San Isidro, Buenos Aires | |

 

 

 

 

 

 

     
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  .: FAMILIA

 
El presente y el futuro necesita amores sólidos
   
[2007] -

La Cámara de Diputados de la Nación -y el Senado tomaría igual camino- modificó, luego de 20 años, la Ley 23.515 de Divorcio Vincular -artículo 236 del Código Civil- estableciendo una reducción de 3 a 1 las audiencias conciliatorias a convocar por los jueces, lo que aceleraría en 6 meses aproximadamente la tramitación de un divorcio.

Con este cambio se suprime la obligación del juez de intentar evitar el divorcio. Se limitaría a verificar que ambas partes quieran romper el vínculo conyugal. Ya no tendría la facultad, como ahora ocurre, de indagar respecto de las razones que llevaron a los cónyuges a decidir romper su vínculo.

En la mísma Cámara hay otros proyectos que buscan introducir nuevos cambios en la legislación de divorcio, como el que pretende que ya no sea obligatorio un plazo mínimo de 3 años de matrimonio para que ambos cónyuges manifiesten su voluntad de separarse.

Sobre este tema Portal Uno Argentina consultó al Dr. Cristián Conen, abogado matrimonialista, director académico del Instituto de Ciencias de la Familia de la Universidad Austral.

El especialista señaló que "en Derecho de Familia hay tres grandes tendencias en este momento: una tendencia individualista, una estatista y una tendencia personalista. La lógica de la tendencia individualista es la lógica del "contrato" que es la lógica de la autonomía de la voluntad, es decir, las partes crean un contrato por lo tanto crean su contenido y, puesto que lo crean, también lo disuelven."

"Lamentablemente esta es la lógica que se ha incorporado al sistema civil, por un error de conceptualización que se produce en el siglo XII, cuando se discute en la universidad de Bologna y en la universidad de La Sorbonne qué era lo que casaba, si los esponsales (estos pactos que hacían las familias que vinculaban a los novios) o las nupcias (que era cuando la novia era llevada a la casa del novio y comenzaba la vida en común)."

"Se llega a la conclusión que lo que casaba eran las nupcias, entonces se busca una figura jurídica que sea similar a algo que comience con un consentimiento. Y por error se categoriza al matrimonio como contrato, no solo los autores civiles, sino también los canonistas. Lo que pasa es que se empieza hablando de un contrato "sui generis", pero después -con todo el proceso de secularización- queda el contrato y su lógica".

"Si bien el Derecho de Familia sigue siendo de orden público, es decir, las partes no pueden a través de convenciones particulares modificar la ley de familia civil, ese orden público es también de contenido individualista, puede reformarse. Esto es lo que está pasando."

"La otra visión es la estatista, que tiene bastante similitud con esta, solo que la familia es lo que el Estado decide que sea, si es que le interesa que sea algo."

"Y en la visión personalista del Derecho de Familia, que es el que yo sigo, hay una realidad objetiva: la unión matrimonial, la estructura de relación hombre-mujer que llamamos matrimonio no es una creación del legislador humano, ni tampoco de las partes. Lo que hace el consentimiento de las dos personas es llevar a la existencia un vínculo cuyas propiedades no crearon ellos, sino el que diseñó la naturaleza masculina y femenina."


El matrimonio no es solo una realidad privada

"En el anteúltimo Congreso Nacional de Derecho Civil
-destaca el especialista- varias ponencias proponían la supresión del deber de fidelidad de los cónyuges. Cuando rige esta lógica, cualquier cosa puede incorporarse. Siendo el matrimonio "un contrato más", vamos a disolverlo lo más rápido posible."

"Lo que sucede es que no se advierte que la familia, además de ser una realidad de interés personal y que se origina con un acto de libertad personalísimo, es una realidad de interés público, porque en el funcionamiento de la familia matrimonial está en juego el cumplimiento de funciones sociales estratégicas para un país como es la procreación de las próximas generaciones, como es el proceso de crianza y educación de las nuevas generaciones y, como es el habitat ecológico para la vida humana, un habitat de amor incondicional."

"Entonces no cualquier estructura de unión que los ciudadanos decidan constituir en un país tiene igual impacto en estas funciones sociales estratégicas, y la familia matrimonial es la que tiene mayor impacto. Hoy el matrimonio está visto como una realidad meramente privada."

"Es decir, las notas permanentes del matrimonio: la heterosexualidad, la exclusividad, la unidad, la permanencia, la procreatividad, el altruísmo, la complementaridad hombre-mujer, se desconocen. Hay una realidad objetiva y dada respecto de la cual el legislador humano no puede modificar."


Torpeza

Analizando lo que señala el Dr. Conen surge que avanzar en este sentido es, en cierto modo, un acto de torpeza desde el Estado, a lo que aporta "Esto que se vive es un acto de torpeza. Es ignorar que la familia matrimonial, además de ser una realidad de interés privado, es una realidad de interés público. Y banalizar el matrimonio haciendo que su constitución como su disolución sean un trámite administrativo, es no ver esta dimensión de interés público, de bien común, que tiene el matrimonio."

La justicia dice que esta es la manera de ver al matrimonio ¿Qué herramienta nos queda a los padres, a los docentes, para que tratar de que no se llegue a esta situación donde alguien resuelva fácilmente divorciarse?

"Nos queda educar para el amor sólido. Zygmunt Bauman, un sociólogo polaco, ha escrito un libro que se llama "El amor líquido", donde dice que es la causa de la crisis de la familia actual. Es decir, los vínculos sobre los cuales se está fundando la familia son "líquidos" no sólidos. Y los líquidos se evaporan, tienen plazos de caducidad, son frágiles."

"Entonces el gran desafío de los padres, de los educadores, hoy, es educar a las nuevas generaciones para que puedan constituir vínculos de amor sólidos. Y los vínculos de amor sólidos son aquellos en los cuales sus protagonistas tienen la capacidad de conservar su relación, de desarrollarla, y de restaurarla ante la conflictividad normal que implica una relación."

"Hoy muchos jóvenes -y muchos adultos- no tienen esta capacidad de vencer obstáculos, de restaurar conflictos normales, de darse, de entregarse, de compromenterse, que es la manera más auténtica de ejercer la libertad. La libertad se ejerce eligiendo, y se elige cuando se compromente con la elección."

"Yo creo que la familia no tiene sólo una responsabilidad hacia adentro sino también hacia afuera. Somos el gigante dormido. El día que las familias tengamos algún tipo de acción coordinada en red -una especie de 'sindicato de padres y madres'- van a cambiar muchas cosas en nuestra sociedad, porque tenemos muchísimo poder. Y no nos hemos dado cuenta de eso."

"Podemos hacer que los que tienen la responsabilidad de dirigir nuestros países, vean que necesitamos menos obstáculos para constituir familias, para conservarlas, para desarrollarlas, para restaurarlas. Cuando en una sociedad comienza a ser "heróico" constituir una familia, vamos mal. Y esto es lo que está pasando."
, concluye categórico el Dr. Conen.


Un poco de historia

Si bien la llamada ley de divorcio cumple 20 años en la Argentina, este camino judicial ya había existido en el país.

Fue en 1954 cuando siendo presidente Juan Domingo Perón, se sancionó una Ley de Divorcio (la 14.394) en el marco de un grave conflicto que se había desatado con la Iglesia Argentina. Y no era para menos: Perón legalizó la prostitución y la apertura de prostíbulos, prohibió las manifestaciones públicas y las procesiones, y suprimió la enseñanza religiosa en las escuelas.

Esto terminó con la excomunión de Perón luego de que fueron saqueadas e incendiadas la Catedral Metropolitana y las iglesias de Santo Domingo, San Francisco, San Ignacio, San Miguel, La Merced, del Socorro, San Nicolás de Bari, San Juan Bautista, la capilla San Roque y templos de Olivos y Vicente López, por parte de facciones oficiales luego del bombardeo a Plaza de Mayo.

Posteriormente el gobierno establecido con la revolución del '55 derogó esta Ley.

Números

Según el Registro Civil porteño, desde 1995 hasta 2005 hubo 66.757 divorcios. En el 1º cuatrimestre de 2006 se registró un 24% más de divorcios que en el mismo período de 2005. El promedio en la ciudad es de 6.000 divorcios al año, aunque sólo en el 1º trimestre de 2006 hubo 3.674.

En la provincia de Buenos Aires las cifras hubo 4.500 divorcios en el 2004, mientras en el 2006 fueron 12.040.

 
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