En Octubre de 2024 fue presentado en sociedad un personaje de nombre "Luce" (Pronunciado "luche", luz) para ser la imagen del Jubileo 2025.
El diseño es fruto de la creatividad de Simone Legno, propietario de la marca Tokidoki y un activísimo colaborador del lobby LGBTQ+.
Simone Legno produjo este personaje con estética de comic japonés, que muchos encontraron muy parecido a la activista medioambiental Greta Thunberg (21) y se ha cuestionado por torpe el producto final que, difícilmente, provoque que más niños se interesen por las cosas de Dios.
El encargado de justificar la idea de imponer un personaje y su diseño fue monseñor Salvatore "Rino" Fisichella, del Dicasterio para la Evangelización.
El diseño será visto en múltiples situaciones gráficas que rodeen el Jubileo 2025 e implicará importantes gastos sin beneficios pastorales. Seguramente se sabía que se estaba contratando a un diseñador de vibradores "para niñas", además de gran cantidad de muñecos con forma de unicornio (personaje mítico de la "cultura" homosexual), ya que esa información es pública en redes y web.
La pregunta que surge es, partiendo de que fuera "necesario" inventar un personaje infantil, si no era mejor tomarse el trabajo de convocar a un creativo católico y, en lo posible, con una vida ordenada (lo católico a veces no alcanza).
"Este personaje dibujado por el ilustrador Simone Legno ha sido concebido con la intención de reflejar la cultura pop, particularmente popular entre los jóvenes y portadora de un mensaje de esperanza y acogida", dijo al presentarlo Mñor. Fisichella.
La mascota, que a primera vista, no remite a nada religioso y mucho menos a la solemnidad de un jubileo, ya es una página más en el curriculum de Legno que, además del dinero que haya recibido, podrá ufanarse de haber sido contratado por el Vaticano. Así las cosas, la Iglesia sin dudas a sabiendas, costea el crecimiento empresarial de Simone Legno para que intensifique su activismo LGBTQ+.
Coherente con la extendida impronta de alivianar la pastoral, la música y las letras de las canciones de misa, la seriedad y la profundidad de las homilías, que no han provocado un aumento en la participación de los "fieles", sino todo lo contrario, este personaje es sólo una muestra más de los desatinos con los que se debilita a la sociedad. Gracias a Dios, las parroquias en las que se respeta la liturgia, en las que se mantiene la profundidad en la propuesta pastoral, en las que se apunta alto, los fieles están más motivados, más comprometidos y su número aumenta.
Luce y sus tres acompañantes de fantasía oficiarán de "embajadores" de los valores del jubileo y ocurrirá que algún especialista en redes sociales los evaluarán en términos de "likes", para que un pope poco serio del Vaticano llegue a la conclusión de que fue un acierto contratar a Simone Legno y promover sus dibujitos.
No habrá más niños o jóvenes interesados en crecer en la fe, ni dispuestos al sacrificio, interesados en la gracia, enemistados con el pecado. Los habrá más entretenidos con la liviandad de un mensaje anodino, que debería ser claro, fuerte, motivador... y de Dios. La intención de utilizar los caminos del mundo para ofrecer el mensaje divino es, una vez más, una estupidez.
Los niños y jóvenes necesitan buenos y grandes modelos claramente cristianos, heroicos, sin dobleces, íntegros, que hablen claro de la conveniente fidelidad a Dios, capaces de soportar los ataques del mundo, no de dejarse llevar por él y sus propuestas vacuas de confusión, de “vale todo”. Los niños y jóvenes claman por modelos de seguimiento, de obediencia y de pertenencia valiente a Jesús y su Santa Madre.
Todo gasto de tiempo y dinero que la Iglesia ponga al servicio de cosas secundarias, superficiales, anodinas, empujan a los fieles al demonio. Y no hay dudas de que eso ofende a Dios.
-> Alberto Mora