Este es el texto elaborado por la Dra. Laura Capizzano que fue leído en el acto de donación:
San Isidro, 15 de Mayo de 2009, en el día de San Isidro Labrador, al capitán Aldo Garrido:
Esbelta y aplicada bastaba con observar su mirada, su sonrisa limpia de las que pacificaban con un espíritu de trascendencia y honor, era para mi , "médica de cuerpos y almas", como él me llamaba, un privilegio cruzarme con él en las tardes y las mañanas de este San Isidro que me vió nacer.
¡Cómo no podría creer en este "ángel" que llenaba de aliento y enseñaba con su actitud y su conducta a confiar una y otra vez en el ser humano!
Mi tan estimado Garrido: Usted comprendía en su mente y en su corazón las vilezas y las grandezas humanas. Lo transmitió todo el tiempo y fielmente y, en su madura juventud, estaba llamado a trascender... Destino sólo reservado a los nobles de corazón.
Lo recuerdo en ese apretón respetuoso de manos, con un "¿Cómo esta doctora Capizzano?", tan sincero, con esa sinceridad de los que se detienen en nuestro camino y "nos prestan atención". "Atención" ese "estar atento" que había aprendido de su creencia profunda en Jesús "Camino, Verdad y Vida".
Nació en este día de San Isidro Labrador, nuestro patrono como un designio de laboriosidad.
Sé que lo encontraré en la eternidad, donde se juntan las almas buenas y salvas... En aquel paraíso, entre sonrisas, juntos con los que aquí están, recordaremos este paraíso, mezcla de río y cielo, pueblo chico, nuestro San Isidro.
Querido Garrido, lo extrañamos mucho, pero hemos aprendido de nuestro padre Dios que hay que honrar a los que honran. Ud. merece nuestra honra... Hasta pronto. Su gente y su doctora con sumo respeto y profundo aprecio. Que así sea.