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PPP: Polígamo, Populista y Presidente
   
Hay quienes expresan con vehemencia, casi con brutalidad, que el ser humano no es monógamo por naturaleza sino por razones culturales, por imposición.

Quienes esto sostienen generalmente... son hombres.

Son los que imaginan que, cual macho de cierta clase de animales, se merecen una corte de damas que se disputan su bravura, o esperan que él las elija para un momento de contacto carnal de puro placer unilateral (para él), de puro goce eventual (para ella). Una unión despareja donde una de las partes elije qué dar y la otra parte acepta dócilmente recibir lo que se pueda.

El ser humano no es monógamo por imposición social, cultural o religiosa.

En "estado natural" (imaginemos la mayoría de las comunidades aborígenes en cualquier parte del mundo) los hombres y mujeres se eligen con mas o menos libertad (esto sí es un hecho social, cultural o religioso) y materializan una unión que se potencia con la llegada de los hijos.

El esquema básico de esa unidad se dará con la madre cuidando, educando, instruyendo a su descendencia en su vivienda (la que sea), vinculándose con otras mujeres en tareas de orden social, y su hombre, tal vez junto a otros saliendo a cazar, cosechar y/o defender a la comunidad de posibles ataques de extraños (esto nunca faltó en la historia ni dejará de existir).

En ese "estado natural", donde el hombre y la mujer viven armoniosamente junto a la naturaleza, respondiendo a un orden casi perfecto, no hay mucho lugar para los múltiples desvaríos o abusos de la "cultura" moderna con los que estamos familiarizados o, al menos, vemos a diario.

Existen, sin duda, las diferencias generacionales, la necesidad de buscar su lugar en la sociedad, la lucha por el liderazgo, pero hay respeto por los mayores, hay valentía para afrontar la defensa del honor y de los propios, hay equilibrio y hay simpleza.

El mes de Abril se celebran en Sudáfrica elecciones presidenciales, en las que el favorito es Jacob Zuma, un hombre de orígen zulú, líder del partido gobernante, el African National Congress (ANC), que está en proceso judicial desde el 2005 por una acusación de grandes sobornos que lo obligó a renunciar a la vicepresidencia de ese país.

Este político, de 65 años, tendrá que hacer una elección privada que tendrá repercusiones públicas: ¿quién será la primera dama? Porque, como en los comicios presidenciales, también hay varias candidatas.

Zuma, polígamo declarado, está a punto de añadir una tercer esposa a su lista. Según informaciones de la prensa local, ya habría entregado el “lobolo”, el tradicional pago en dinero o ganado que el novio debe hacer a la familia de la novia, Thobeka Mabhija, de 34 años, mujer conocida en la vida social de Durban, con la que ya tuvo dos hijos.

Esta será la quinta boda de Zuma, aunque solo le quedan tres esposas, ya que una se suicidó y de otra –que era la ministra de Exteriores Nkosazana Dlamini– se divorció. En total, Zuma acumula unos 17 ó 18 hijos (aunque la cifra exacta se discute).

La Constitución sudafricana admite elegir el régimen de poligamia en el momento del matrimonio. Es una situación rara en las zonas urbanas, y practicada en las rurales. Pero entre los zulúes ilustres –Zuma lo es– es costumbre tener más de una mujer. También hace falta que puedan permitírselo, y hay quien dice que la necesidad de mantener una familia tan numerosa ha obligado a Zuma a hacer negocios poco claros, por los que se lo investiga por corrupción.

La posibilidad de tener un presidente polígamo ha despertado polémica más allá de los ecos de sociedad.
¿Qué ejemplo transmite a los ciudadanos? ¿Perjudicará la imagen del país en el exterior? ¿Es compatible con la igualdad entre hombre y mujer?

Los responsables del partido político que acoge a Zuma, han explicado que "no hay nada de malo en el deseo de Zuma de contraer un nuevo matrimonio de acuerdo con las costumbres africanas y la práctica tradicional". Y hay que reconocer que la poligamia ha sido bastante tradicional en esas tierras. Desde luego, más tradicional que el matrimonio gay que el Tribunal Constitucional de Sudáfrica reconoció en una sentencia de 2005. Según la lógica gubernamental de ese país, si el sexo no importa en el matrimonio, ¿por qué había que hacer cuestión en el número?

Zuma ha afirmado siempre sin complejos su orgullo de polígamo: "Hay muchos políticos con amantes e hijos –dijo alguna vez–
que los esconden para aparentar que son monógamos. Yo prefiero ser sincero. Amo a mis mujeres y estoy orgulloso de mis hijos".


[Fuentes: Ignacio Aréchaga - Aciprensa / El país]
 
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