Juegoteca Sin Fin [Escalera 86 PB “B” Barrio San Isidro] es una organización sin fines de lucro, que desarrolla su labor en los barrios carenciados Santa Ana, Bajo Boulogne y Barrio San Isidro.
Este es un espacio recreativo, cuyo objetivo fundamental, es contribuir, desde el juego, al desarrollo de los chicos y promover su integración.
Básicamente las ciudades, especialmente los grandes centros urbanos, como Buenos Aires, han restringido el desarrollo lúdico de la infancia al ir convirtiendo los espacios públicos en poco seguros para el despliegue del juego.
La calle, los potreros, las plazas, los parques, lentamente han ido perdiendo la imagen de niños jugando.
Acompañando este repliegue lúdico y de la infancia, aparece la desvalorización del juego a nivel social, de la familia, de la escuela y del mundo adulto en general, sobrevalorizando la "tarea productiva" al "ocio improductivo", así vemos niños con agendas casi tan ocupadas como los adultos. La sociedad adhiere en alguna medida, tal vez inconsciente, a la concepción del mercado que supone el tiempo libre y el ocio como improductivos, de esta manera, desvaloriza el rol del juego.
Las juegotecas surgen a partir de la detección de este repliegue lúdico de la infancia y de considerar al juego, junto con los requerimientos básicos de nutrición, salud, vivienda y educación como vital para el desarrollo de los niños.
Un sin número de autores resaltaron el valor del juego como componente básico del desarrollo físico, emocional y de la personalidad del niño, especialmente en su primera infancia.
Ana Silva voluntaria de Juegoteca Sin Fin analiza: “A través del juego el niño investiga, conoce, aprende a relacionarse con el mundo y con sus pares. El juego posibilita la comunicación y el aprendizaje, favoreciendo los vínculos interpersonales y grupales y la exploración del mundo que los rodea. Es por eso que a través del juego el niño incorpora no sólo habilidades y saberes, sino también valores como la solidaridad, el compañerismo y la relación con los demás”.
El juego es un recurso creador, tanto en el sentido físico cuanto en el mental porque el niño pone "en juego" durante su desarrollo todo el ingenio e inventiva que posee.
“La juegoteca –explica Ana- pretende revalorizar el valor del juego tanto a nivel individual como grupal y desde allí comunitario. El objetivo es que las experiencias que los chicos viven como actores del espacio de juegoteca sean replicadas por estos mismos actores en otros ámbitos de la vida familiar, social y comunitaria. Para el que juega la realidad se revela cargada de significados, inagotable y siempre nueva. La realidad es un signo de interrogación que despierta curiosidad, que lo mantiene alerta, que pone en funcionamiento su imaginación creadora”.
Jugando los hombres se integran a la comunidad lúdica. La actividad lúdica es esencialmente comunitaria, desarrolla la capacidad de convivencia social, donde la sana competición y el respeto a las leyes destierran el individualismo exacerbado y la violencia incontrolable. Las leyes del juego ponen límite a la violencia y encauzan la rivalidad hacia una competición legal que fortalece los vínculos con el grupo.
“Los niños han jugado a través de los tiempos y en todas las culturas –detalla Silva- la universalidad del juego en la elaboración de la psique individual va acompañada de una variabilidad que se marca de una época a otra, de una cultura a otra, de un tipo de sociedad a otra y constituye un auténtico espejo social. Así consideramos al juego como elemento privilegiado de socialización, de aprendizaje y de prevención en sí mismo”.
El juego es un recurso de una riqueza invalorable que dará lugar a la exploración en todos los ámbitos de la vida del niño. Cuanto más rico sea el despliegue lúdico, más serán los caminos alternativos que se habiliten para estructurar su pensamiento, crear estrategias de acción, lograr entablar y afianzar vínculos afectivos y sociales enriquecedores.
“Planteamos a las juegotecas como espacios significativos, donde se garantice el derecho del niño al juego, al hablar de espacios significativos intentamos definir el sentido de pertenencia que los chicos puedan tener hacia las juegotecas, pertenencia que llevará a distinguir el espacio como propio, donde los voluntarios son facilitadores de lo que ellos mismos protagonicen. Esa apropiación del espacio por parte de los chicos, la pensamos como extensiva hacia sus padres y hacia la comunidad”, afirma la entusiasta y comprometida voluntaria Ana Silva.