Penosamente, luego de 300 años de procesiones por las calles aledañas al templo, no se realizará este viernes 15 de Mayo la devota caminata con la imagen de San Isidro Labrador y de su esposa Santa María de la Cabeza.
Las medidas gubernamentales impuestas por el Estado Nacional ante el coronavirus Covid-19 impedirán llevar adelante esta tradición de llevar en andas al Santo que inspiró a Domingo de Acassuso en el siglo XVIII y que, con los años, terminó por dar su nombre al pueblo.
Cada año las imágenes han sido llevadas por las calles del casco histórico, entre rezos y canciones, haciendo estratégicas paradas en icónicos puntos para celebrar por la tarea de hombres y mujeres de la comunidad y encomendándolos a Dios.
La Santa Misa, tan emotiva para muchos que siempre han pedido al Santo Patrono por su trabajo -hoy severamente perjudicado por el confinamiento obligatorio-, será oficiada en el imponente templo neogótico casi vacío. Los fieles no podrán participar, aunque podrán ver lo que sucede en el templo desde las 19:00 conectándose a la página de Facebook de la Catedral (@CatedraldeSanIsidro).
El fácil de comprender que mirar en una pantalla de un celular o de una computadora (aún cuando se puedan enviar mensajes...), no es "participar", sino mirar, observar. Nadie "participa" de una película al verla en el cine, como nadie participa del acto de asunción del presidente al verlo por televisión.
San Isidro es el Patrono de Madrid, donde nació en 1070 mientras reinaba Castilla Alfonso El Bravo. Posiblemente haya sido bautizado en la parroquia San Andrés.
Bueno y piadoso, frecuentaba desde su niñez el templo de Nuestra Señora de la Almudena, tan predilecta de los madrileños. Hijo de humildes labriegos, ayudaba a su padre en el cultivo de las tierras, cavando, arando, o conduciendo la carreta.
Cuando siendo muy joven murieron sus padres, entró a trabajar al servicio de los campos de un propietario de nombre Vera.
Narra la tradición que cuando Isidro sembraba el trigo, nunca se olvidaba de lanzar puñados fuera del surco para los pájaros y las hormigas, que también son de Dios, como él decía: "Para todos da su Divina Majestad".
Cuando Isidro iba al molino daba a los pobres que cruza por el camino casi todo el trigo que llevaba en la bolsa, pero la siempre generosa bendición del Señor, le devolvía con creces lo repartido. Tan es así, que durante sus servicios al caballero Vera, sus tierras se convirtieron en las más labradas, sus yuntas en las más robustas y lucidas, sus sementeras en las más abundantes y regaladas por la lluvia.
Por esa causa, algunos vecinos envidiosos lo acusaron ante el dueño de descuidado y negligente en el cuidado de las tierras. Y dice la tradición que el patrón observó al labrador y quedó sorprendido de que estaba arrodillado rezando y la yunta de bueyes seguía arando la tierra, abriendo rectos y profundos surcos.
Otro milagro semejante registró otro patrón de nombre Juan de Vargas, quien vio cómo los bueyes eran guiados por dos ángeles, mientras que Isidro oraba de rodillas.
Cuando los musulmanes almorávides, desde Marruecos llegan a Madrid para imponerse con dureza sobre los cristianos, Isidro abandonó la villa y se retiró a Torrelodones, al noroeste de la ciudad, entrando de criado de unos labradores.
Aquí también es objeto de murmuraciones por su devoción a la imagen de Nuestra Señora de la Cabeza, en cuya iglesia pasa orando largas horas, que dan ocasión para que unos pocos se sintieran movidos a imitarle y muchos a acusarle de holgazán.
En este tiempo elige como compañera de su vida a una esposa digna de él. Contrae matrimonio en Torrelaguna con una joven de Uceda llamada María de la Piedad, la cual también más tarde ha de ser venerada en los altares con el nombre de Santa María de la Cabeza.
En la existencia de San Isidro hay todo un programa de vida humilde, honrada laboriosidad y piedad sencilla. Su modestísima y metódica vida podría escribirse en muy pocas líneas, de no ser tantos los milagros que se le atribuyen.
La profunda vida de piedad que llevan los esposos, es bendecida por Dios con varios prodigios. Entre ellos se cuenta la salvación milagrosa de su hijo que, en un descuido de su madre, había caído en un pozo.
Isidro es el hombre del vivir sencillo, dividido en sus tres grandes horizontes: el hogar, el trabajo y la oración. San Isidro Labrador trae un auténtico mensaje evangélico de fidelidad, de espíritu de trabajo armonizado con una intensa devoción de humildad y fortaleza en el sufrir las injusticias, y sobre todo de gran caridad para con los necesitados, a quienes diariamente hacía partícipes de su frugal comida.
San Isidro Labrador será siempre una lección y un acicate de recia cristiandad para cuantos ganan cotidianamente su pan con el sudor de su frente.
Isidro murió en 1130 y su cuerpo, conservado incorrupto a través de los siglos, a pesar de haber estado sepultado durante más de 40 años en el cementerio de San Andrés que se inundaba.
Fue beatificado por el papa Paulo V el 14 de Junio de 1619, y el 12 de Marzo de 1622 canonizado por Gregorio XV, junto a San Felipe Neri, Santa Teresa de Jesús, San Ignacio de Loyola y San Francisco Javier.
Delante de su sepulcro se han postrado reyes, arquitectos le han erigido templos, los más altos poetas del Siglo de Oro español, Lope de Vega, Calderón de la Barca, Espinel y otros, lo han cantado en versos inmortales.
