La red internacional de organizaciones del Comercio Justo, le entregó a la Asociación Arte y Esperanza –Pedro de Mendoza 587, San Isidro- el sello de certificación IFAT, en reconocimiento a su labor con las comunidades Indígenas argentinas.
Arte y Esperanza es una asociación civil que trabaja desde hace ya 20 años a beneficio de las comunidades indígenas argentinas.
Bajo las normas del Comercio Justo Internacional, se ocupa de brindarle apoyo a más de 500 familias de todo el país dando fuente de trabajo digno a través de la comercialización de sus artesanías.
Estas obras de arte son realizadas como una manera de expresión cultural, de comunicación con el entorno y como recurso de subsistencia. En ellas se puede observar la delicadeza, el corazón y la paciencia con que los hombres y mujeres indígenas trabajan día a día para poder subsistir y darle el alimento diario a sus niños.
Este sello certifica el correcto funcionamiento de la Asociación y su empeño por respetar cada eslabón de la cadena de producción artesanal.
El Comercio Justo es una alternativa diferente ante la actual desigualdad del comercio tradicional. Frente a los criterios meramente económicos de este último, prevalecen valores éticos que abarcan aspectos tanto sociales como ecológicos.
Los principios del comercio justo son: rechazo a la explotación infantil, igualdad entre hombres y mujeres, el precio que se paga a los productores permite condiciones de vida dignas, respeto de los derechos humanos, respeto al medio ambiente, se evitan intermediarios innecesarios, capacitación de los productores y se informa a los consumidores acerca del origen del producto.
El Consumo Responsable es aquel que demanda estar informado acerca de las condiciones (laborales, ecológicas, sociales) bajo las que han sido elaborados o fabricados los productos.
Representa “la otra cara de la moneda” del Comercio Justo, ya que no se puede asegurar un intercambio justo y solidario sin la presencia de consumidores conscientes, responsables y solidarios que reconozcan el verdadero valor de los productos que consumen.
Cada vez que compramos en el supermercado del barrio o en cualquier centro comercial establecemos relaciones comerciales con el resto del mundo. Es importante ser conscientes de que en cada uno de nuestros actos de consumo estamos alentando, fomentando o apoyando la forma en que esa mercancía ha sido producida y comercializada.
En otras palabras: dado que somos parte del problema está en nuestras manos parte de la solución. Para ello debemos tener conocimiento de las relaciones económicas y sociales que se esconden detrás de los productos que consumimos.
Los fabricantes son responsables de las condiciones ecológicas y sociales de producción de todos aquellos productos que llevan su nombre. Los comerciantes son co-responsables. Y como consumidores somos responsables de lo que compramos Impulsemos la educación del consumidor consciente, desde la casa, en la escuela y en la sociedad en general. Es necesario anteponer a la cultura consumista, la cultura del Consumo Responsable.