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Marchar por la justicia y el honor
   
Se realizó en Buenos Aires, el sábado 6 de Julio desde las 11:00, la 3ª Marcha contra la Impunidad, organizada para visibilizar un reclamo originado en el desprecio y el ocultamiento del que han sido víctimas fatales, heridos y familiares de los muertos en el atentado terrorista más sangriento de la historia argentina (1).

Desde la esquina de la avenidas San Juan y Entre Ríos, donde una estación de subterráneos luce el nombre del terrorista montonero Rodolfo Walsh, hasta Moreno 1417 donde una sanguinaria bomba sesgó la vida de 23 personas, hirió a 110 y dejó un dolor inmenso en familiares y allegados, la columna de manifestantes hizo pública su decisión de seguir reclamando justicia.

Que una estación de transporte lleve el nombre del ideólogo de un atentado terrorista, que aquel ataque fríamente diseñado para matar y mutilar no sea considerado delito de lesa humanidad, que sus víctimas y familiares hayan sido despreciados en casi 50 años, que en el Parque de la Memoria se incluya al asesino José María Salgado Gandolfi y a Rodolfo Walsh, quien planificó la masacre, son y seguirán siendo afrentas a la dignidad y a la justicia que merecen ser rechazadas, se señaló con insistencia durante la jornada.

Hasta el momento, sólo uno de los reclamos fue escuchado: en el comedor de la ex Superintendencia de Seguridad Federal volvió a colgarse un cuadro que nombra a las víctimas, además de que una placa (más importante en su ubicación y diseño) menciona el atentado y a las autoridades nacionales y de la fuerza policial en 2024.

Como sucediera en 2023, momentos antes de comenzar la Marcha contra la Impunidad, los organizadores realizaron el cambio simbólico del nombre de la estación de subterráneos, pegando un cartel que reza "Víctimas del Terrorismo" sobre el de "Entre Ríos - R. Walsh", en un efímero acto de reivindicación, que debería ser permanente si la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires evaluara como corresponde el proyecto elaborado al respecto.

Al llegar a destino, los manifestantes se ubicaron frente a un pequeño palco desde donde se escuchó el discurso de Alejandra Cepeda, la hija mayor de Josefina Meluccci de Cepeda, la única víctima fatal civil del atentado del 2 de Julio de 1976.

“En los años 70 se vivían tiempos oscuros. Eran tiempos de guerra entre el grupo formado de guerrilla y paramilitares. La población era ajena lo que ocurría a su alrededor. En la Superintendencia de Seguridad Federal había un comedor que era concurrido por administrativos del cuerpo policial y al cual podían acceder civiles. El viernes 2 de julio de 76 el pelotón “Sergio Puigross”del Ejército Montonero publica una misiva que dice que aprovechando una falsa en el dispositivo de vigilancia y control de la Superintendencia de Seguridad Federal colocaron un artefacto explosivo vietnamita con perdigones de gran onda expansiva y poder de daño.”

“Salgado, quien puso la bomba, no era cualquiera. Era un combatiente de la agrupación política militar Montoneros y fue especialmente preparado y entrenado por Rodolfo Walsh para cometer el acto terrorista más importante de Toda la historia argentina hasta que ocurrió el atentado de la AMIA. Salgado era un falso policía, un infiltrado por supuesto. Sabía que el comedor no iban casi nunca comisarios ni generales, sino personal de bajo rango, administrativos o civiles. A las 3:15 del 2 de julio del 76 estalló el explosivo. En un segundo surgió el horror. Desde ese día los sobrevivientes hemos vivido una película de terror en cámara lenta, viendo cómo los ideólogos y ejecutores de este cobarde atentado eran homenajeados, se le colocaban placas, se nombró la estación ex Entre Ríos por Walsh y se ha indemnizado a los familiares de los ejecutores de este cruel atentado. Pero para los sobrevivientes de este atentado nada. Sólo silencio e indiferencia de la sociedad. Y todos estos aspectos de la historia han sido adulterados y silenciados, sumiendo a la sociedad en la desinformación por parte de aquellos que dicen defender la República con el objetivo de eliminar y hacer desaparecer de la historia este cobarde atentado terrorista porque lo ven como un impedimento para el logro en sus deseos y oscuras ambiciones.”

Finalizando su discurso, varias veces aplaudido, Alejandra Cepeda señaló “Que las muertes y heridos de este atentado no queden en el olvido. Que esta maravillosa Argentina puede crecer sin odio y sin violencia, sin violencia y sin odio por favor. Que haya justicia y reparación histórica para los familiares de las víctimas. Deseamos una Argentina en la que podamos vivir juntos quienes pensamos diferente, amparados en una ley que se base en la historia de lo que pasó y no de una memoria distorsionada de lo que sucedió. Que sea justa para todos y no para algunos.”

“Quiero agradecer a los jóvenes que trabajaron día y noche para que este evento sea posible. Gracias Cruz del Sur. Y a los presentes hoy aquí por acompañarnos, gracias.”


Seguidamente, Segundo Carafí, miembro del Centro de Estudios Cruz del Sur, agradeció a los participantes de la Marcha y reseñó lo ocurrido hace 48 años, destacando que desde aquel momento el abandono, el olvido, la indiferencia fue la respuesta al dolor de las familias de las víctimas.

Pero “un pequeño grupo de argentinos de bien, organizaciones de la sociedad civil y los familiares de los muertos, sedientos y necesitados de justicia para sanar sus heridas, todos los 2 de julio se juntaban acá para recordar a sus muertos”.

“Desde hace tres años, siguiendo su ejemplo, un grupo de jóvenes decidimos involucrarnos intentando que esta historia salga la luz con el propósito de recuperar nuestra propia historia que a su vez es preservar nuestro futuro”

Carafí destacó que de los reclamos, uno ya se hizo realidad: se repuso en el lugar la placa que recuerda los muertos en el cruel atentado.

Finalizados los discursos, Andrés Fernández Cendoya (AFAVITA) invitó al acto de homenaje que se realizará el sábado 27 de Julio a las 11:00 en San Isidro para recordar al bombero Carlos Adrián Ayala, víctima fatal de una bomba colocada por Montoneros en la plaza Mitre (2) en 1972 (gobierno de Alejandro A. Lanusse).

Todos los presentes pudieron luego ingresar al edificio y visitar el comedor donde ocurrió la tragedia. La emoción, que ya acompañaba a los familiares desde hacía horas, se multiplicó al pisar el ámbito donde el dolor comenzó.


El hecho

El 2 de julio de 1976 la organización terrorista Montoneros concretó un brutal atentado utilizando un artefacto explosivo fabricado en base a trotyl (también llamado TNT, inventado en 1863, muy estable y maleable que sólo explota con un detonador). El artefacto estuvo diseñado no sólo para matar a quienes estuvieran cerca, sino también para potenciar los daños más allá del área del estallido, incluyendo perdigones que salieron proyectados causando laceraciones, cortes y mutilaciones a las personas que estaban más alejadas.

El atentado ocurrió en el comedor de lo que se llamaba Superintendencia de Seguridad Federal (conocida como Coordinación Federal) de la Policía Federal, en Moreno 1417, Buenos Aires, al mediodía, cuando se hallaba colmado de personas almorzando. Murieron 19 personas en el momento (incluyendo una mujer que se encontraba de visita) y 4 más en las horas y días después. Hubo 110 heridos, entre los que se cuenta a policías que estaban en el frente del edificio cuyo portón salió despedido y se estampó en la manzana de enfrente.

Quien visitó el lugar con frecuencia en días previos y dejó un maletín con la bomba fue el montonero José María Salgado Gandolfi sobre las indicaciones de Rodolfo Walsh, el responsable de los terroristas infiltrados en las fuerzas armadas y de seguridad.

La organización terrorista, mediante un comunicado, se hizo cargo del brutal atentado.

Salgado murió el 2 de Junio de 1977 y sus restos fueron entregados a sus padres. Walsh desapareció el 25 de Marzo de 1977.

La justicia argentina rechazó que el atentado fuera considerado delito de lesa humanidad y hasta argumentó que había prescripto por el paso del tiempo.

La estación de subterráneos, por decisión de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, incluyó el nombre de Rodolfo Walsh en 2013. (3)


(1) Hasta la voladura de la A.M.I.A. en 1994.
(2) Se dice que entre los que colocaron esta bomba estaban Fernando “Pato” Galmarini (81) y Marcela Durrieu (su esposa en ese momento), ambos montoneros, padres de Malena Galmarini (49), esposa de Sergio Tomás Massa (52).
(3)
Sólo en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el terrorista Rodolfo Walsh es homenajeado también con una calle de 300 metros detrás de la terminal de ómnibus de Retiro, un centro cultural en Belgrano y una escuela en Villa Urquiza.


 
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