La gobernadora de Alaska, Sarah Palin -44 años-, será la candidata a vice-presidente de John McCain para las elecciones presidenciales de Noviembre en los Estados Unidos.
Se trata de una fuerte apuesta del republicano, que de este modo ha impuesto la “agenda pro-vida”, o al menos una parte importante de ella, como un tema principal de la campaña electoral.
Sarah Palin, tiene 5 hijos, uno de ellos con síndrome de Down, en un país que el 80% de esos niños son víctimas del aborto eugenésico. Cuando nació éste, siendo ya gobernadora, Palin, que en contra del consejo de los médicos no acudió al aborto, declaró a Life News: "Supimos por las pruebas de embarazo que tendríamos que hacer frente a desafíos especiales. Nos sentimos privilegiados porque Dios nos confió este regalo y sentimos una indecible alegría por cómo entró en nuestras vidas. (…) Tenemos fe en que cada bebé ha sido creado para un fin concreto y bueno, y tiene potencial para mejorar este mundo. Realmente hemos sido bendecidos".
Como miembro de Feministas por la Vida participó en iniciativas como las de ayudar a embarazadas en riesgo para evitar que acudieran al aborto; y en servicios de asistencia social para permitir estudiar a jóvenes con dificultades familiares o con problemas de aprendizaje.
Siendo gobernadora, en Noviembre pasado, cuando la Corte Suprema de Alaska permitió a las menores de edad acudir al aborto sin consentimiento de sus padres, Sarah Palin declaró que eso era “escandaloso” e instruyó al Fiscal General del estado para que reabriera la causa.
En 2006, se manifestó en contra del reconocimiento legal a las parejas del mismo sexo y, aunque dijo que compartía la preocupación por la discriminación de los homosexuales, afirmó que nunca apoyaría un plan para darles beneficios semejantes al de una familia. “Creo que es más importantes el honor de la estructura familiar”, declaró entonces.
La aparición de Sarah Palin en el escenario político de USA y del mundo, cualquiera sea el resultado de las elecciones, al menos por esta vez, implica que los políticos no podrán evitar definirse sobre temas que hacen a la defensa de la vida humana y la familia.
Sin dar lugar a exagerados optimismos, porque el mismo sistema no lo permite, comienza a verse el fruto del esfuerzo de todos aquellos -entre ellos un buen grupo de obispos de la Iglesia Católica- que lucharon durante años para que los electores -cristianos y no cristianos- pudieran ejercer en conciencia su derecho a votar.
-> Juan C. Sanahuja