Lo que consideran una alegría -no trabajar en su día- los vendedores de diarios y revistas de la ciudad y la provincia de Buenos Aires no fue fácil, a juzgar por los comentarios de sus mismos protagonistas.
La tensión fue abundante para llegar a este punto e incluso hubo presiones de distinto tipo: llegaron a ofrecerles el 90% del valor de tapa del diario para que trabajen. Y algunos dicen, van a trabajar.
Si bien esta situación parece desestabilizar las cuentas de las empresas periodísticas más importantes, hay quienes suponen que el año que viene la cosa será más dura aún: el día del canillita será domingo, la jornada de mayor venta de diarios.
En la negociación previa al 7 de Noviembre, se llegó a sugerir que el día del vendedor de diarios pase a celebrarse el primer o segundo martes de Noviembre, ... que estadísticamente tendría menos impacto económico en las empresas.
En medio esta búsqueda gremial, el camionero Moyano intervino y presionó como parte de la movida gubernamental en contra de Clarín, en especial.
Mas allá de esta interna -no tan interna- del gobierno contra el periodismo en general, acusándolo de mostrar la pobreza, de trabajar para desacreditar su gestión (como si hiciera falta que alguien los ayude en la caida...), es curioso cómo en los emporios de noticias, fuera de cuál es el diario que a cada uno le guste leer, la búsqueda de beneficios no cesa nunca. Todavía se oyen las quejas de los canillitas de cuándo le redujeron el porcentaje de beneficio a los canillitas en un 20%.
Los observadores del fenómeno noticioso pronostican que, aunque muchos seguirán queriendo tener la información en papel, el número de quienes se informan por otras vías seguirá creciendo. Ya en otros países, las empresas periodísticas han invertido muchos recursos en sus versiones digitales, habida cuenta de la caída en las ventas de diario.
Es cierto que en Internet no está siempre está el diario completo, ni es tan fácil leer de un monitor. Y que el papel permite muchas otras posibilidades: viajar, tomar un café, desayunar tranquilo un domingo, compartir los suplementos, etc.
Pero también es cierto que es tal el bombardeo de información que un ciudadano común recibe termina por adormecer la capacidad de asombro e imposibilitando procesar tantos datos.
El canillita, el vendedor de diarios en un puesto fijo, no sólo es una persona que nos vende una publicación, también es alguien al que espontáneamente se le tiene confianza, se le confía. Al canillita se le pregunta sobre una calle, un colectivo, una dependencia pública. La gente sabe que ese hombre está en ese lugar y que está inserto en esa geografía urbana con su natural capacidad de observación y, generalmente, predispuesto a un comentario al paso.
Como sea el análisis, el sábado 7 de Noviembre no habrá kioskos de diarios ni canillitas recorriendo medios de transporte ni calles. Estarán disfrutando de un merecido descanso en su dia.
¿De dónde viene el nombre "canillita"?
El día del canillita comenzó a festejarse el 7 de Noviembre de 1947, en conmemoración a la fecha de muerte de Florencio Sánchez. Este dramaturgo uruguayo dio origen a esta denominación en su obra "Canillita". En ese libro designa así a un chico de piernitas flacas que vendía diarios.
Hasta hace algún tiempo, no se editaban ni se vendían diarios ni revistas en este día. Eso cambió y ahora parece haberse recuperado ese feriado para los vendedores de diarios.
La primera vez que se escuchó el grito de un vendedor de diarios fue en 1867 cuando anunciaba: “¡La República! ¡La República!”. Éste era el nombre de un diario de la época que ideó aquella forma de venta directa. Debido a su éxito, esta costumbre fue adoptada por otros diarios, creándose así una nueva fuente de trabajo.
