempre estamos determinados por otro momento! Esto nos produce insatisfacción".
Fue uno de los 16 sobrevivientes del accidente aéreo de los Andes, donde murieron 29 personas. Gustavo Zerbino, uruguayo de 48 años, es presidente de la compañía farmacéutica Merck en Uruguay. Comparte su trágica experiencia en la cordillera chilena en la que tuvo junto al resto de sus compañeros del equipo de rugby que decidir comer carne del resto de los fallecidos para poder sobrevivir ¿Cuál es el deporte nacional según Gustavo? "La queja permanente. Pensamos que con eso, algo va a cambiar, cuando en realidad, al posicionarnos como víctimas, no hacemos nada. En la cordillera, la primera norma que surgió era que estaba prohibido quejarse. ¿Saben por qué? Porque no se puede agregar caos al caos".
En Uruguay, que solamente se conoce por los campeonatos de fútbol, se convirtió en la víspera de la Navidad de 1972 en “Noticia”. Y los hechos llenaron las páginas de los diarios de todo el mundo: cuarenta y cinco uruguayos se habían perdido en los Andes a causa de un accidente aéreo el 12 de octubre y dieciséis se salvaron gracias a dos de ellos que caminaron durante diez días a temperaturas extremas y a una altura de cinco mil metros atravesando los Andes y logrando llegar a la civilización después de setenta y dos días en la nieve.
Por eso es que las palabras de Gustavo son tan importantes para el auditorio del Marín sus reflexiones son precisas y siempre orientadas a lo positivo a la lucha cotidiana por lograr los objetivos "más del 90% de las personas que fracasan, lo hacen sin haberlo intentado, sólo porque pensaron que era imposible lograr sus objetivos y encontraron razones convincentes pero falsas para no entrar en movimiento.Los seres extraordinarios no existen, sí existen seres humanos ordinarios capaces de algo extraordinario. Basta encontrar un motivo superior que nos lleve a la acción. Si tenemos algo importante para hacer mañana, vamos a querer vivir el hoy, vamos a prepararnos para eso. Si no, el presente no tiene sentido.Podemos elegir vivir con la mente orientada a la crisis, justificándonos permanentemente y quejándonos o aceptando la realidad tal cual es, transformando los problemas en oportunidades, siendo parte de la solución" afirma con firmeza el gran sobreviviente de los Andes.