Una vida por la comunidad
En el magnífico salón del colegio “San Juan El Precursor” [Anchorena 454, San Isidro], la Fundación San Isidro para la Educación, las Ciencias y las Artes, entregó el “Premio Fundación San Isidro 2009”, a la Sra. Ivonne Rousset de Tedesco.
Se hallaban, además de su esposo, Jorge Tedesco, familiares y amigos, representantes de entidades intermedias que saben de la dedicación que la querida Ivonne vuelca en cada actividad que realiza.
En primer término se refirió al premio a entregar el presidente de la institución, Dr. Raúl Crespo Montes, quien volvió a destacar la importancia de este reconocimiento con el que se distingue una vida al servicio de la comunidad sanisidrense desde hace 26 años.
Siendo ésa una característica fundamental para el otorgamiento del premio sólo es posible que lo reciba un ejemplo vivo en medio de San Isidro, alguien que reúna los valores, el esfuerzo y la constancia necesarios.
Posteriormente, le tocó la labor de presentar a la premiada a la Sra. Amalia Lagos de Rodríguez Perea quien se excusó, en sus primeras palabras, de poder imprimir a su valoración algo de objetividad, ya que la amistad y el respeto que la une a Ivonne se lo impedirían.
Amalia reseñó la vida de Ivonne comenzando en el barrio de Belgrano (antiguo pago del Monte Grande) donde vivió y estudió; llegaría para afincarse a San Isidro ya casada, aunque desde niña los paseos a nuestro lugar eran frecuentes. Luego de su paso por la Universidad de Buenos Aires (Ciencias Económicas), concluyó su profesorado en inglés y folklore. En San Isidro se dedicó a la docencia en forma privada.
Luego de participar del primer curso de guías de turismo, que se dictó en la Casa de la Cultura en 1981, fundó el Centro de Guías de Turismo de San Isidro, que presidió con gran vocación de servicio durante muchos años. Para complementar sus conocimientos siguió cursos de arte, de historia de la ciudad de Buenos Aires, de museografía y de naturalismo (para incorporar los conceptos ecológicos a los paseos turísisticos).
Ivonne de Tedesco fue, durante muchos años, guia bilingüe honoraria en la Casa de Gobierno y guia voluntaria en la Biblioteca Nacional. Desde 1985 pertenece a la Fundación San Isidro, es rotaria honoraria del Rotary de Punta Chica, miembro de número del Instituto Histórico Municipal de San Isidro y pertenece a la Asociación San Isidro Tradicional, es miembro de la comisión asesora para la nomenclatura de calles de San Isidro, miembro de la Asociación de Amigos del Museo Pueyrredon, miembro de la Asociación de Amigos del Museo Beccar Varela, perteneció a la comisión directiva de la Biblitoeca Popular de San Isidro y recibió, en 1993, el diploma al mérito de parte de la Asociación San Isidro Tradicional, participa de las Jornadas del Pago de la Costa con trabajos de investigación de alto nivel, y es organizadora del curso de guías de turismo de San Isidro.
"Respeto y admiro a Ivonne. La respeto por su fuerza y por su tenacidad, la admiro por su integridad, amor a la verdad y generosidad para colaborar con la comunidad en lo histórico, en lo cultural y en lo social.", señaló afectuosamente Amalia Lagos sobre el final de su reseña.
Luego de recibir la distinción en medio de intensos aplausos de los presentes, Ivonne Rousset de Tedesco, agradeció amablemente y dijo que desde niña esta en el ella el interés por los lugares y las historias, por la cultura y el conocimiento.
Recordó que en los paseos que hacía con su familia miraba con asombro y atracción los lugares que visitaban en San Isidro. Y que en un viaje que pudo realizar a Europa pasaba mucho tiempo escribiendo entusiasmada sobre lo que veía en los paseos.
Su aplicación al estudio la hicieron, según contó, una jovencita algo retraída, tal vez alguien más interesada en aprender que en jugar y divertirse. Aunque eso, seguramente, no fue suficiente para que se ganara el aprecio de sus compañeras, muchas presentes en este emotivo acto.
La querida Ivonne tuvo palabras también para agradecer a la adversidad: a los 28 años descubren que padece diabetes y eso condicionó una parte de su vida. Pero, dijo, la enfermedad le permitió también un aprendizaje y, con él, mayor cuidado y metodicidad con el trabajo, mayor dedicación y exigencia.
La reunión concluyó con demostraciones de afecto y un brindis en el hermoso patio del histórico colegio.
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