En el camino de la enseñanza a través del arte, un fotógrafo armó un taller escuela de fotografía en medio de la pobreza material. Los talleres brindados por ph15 están destinados a chicos de muy bajos recursos de los barrios de Bajo Boulogne, Ciudad Oculta y Villa 20 de Lugano.
Con mínimos recursos pero mucha pasión, los jóvenes encontraron en la fotografía, una ventana para mostrarse al mundo.
Ph15 estará presente en la 12a edición del mes de la fotografía en Bariloche, el 7 de octubre y en la tercera bienal argentina de fotografía documental en Tucumán, desde el 9 de octubre, la muestra será en la Cultura de la Municipalidad Parque 9 de Julio , y podrá visitarse hasta el 7 de noviembre de lunes a viernes, de 08:30 a 13:00 y de 14:30 a 19:00 hs. Docentes y alumnos de la Fundación participarán de charlas y seminarios además de brindar talleres de fotografía estenopeica (fotolata) a niños tucumanos entre el 8 y el 14 de octubre.
“Trabajamos ofreciendo una herramienta de comunicación. Vivir en la villa es un estigma social muy fuerte, los chicos se sienten marginalizados, no creen que haya para ellos algún espacio en otro lugar. Les decimos que si probaron con palabras y con gestos, con el lenguaje tradicional, y no fueron escuchados, pues entonces, es momento de probar con otra lengua, con el lenguaje de las imágenes. La propuesta es que todo lo que quieran decir y contar sobre lo que hacen, lo que les gusta y lo que no, lo que les preocupa, sus sueños, todo aquello que quieran decir a otros, lo hagan a través de imágenes”, cuenta Martín Rosenthal, fundador de Ph15.
Ph15 es un proyecto que nació al abrigo de la pasión docente de Rosenthal y de la curiosidad de un grupo de pibes que un día lo vio trabajando con su cámara entre las precarias construcciones de Ciudad Oculta que se levanta escondida tras los restos de lo que alguna vez, se dijo, sería un hospital. “En agosto del 2000 yo llegué a la villa para hacer un trabajo para la Red Solidaria de la que soy fotógrafo voluntario. Les dije que si conseguían un lugar, yo armaba un taller para enseñarles. A los quince días me llamaron, yo les pedí una semana para conseguir cámaras y películas y poco después comenzamos”, recuerda Rosenthal.
La tarea docente no era entonces extraña a este fotógrafo de veinticinco años de profesión y trece de maestro de fotografía. Durante la década del ´90 Martín había viajado por Latinoamérica y en aquellas comunidades rurales donde lo llevaba su trabajo se daba tiempo para armar talleres de fotografía estenopeica. “Viajaba con un pequeño laboratorio, tres botellitas de químicos y una carpa para crear una especie de cuarto oscuro, eso me alcanzaba para enseñar a tomar fotografías con cajas de zapatos, envases de leche y todo recipiente con tapa que encontrásemos en desuso. El problema era que cuando yo me iba eso moría ahí, era una experiencia de una vez. Con el taller de Ph15 el proyecto se hizo sostenible. La fotografía estenopeica pasó a ser sólo una parte del programa de enseñanza”, comenta Martín.
La Fundación Ph15 no cuenta con subsidios estatales ni privados, se mantiene gracias a las donaciones de particulares y a ocasiones en las que, por concurso, acceden a fondos de empresas y organismos internacionales. El trabajo de todos los docentes es ad honoren y el material con que trabajan los chicos, cámaras y películas, es aportado por distintos colaboradores de Ph. “Las primeras cámaras son muy básicas, de plástico, esas son las que los chicos tienen por dos años y que, si completan la formación, pueden quedarse. Afortunadamente, hace un tiempo conseguimos cámaras manuales, allí incorporamos la enseñanza de técnica fotográfica. De todos modos, a los chicos siempre se les explica las limitaciones que tienen con sus cámaras, se les dice que teóricamente uno en el acto creativo no tendría que tener ninguna limitación, pero bueno, que eso es lo que tenemos y que debemos aprender a utilizarlo lo mejor posible”, aclara Rosenthal.
Y si de trabajar con calidad, con esmero y pasión, más allá de disponibilidades y faltas se trata, los chicos del taller han dado muestras más que suficientes.
Como de imágenes, de aprender a usar el lente de la cámara como palabra y contar historias en una toma, va este camino, inevitable entonces querer saber qué imagen relataría lo mejor de los primeros años de Ph15: “Sin dudas, la imagen de la cara de los chicos cuando encuentran su foto en el libro o cuando la ven colgada en una muestra. Es esa cara donde casi como en los subtítulos de una película se lee la satisfacción por haber alcanzado un lugar, por haber logrado trascender”.