La oleada ideológica que busca dañar a la sociedad con conceptos alejados de
la naturaleza, imponiendo perversiones de toda índole -especialmente a
los niños y jóvenes-, comenzó hace unos cuantos años pero, en el último
tiempo, se potenció tanto desde ámbitos estatales como privados.
Entre
otros, la siempre valorable acción periodística de Claudia
Peiró -una auténtica excepción por la calidad profesional de sus
investigaciones y entrevistas- puso sobre la mesa la brutalidad emprendida y
justificada por el gobierno de la Provincia de Buenos Aires.
Para quienes estamos en tema y trabajamos en favor de la protección
de la vida humana desde la concepción, de la familia en su diseño original y de
los buenos valores, este tema no nos
sorprende.
Lamentablemente, la sociedad en su conjunto, niños y
jóvenes incluidos, no ha estado aislada de los muchos mensajes
pervertidos que inundan desde hace décadas la televisión con sus producciones
nacionales e importadas, la música, las redes sociales, los medios tradicionales
y los nuevos recursos (streaming).
La
naturalización del estilo de vida homosexual (en sus muchas
aparentes variantes), la afiebrada fantasía de ser varón o mujer pero
"sentirse" del sexo opuesto otra cosa (o nada definido…), y la
constante presión para considerar la actividad genital como
algo ajeno a los sentimientos, son todas propuestas constantes e instaladas,
desde la televisión, la música, la radio.
Lo que ahora surge como un escándalo de la dirección de Educación de la
gobernación de Buenos Aires, en manos del abortista y progénero Alberto
Sileoni, sin dudas ha enojado a muchos, gracias a la reproducción de
contenidos de los libros, y está muy bien que sea cuestionado y
hasta se judicialicen tales ataques a la infancia, la decencia y la
naturaleza.
Las argumentaciones de Sileoni o
cualquiera de su círculo ideológico o político, no resisten mucho análisis. De
alguien que responde claramente a lo peor del adoctrinamiento
LGBT se puede esperar cualquier cosa, en especial, cuando toda la
estructura política del gobierno al que pertenece lo respalda y
financia.
Pero basta recordar que, por ejemplo, el sello postal del
Censo 2010 incluía figuras humanas que sugerían
homosexuales o el que último relevamiento nacional que tuvo un item “de
género”. Y que en 2022 la Guía para Docentes de
Primaria del gobierno de la ciudad de Buenos Aires adoctrinaba siguiendo claros
conceptos de la ideología de género para “las infancias”,
buscando desechar toda natural diferencia entre niños y niñas. Muchísimos mas
hechos demuestran que los gobiernos de los últimos 20 años –como mínimo- han
sido funcionales a la sexualización de los niños, además de
promotores de todas las perversiones imaginables.
Sin ninguna duda, lo que haga la política pervirtiendo a la sociedad (niños y
adultos) es grave, pero hay que entender que la siniestra,
organizada y transversal bajada de línea, permanente y sostenida, incluye
muchísimas acciones del ámbito privado.
"Es un disparate esas
ganas de querer sexualizar a los chicos detrás del paraguas de la Educación
Sexual Integral", dijo por estas horas, Ramón
Lanús, el intendente de San Isidro. "Estoy
en contra de esta medida y espero que el gobierno provincial dé marcha
atrás. Leí fragmentos de ese libro y la verdad es que parece más un afán de
perversión que de educación. La idea de meter estos libros en las escuelas es un
disparate", sumó.
Muchísimas
empresas y holdings abarcando casi todos los rubros de productos y
servicios para niños, jóvenes y adultos promueven perversiones
constantes que son tan dañinas como las que hace el Estado desde hace
tiempo.
¿Quién no vio a toda hora comerciales de bancos, gaseosas,
golosinas, autos, entre muchos otros, ofreciendo sus mensajes
ideológicos "de género" en televisión y redes sociales?
¿Acaso no eran perversiones las de “Chau Tabú”, el programa de adoctrinamiento destinado
a jóvenes que la vicejefa de gobierno María Eugenia Vidal
presentó en sociedad del 1 de diciembre de 2013? ¿Fue decente
habilitar la hormonización infantil en el Hospital “Sor María
Ludovica” de la misma política cuando fue gobernadora?
¿No eran perversas
acaso cada una de las acciones transversales al servicio de la ideología "de
género" que impulsaron los gobiernos de Cristina de Kirchner,
Mauricio Macri o Alberto Fernández?
¿No
es adoctrinamiento todo el material producido por el Ministerio de las
Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual de la Provincia de
Buenos Aires?
El intento reciente de pervertir desde el Estado a niños ofreciéndoles
mensajes e imágenes eróticas o pornográficas es grave. Pero no
es menos nocivo poner toda la estructura del Estado –provincial
en este caso- promoviendo en toda la sociedad lenguajes y caprichosas
interpretaciones de la naturaleza humana. Imponer, por ejemplo, un lenguaje
mal denominado "inclusivo" no es "una moda tonta": es parte de
un accionar dañino que busca altera el pensamiento y la comprensión.
Y sean los adultos que puedan aún reconocer toda la peligrosidad del accionar
ideológico (estatal o privado) los que se unan, reclamen y
actúen para poner un freno a la destrucción en marcha. Quedarse "escandalizado"
en charlas de café o en las efímeras redes sociales no soluciona nada (todo lo
contrario) ni evita que otros políticos o empresarios sigan haciendo estragos
con sus adoctrinamientos sistemáticos.
-> Alberto
Mora