Existe la idea de que haber votado o no a un candidato o partido habilita al ciudadano a quejarse de sus acciones o medidas si ganó una elección. En el mismo sentido hay quienes consideran que haberse ausentado en los comicios cancela la posibilidad de opinar.
Sin dudas un error notable pensar que la libertad de expresión esté sometida a un voto favorable o desfavorable o a la asistencia a los comicios.
Los ciudadanos pueden expresarse, a favor, en contra, parcialmente a favor, parcialmente en contra, pueden tener un punto de vista hoy sobre un gobernante y su partido y cambiar de opinión unos meses después. En ningún caso tales posturas pueden ser cuestionadas por otros.
Si no fuera posible cambiar de punto de vista, sería inexplicable que en algún momento la mayoría haya votado al "kirchnerísmo", luego mutado al "macrísmo" o más tarde haberse inclinado al "mileísmo" (suponiendo que estos "ísmos" fueran alianzas definidas, estables e identificables).
Más de 11 millones de ciudadanos en condiciones de votar no concurrieron a las urnas el domingo 26 de Octubre, algo que muchos anticipábamos en base a lo que ha venido sucediendo desde hace años.
Esa creciente ausencia (que hemos comentado en otras ocasiones) es una expresión, es una evidencia, entre otras cosas, del descrédito que una parte numerosa de la población siente hacia los políticos.
Ampliando la mirada, vale decir que nadie tiene en cuenta que la jornada del domingo concluyó con 9 suicidios (entre ellos un par de adolescentes), con más de 500 mujeres que pidieron la muerte de sus hijos por acción del aborto a demanda, un número impreciso de niños desechados por el negocio de la fertilización asistida, con 15 mujeres fallecidas por cáncer de mama, y más de 20 muertos en incidentes viales.
¿Es que fue un día especialmente trágico el domingo de los comicios legislativos? No. Todas esas muertes ocurren cada día de los 365 que tiene el año en la Argentina. Y el escenario será peor si el Congreso aprueba alguno de los proyectos deeutanasia que fueron presentados.
La vida en la despoblada Argentina está en problemas de muchas maneras. Sea por la enorme cantidad de comercios y PyME que dejaron de existir, con las dificultades para subsistir que tiene la mayoría (especialmente jubilados y pensionados), con los serios inconvenientes que atraviesan millones de ciudadanos con discapacidad y sus familias.
Los más de 11 millones y medio de ausentes y el millón entre votos blancosy nulos superan el 37% de los ciudadanos habilitados para votar, aunque el sistema no los considere para establecer los guarismos. Para las cuentas, el 67,92% es... el 100%.
En la realidad la alianza La Libertad Avanza obtuvo el 26%, el peronismo el 20,4% y Provincias Unidas el 4,5%.
Un análisis posible de lo sucedido este domingo:
La ausencia de más de 11 millones de votos hizo que cada sufragio positivo (a una opción concreta) tuviera más valor. Este fenómeno se ha venido potenciando desde hace años.
Para muchos el rechazo al peronismo es más fuerte que el que provoca la posible corrupción en las filas de los Milei, el caso Libra, el narcocandidato, el desprecio a la obra, la salud y la educación pública, y el brutal y constante aumento de los precios.
Hay una parte numerosa de la población, fruto de décadas de caída en la calidad de la educación, que tiene limitaciones para comprender lo que lee. Puede ser que no se interese en la política ni que pueda analizar en profundidad sus propuestas o antecedentes. Separado tempranamente del sistema educativo o mal formado, se guía por su complicado día a día, sus prejuicios y, eventualmente, es permeable a las argucias de mensajes mediáticos y punteros políticos de cualquier signo.
El creciente consumo de drogas ilícitas y alcohol (la Argentina es el segundo país de la región con más consumidores jóvenes), deviene en no pocos males asociados a la toma de decisiones cotidianas, además de los problemas específicos de tales hábitos.
Si 9 personas por día se suicidan y muchas intentan hacerlo, es evidencia de un estado crítico de la salud mental en la Argentina. El suicidio es desesperanza, quiebre, ruptura, soledad. ¿Qué peso tiene ir a votar o elegir gobernantes o legisladores para alguien que piensa que la vida ya no tiene sentido?
A los políticos y periodistas, en general, les agrada analizar las jornadas eleccionarias sobre la creencia de que existen sólo ciudadanos que evalúan y eligen a conciencia donde ponen su voto, y no se detienen mucho en votos ausentes o en blanco, ni en las variables mencionadas.
La realidad es mucho más compleja de lo que se suele considerar en días como éste y requiere de una mirada más profunda y seria.
Sea que se haya votado a favor del gobierno o a favor de otras opciones, corresponde observar con espíritu crítico cada paso del Ejecutivo, en especial por lo que tanto se ha comentado en lo referido a cómo paga los favores recibidos, tanto fuera como dentro del país. Bien se sabe que los poderosos organismos de crédito y los países imponen condiciones y aguardan “agradecimientos” que pueden comprometer políticas, legislaciones y cuestiones patrimoniales, directa o indirectamente.
Le cabe a los gobernantes y legisladores, a los políticos y, en especial, a quienes tienen responsabilidades en otros ámbitos de la sociedad, ir más allá de triunfos y fracasos electorales, y trabajar para nivelar para arriba en distintos campos (no sólo en la economía), para recuperar lo noble, lo digno, lo justo, para honrar a quienes trabajaron, pelearon y hasta murieron por la Patria.
Puede parecer ingenuo pedirles que se referencien en San Martín o Belgrano a políticos (de todos los partidos) que se asignan sueldos escandalosos y que gozan de innumerables privilegios, pero corresponde seguir pensando que, alguna vez, la unidad de medida vuelva a estar a la altura del verdadero sacrificio y la grandeza.