San Isidro, Buenos Aires | |

 

 

 

 

 

 

     
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  .: FAMILIA

 
Sigamos defendiendo la familia y la vida
   
Mientras no pocos ciudadanos viven una extraña sensación, mezcla de decepción y duelo, por la caprichosas interpretaciones de los legisladores que apoyaron el pseudomatrimonio entre personas del mismo sexo, vale considerar ante el hecho consumado -como se sabe- que la maldad y la perversión tienen más "éxito" ante la tibieza, desconocimiento e inacción de los argentinos de buena voluntad, los cristianos y los que dicen tener sentido común.

Los "lugares vacíos" no existen. Ante una respuesta clara, precisa y oportuna los impulsores de la antinatura no tienen cabida. Pero si esa "respuesta" no está hecha carne, vivenciada, por la comunidad, cualquier argumento, por inmaduro, limitado y extremo que sea, tiene lugar en el desatento o el confiado.

Se le parece esto a lo que decía el escritor Gilbert Keith Chesterton: "Cuando los hombres ya no creen en Dios, no es que no crean en nada, es que se lo creen todo.". Tiene sentido y aplicación. Si un ciudadano ignora -no por mala voluntad, tal vez- sus derechos y obligaciones, lo importante y lo secundario, lo que lo enaltece y lo que lo sumerge, cualquiera (los medios de comunicación que en su mayoría tomaron partido alineándose con el kirchnerismo, un legislador, un funcionario) le presentará con habilidad (siempre son hábiles...) un enfoque, una supuesta razón, un golpe de efecto... y él, el ciudadano, creerá, se aferrará a esa convincente postura. En este tema pasó, lo que podía pasar cuando se tiene a una población adormecida con nimiedades y oportunismos.

Mientras los ciudadanos de bien deberán prepararse para el próximo zarpazo que pretenden los enemigos de la vida y la decencia, la imposición del aborto como un "derecho", algunas voces se levantan por lo legislado para los homosexuales.

El Arzobispo de San Juan de Cuyo, monseñor Alfonso Delgado, afirmó que "el empeño por la dignidad de la persona, de la familia y de los niños más vulnerables no termina con esta votación del Senado", sino que ahora el pueblo ha empezado a darse cuenta qué autoridades están a favor y en contra de sus convicciones.

Con respecto a la ley de matrimonios homosexuales con derecho a adopción, el prelado señaló que carece de legitimidad social "porque desconoce la fuerte expresión del federalismo argentino y el amplio consenso social observado en el país y verificado en las Audiencias Públicas. Se trata de un daño grave al bien social".

Sin embargo, Mons. Delgado dijo que esta actitud de los gobernantes de beneficiar a una minoría en detrimento de la mayoría no es nueva en el país.

Los legisladores, indicó, "tampoco se han detenido a pensar en las personas más vulnerables –los niños huérfanos–, que así se convierten en ‘objeto’ de afecto en vez de ser ‘sujeto’ de amor y calidez de una familia con padre y madre. Esto es duro decirlo, pero esta ley se ha ‘perpetrado’ en un país donde las leyes priorizan los derechos de los niños por encima de cualquier otro derecho, por más legítimo que sea".

Monseñor Delgado señaló que mientras esto ocurre, "otros graves problemas de la mayoría silenciosa siguen sin resolverse: la pobreza y la exclusión, una educación para todos, la seguridad, la transparencia y tantas cosas más".

El prelado felicitó a los ciudadanos que expresaron sus convicciones "sin discriminar ni ofender a nadie", así como a los legisladores y gobernantes que representaron "a la inmensa mayoría del pueblo argentino. El pueblo sabrá reconocerlo y recordarlo".

Sin embargo, dijo que es de lamentar "la conducta tan poco republicana de quienes han silenciado sus intenciones y no han tenido la valentía de expresarlas con anterioridad. También es de lamentar la conducta de los que han aplastado su conciencia y sus convicciones, sin la fortaleza necesaria ante los aprietes y presiones que acompañaron todo este proceso. Esto también sabrá recordarlo el pueblo".

Mons. Delgado preguntó: "¿Es este el ‘regalo’ que unos cuantos legisladores y gobernantes hacen al pueblo argentino, en estos Bicentenarios de la Patria?".


Las consecuencias no tardarán en apreciarse

Por su parte, el Obispo de Nueve de Julio, monseñor Martín de Elizalde, consideró que la aprobación en el Senado de la Nación del pseudo matrimonio entre personas del mismo sexo, tras un arduo debate social, puso al país "frente a una situación nueva e inesperada".

Tras "deplorar que esto haya sucedido", dijo que "el resultado al que se ha llegado nos cuestiona a todos acerca de la seriedad del compromiso evangélico que decimos tener. El áspero contexto político no puede justificar lo sucedido".

"Con el transcurso del tiempo se esclarecerán algunos aspectos y se establecerán nuevas pautas de conducta en la sociedad. Sus consecuencias se podrán apreciar en muchos ámbitos, no inmediatamente tal vez, pero habrán de repercutir ciertamente en la vida familiar y en la formación de los jóvenes", advirtió.

El prelado recordó, sin embargo, que "hay algo que no cambia ni puede cambiar, y es la ley de Dios y el llamado de la conciencia, que se encuentra en cada persona. Como creyentes, debemos dar un testimonio de coherencia y de fidelidad, sin dejarnos impresionar por las corrientes dominantes pero engañosas, ajenas a un proyecto verdaderamente creativo y orientado hacia el bien integral de las personas. Tenemos que mantener nuestro aprecio y nuestra adhesión a la familia tal como Dios la ha querido, y fue establecida en el orden natural".

"La doctrina de la Iglesia sobre el matrimonio y la familia y sobre la sexualidad no altera ni deforma lo que la misma naturaleza provee, en la vida y el desarrollo de cada persona libre dotada de inteligencia. Al contrario, ilumina desde la fe y constituye una ayuda para su realización en esta vida y para alcanzar el cumplimiento de esos objetivos", subrayó.

Monseñor Elizalde estimó que "ahora, de manera clara y elocuente, nos ha sido confiada una misión: ofrecer a nuestros hermanos el testimonio de esta realidad querida por Dios: la familia, la estabilidad matrimonial, vivida en la fe que sostiene y anticipa el cumplimiento de las metas, el respeto por la vida", y pidió rogar a Dios que "nos mantenga unidos y fervientes, y que nuestras familias sigan siendo la muestra de su presencia entre nosotros, por el amor y por la vida".

 
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