El jueves 23 de Octubre el icónico hipódromo del Jockey Club fue el ámbito en el que se desarrolló un recital de una banda estadounidense que, por su convocatoria, obligó a que el estado local dispusiera de un amplio operativo de tránsito, seguridad y limpieza.
Imagine Dragons, la banda creada hace 17 años en Nevada (E.U.A.) que programó para este año 19 conciertos en Europa y 7 en América, tiene un radical "compromiso" con la comunidad homosexual. La exhibición de los colores de la bandera LGBT y de la comunidad trans es activa, no un desliz o un guiño, sino una deliberada acción propagandística.
En San Isidro, como era esperable, tales mensajes no faltaron. El líder de la agrupación Daniel Coulter "Dan" Reynolds (38), con el torso desnudo, apareció cubierto con la bandera argentina, algo que parece ser suficiente para que el sentimiento de inferioridad de muchos potencie la aceptación de cualquier extranjero. Durante el concierto no dejó de hacer referencia al amor, a la libertad y mostrarse "como cada uno es", mensaje que, naturalmente cualquiera acepta, sólo que en él apunta a sus convicciones progay.
"Nuestro único deseo es amar y ser amados. El idioma, la religión, la política... Nada de eso importa", expresó el cantanterechazando todo elemento que remita a la nacionalidad o la fe. "Somos carne y hueso, y estamos acá por un tiempo muy corto. Que podamos vivir, que seamos libres, que seamos amados, que seamos libres de ser quienes somos", expresó Reynolds, que creó una fundación en 2017 para apoyar al movimiento LGBTQ+, promoviendo su aceptación y rechazando las terapias de recuperación. Si hay un mensaje progay por excelencia es decir que "amor es amor", una definición que busca validar la relación amorosa entre personas del mismo sexo e incluso que nada les impida la adopción de niños (algo ya legal en la Argentina desde 2010).
Es evidente, además, el manejo de cámaras del concierto para reforzar el mensaje hacia los homosexuales mostrando al guitarrista Benjamin Arthur "Ben" McKee (40) con una guitarra pintada con la bandera trans y otra con un corazón con los colores LGBT, lo mismo que su micrófono.
No es la primera vez que se pudo ver a bandas y cantantes extranjeros y nacionales funcionales a la "cultura" homosexual, agitando mensajes que abren puertas a un estilo de vida que incluye, no sólo el rechazo a la naturaleza humana, sino también a valores básicos como la familia bien constituida, a la protección de la vida en todas sus instancias, a la fe y a la nacionalidad.