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  .: HISTORIAS

 
Se cumplieron 52 años del primer vuelo de un argentino a nuestras Islas Malvinas
   
El piloto Miguel Fitzgerald era hijo de padres irlandeses y había nacido el 8 de Septiembre de 1926. Fue el primer argentino en volar a nuestras Islas Malvinas y plantar la bandera argentina el 8 de Septiembre de 1964. Lo hizo solo y en el día de su cumpleaños, piloteando un avión monomotor Cessna 185 (260HP), matrícula LV-HUA.

En sus narraciones de este hecho histórico, dijo que fue solo una ocurrencia que tuvo, sin darle demasiada importancia, hizo algo que creía que debía hacerse, que sólo lo llevó a cumplir un sueño que tuvo.

Decía que ser piloto civil, es una vocación, que a los seis años tenía esos sueños, a los 16 años voló planeadores y a los 20 años, aviones con motor.

Era un avezado piloto, en el año 1962 había realizado otra hazaña, fue un vuelo de New York a Buenos Aires sin escalas con un monomotor Cessna 210 (260HP).

Trabajó en Aerolíneas Argentinas, hizo fotografía aérea, taxi aéreo, remolque de carteles y aclaró que no hizo fumigación ni contrabando, pero hizo de todo.

En 1964 Malvinas estaba en la agenda de la Naciones Unidas, no por iniciativa del gobierno argentino, sino por decisión de la Asamblea que estaba por tratar el tema de las colonias en América. Y en los hangares del país, en las charlas entre pilotos, aparecía y reaparecía el sueño de cruzar a Malvinas y plantar nuestra bandera Argentina.

Fitzgerald decidió que lo haría y, a través de un amigo suyo que trabajaba en el diario La Razón, averiguó si les interesaba la cobertura periodística y a él a su vez le interesaba la difusión, para protegerse, porque podía ser sancionado por la Fuerza Aérea con una suspensión severa.

Al editor del diario, no le interesó la propuesta y como acababa de salir el diario Crónica, su joven director se entusiasmo con la misma.

Le ofreció el avión, el combustible, los gastos, si viajaba con él un fotógrafo del diario, pero ese viaje Fitzgerald lo quería solo para él, solamente requería un Avión Cessna 182 similar al que utilizó y que le hicieran, para cubrirse, una nota cuando volviera.

Esto no prosperó y el Cessna se lo prestó finalmente el señor Siro Alberto Comi, presidente del Aeroclub de Monte Grande, que era representante de esa marca de aviones.

Fue redactada la proclama que reivindicaba a las islas como argentinas y Fitzgerald partió al sur, rumbo a Río Gallegos, a cumplir con su hazaña personal.

El 8 de Septiembre de 1964, cuando cumplía 38 años de edad, cumplió esta proeza, con un pequeño avión Cessna 185, motor de 260 HP, matrícula civil LV-HUA, al que él bautizo "Luis Vernet".

La pista de despegue fue la del Aeroclub de Río Gallegos, que no tenía torre de control monitoreada por la Fuerza Aérea.

Voló mar adentro y a las tres horas y quince minutos estuvo en contacto visual con el archipiélago de Malvinas.

Desde arriba veía un rectángulo como de cientos de islas e islotes, pero cuando sobrevoló el archipiélago, una capa muy densa de nubes le impedía ver y no podía descender entre las mismas, porque en alguna parte se sabia que había un cerro de 600 metros de altura. Entonces esperó un claro y cuando lo vio inició el descenso e identificó Puerto Argentino (Puerto Stanley), visualizando la pista de cuadreras, donde aterrizó normalmente.

Se bajó del avión y colgó la bandera argentina en el enrejado de la cancha; se le acercó un hombre de los que se habían juntado a ver el aterrizaje, quien le pregunto si necesitaba combustible; porque no se le había ocurrido que era argentino.

Entonces le dá la proclama escrita en español y le dijo: "Tome, entréguele esto a su gobernador". Se subió al avión y despegó normalmente volviendo a Río Gallegos, todo esto llevó unos quince minutos."

Cuando llegó a Río Gallegos, Héctor Ricardo García, el director de Crónica, empezó a jugar su papel. Crónica tenía la primicia.

El título en letra catástrofe fue: "Malvinas: hoy fueron ocupadas" y ese día, 8 de septiembre de 1964, no se habló de otra cosa y La Razón registró uno de los días de más bajas ventas de su historia, su competidor llamó la atención e inauguró un estilo periodístico.

Cuenta la leyenda que hasta ese día los diarios no aceptaban devoluciones, pero los canillitas presionaron tanto a La Razón para devolverle sus ejemplares, que este antecedente después pudo modificar la relación entre los dueños de los diarios y los repartidores.

Al volver a Buenos Aires, en el Aeroparque de la Ciudad de Buenos Aires, lo esperaban del Movimiento Nacionalista Tacuara, quienes lo subieron a un jeep y lo llevaron a dar vueltas por la ciudad, como a un héroe.

Ese recibimiento y el festejo popular hicieron que la Fuerza Aérea no suspenda la matrícula de piloto y solamente fue apercibido.

Miguel Fitzgerald no estuvo en la tapa de los diario y es de extrañar que un hombre que hizo lo que hizo, ni por un momento se lamentó de no tener una foto que hubiese registrado la hazaña.

Por gentileza del Correo Argentino, se realizó un matasellos alusivo al Cincuentenario del Vuelo de Miguel Fitzgerald a las Islas Malvinas el 8 de Septiembre de 2014 y en la sede central del Correo Argentino estuvieron presente en ese lugar la esposa del piloto, Palmira, junto con amigos y familiares.

LA PROCLAMA:

“AL REPRESENTANTE DEL GOBIERNO OCUPANTE INGLES ISLAS MALVINAS

Yo, Miguel L. FitzGerald, ciudadano argentino, único, necesario y suficiente título que exhibo en cumplimiento de una misión que está en el ánimo y la decisión de veintidós millones de argentinos, llego al Territorio Malvínico para comunicarle la irrevocable determinación de quienes como yo han dispuesto poner término a la tercera invasión inglesa a territorio argentino.

Han transcurrido casi 132 años de piratería y avasallamiento de la soberanía argentina en las islas que hoy ocupo simbólicamente. El despojo perpetrado por los corsarios de la fragata “Clio” conmovió en aquél entonces a la Patria, muy joven aún, y, a través de las generaciones se han mantenido en los hechos una usurpación que nunca fue admitida por los argentinos, por los latinoamericanos y por todos aquéllos que, en el mundo, ajustan su que hacer al respecto de los derechos inalienables de cada nación.

Hoy, en que también mi Patria despierta de su largo sueño, consciente de su grandeza moral y material, está decidida a recuperar éste, su territorio insular. De ahí, que yo constituyo la avanzada este ideal patriótico y justo que crecerá, no lo dude usted, como formidable avalancha. Los argentinos estamos resueltos a no permitir que Inglaterra siga ocupando un archipiélago que, por razones geográficas, históricas, políticas y de derecho, pertenecen a la República Argentina. Pienso, como mi pueblo, que a la postre y ante el mundo sólo habrá un perjudicado moral en esta injusta situación, mantenida a través de tantos años: ése perjudicado es Inglaterra.

Las Islas Malvinas tienen para los argentinos un valor que no se mide solamente por lo material no obstante el sistemático saqueo a que han sido y son sometidas -: ni tampoco aceptamos que sean motivo de negociaciones. Tienen, en cambio, el valor de la dignidad humana porque son una parte incuestionable del país que como argentino represento en este acto de voluntad y plena decisión. Argentina no hace del ejercicio de la libertad y del derecho una manifestación vacua, como si fuera una consigna o un lema comercial. Argentina ejercita el derecho y la libertad, respetando por igual a todos los pueblos de la Tierra y, en consecuencia, exige para sí igual tratamiento.

Los 21 cañonazos que en el siglo pasado señalaron la hora en que Argentina izó su pabellón en Puerto Soledad en acto de ejercicio de plena soberanía, resuenan nuevamente para anunciar al mundo que en esta hora, ha comenzado otra reconquista, como en 1807.

En consecuencia, como ciudadano, he podido por mí y ante el mundo, descender en territorio nacional para ratificar la soberanía argentina en el archipiélago y reiterarle al representante de gobierno usurpador inglés que “no hemos sido ni seremos un país de conquistadores, pero tampoco aceptamos que se nos pretenda conquistar”, como bien lo ratifica el canciller de mi país, en Agosto último. Con igual título, acabo de enarbolar en esta isla de la Soledad, integrante del archipiélago, mi pabellón celeste y blanco.

Esta actitud personal, que interpreta los sentimientos y la vocación del pueblo argentino, coincide con la decisión de La Organización de las Naciones Unidas, de considerar en el más alto tribunal internacional las legítimas reivindicaciones de mi Patria sobre el territorio malvínico.

EN ESTE PRIMER MINUTO DE LA RECONQUISTA DE MALVINAS.

MIGUEL L. FITZGERALD"


[Fuente: Fundación Marambio]

 
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