Existe una realidad indiscutible: por múltiples razones políticas, económicas, ideológicas y -cuando no- comerciales, en muchos países, incluida la Argentina, se busca evitar la natalidad.
El crecimiento demográfico (que falsamente se presentó como un fenómeno desbordado al que había que atacar porque provocaría una crisis total de recursos en el mundo), fue la excusa usada durante años para avanzar sobre el control poblacional mediante políticas públicas.
Simultáneamente con la desvalorización de la familia, la mirada hedonista que ofrece el mundo y el consumismo como representación de la felicidad, apareció la feroz promoción de la anticoncepción por parte del Estado y la voraz industria farmacológica como un "progreso" social.
Y con la llegada del aborto a demanda se completó una estrategia siniestra, despiadada, cruel, de eliminación de niños.
El último informe de Notivida –invaluable servicio sin el cual la ignorancia de temas fundamentales sería aún mayor- vuelve sobre la dramática situación argentina en torno a la fecundidad y no puede menos que preocupar: No nacen niños y nadie trabaja en frenar lo que sólo traerá más problemas y riesgos a lo que fue tierra de esperanza, trabajo y progreso.
LOS DATOS
La Tasa Global de Fecundidad (T.G.F.) es el número de hijos que, en promedio, tendría cada mujer al final de su vida reproductiva.
Para que una población se mantenga estable en el tiempo, esta tasa debe ser 2,1 (bajo el supuesto de mortalidad constante y ausencia de migración).
Por debajo de ese límite de reemplazo generacional (2,1 hijos por mujer) un país o región se va despoblando. Eso es lo que viene sucediendo ininterrumpidamente en todos los distritos y, consecuentemente, también a nivel país.
El promedio de hijos por mujer (1,33) descendió en la Argentina un 43% desde el 2014 (sólo se desaceleró durante el confinamiento por el Covid19). En 2023 nacieron 316.000 niños menos que en 2014.
La caída de la natalidad no se revierte sin un plan integral de promoción de la familia y las políticas públicas de la última década se abocaron -eficientemente- a reducir la población.
LA PATAGONIA SE SIGUE DESPOBLANDO
La caída en el número de hijos por mujer entre 2014 y 2023 la encabeza Tierra del Fuego (61%), seguida por Santa Cruz (56%) y Chubut (49%).
Según las cifras de 2023 la T.G.F. de fueguinas y santacruceñas es 1. Mientras que en Chubut -al igual que en la ciudad de Buenos Aires- la tasa es 1,1.
Las provincias donde las familias tienen más hijos son Misiones (1,8); Formosa y Chaco (1,7); San Juan, Corrientes y Salta (1,6).
Recordemos que a partir de 2020 todas las provincias se ubicaron por debajo del nivel de reemplazo poblacional (2,1) y desde entonces la caída no hace más que profundizarse.
DESPROPORCIONADOS
La Argentina es, desde hace muchísimos años, pura desproporción por obra y gracia de los políticos. Millones de personas que huyen de sus provincias en busca de las oportunidades que no tienen en sus provincias para llegarse a Buenos Aires y un radio cercano demasiado estrecho, es una constante que nadie tiene en cuenta, ni siquiera en un discurso de ocasión.
Si alguien tiene que salir de su lugar para estudiar o capacitarse más allá de la limitada primaria o secundaria, y no tiene opciones a menos de 100 o 300 km y si tampoco encuentra trabajo, es lógico probar suerte en Buenos Aires. Y naturalmente la vida termina acomodándose para, tal vez, formar familia y no retornar a su provincia.
A esto se suman todos aquellos que escaparon al exterior y los que, acosados por la economía en el país, tampoco tendrán hijos.
Entonces, abandonando los programas estatales de promoción de la anticoncepción, avanzando sobre formación en virtudes y pensando en todo lo que implica tener acceso a educación terciaria y universitaria, formación en oficios, desarrollo y facilidades para PyME, y, sobre todo, créditos y planes de radicación de familias, se podría, a largo plazo, imaginar que la Argentina deje de ser un territorio despoblado, desprotegido, sometido a las ambiciones de los poderosos. Que jamás descansan.
Sin hijos, no hay familia. Y sin familia, no hay patria.