Condenados
Los acusados del crimen de Ernesto Mata, el comerciante de Martínez de 50 años asesinado en Junio del 2008 durante un asalto en su casa, fueron condenados el martes 13 de Octubre a penas de 20 y 25 años de prisión.
El Tribunal Oral en lo Criminal 4 de San Isidro condenó a Sebastián Rodríguez Vázquez y a Alejandra Ortíz por el delito de "homicidio en ocasión de robo agravado por el uso de arma de fuego". La sentencia, a cargo de los jueces Hernán San Martín, Osvaldo Rossi y Federico Ecke, ordena que a ambos se los declare "reincidentes" y que si este fallo queda firme, a Rodríguez Vázquez se le unifique la pena dictada en la fecha con otra aplicada por un tribunal de San Martín.
Sofía Rodríguez, la viuda del comerciante asesinado, estuvo acompañada en la sala de audiencias por el intendente de San Isidro, Gustavo Posse; por Juan Carlos Blumberg y por otros familiares de víctimas de la inseguridad, entre ellos algunas Madres del Dolor. La viuda se mostró satisfecha con la sentencia dada a conocer hace instantes. "Se hizo justicia", aseguró.
"Realmente fue alevoso lo que pasó en mi casa, está bien, obtuvieron lo que merecían. Por ahí, la expectativa era un poco más, pero veinte o veinticinco años es un montón", dijo Sofía Rodríguez, quien afirmó que en todo momento se sintió acompañada por su marido.
"Ernesto en todo momento estuvo con nosotros, protegiéndonos como esa noche protegió a mi hija para que no le pasara nada. Hizo todo lo que pudo, dio su vida por nosotros como familia", agregó.
Por su parte, el abogado de la familia Mata, Miguel Angel Pierri, se mostró satisfecho por la condena y dijo que "lo importante es que se pudo probar que esta mujer estuvo adentro de la casa y participó del evento que terminó con la vida de Mata."
"Nosotros llegamos con muy pocas posibilidades a este juicio y me voy conforme. Es lo que se merecían" los acusados, añadió la viuda. En este sentido, remarcó que, tras la sentencia, "por 20 ó 25 años va a haber dos (delincuentes) menos en la calle".
La noche del 11 de Junio de 2008, cinco ladrones interceptaron a Mata -dueño de un local de ropa- cuando llegaba a su casa con su mujer. El comerciante estacionó su camioneta 4x4 en la puerta y tres asaltantes los amenazaron y los obligaron a entrar a su chalet, donde estaban su hija, de 16 años, y su hijo, de 21. Antes, habían reducido a un vigilador que estaba en una garita, a 50 metros de allí.
La chica, que vio que algo pasaba, se encerró en el baño e intentó llamar al 911. Pero no pudo comunicarse. La que sí llamó a la Policía fue una vecina. Mientras los ladrones revolvían la casa, llegaron dos patrulleros. Un policía se bajó del móvil y tocó el timbre. Entonces, uno de los asaltantes -vestido de traje- salió y se hizo pasar por el dueño de casa. "¿Qué pasa, muchachos? ¿Por qué vinieron? Acá está todo tranquilo. No hace falta tanta gorra", les dijo a los policías. El término "gorra", usado en la jerga de los delincuentes, llamó la atención de los agentes, que pidieron refuerzos.
Al ver que no se iban, los tres ladrones que estaban dentro de la casa -se cree que los otros dos hacían de "campana" afuera- salieron a la calle usando como escudo a la hija de Mata. La llevaron de los pelos un par de metros hasta que logró zafarse, correr y zambullirse en una camioneta policial. Allí la cubrieron con chalecos antibalas para protegerla.
Fue entonces cuando se inició un tiroteo. Al escuchar los disparos, Mata salió de su casa. Recibió un tiro en la nuca y poco después murió.
De los cinco integrantes de la banda, tres murieron en la calle tras el tiroteo con la Policía.
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