Mientras el grupo de los ocho países más industrializados del mundo (G-8) acordó en Toyako (Japón) reducir al menos en un 50% las emisiones de gases con efecto invernadero hacia el lejano 2050 (¡Dentro de 42 años!), tras advertir que los precios récord del petróleo y los alimentos amenazan la estabilidad de la economía mundial, el papa BenedictoXVI exhortó a los países miembros a poner en el centro de sus deliberaciones a "las poblaciones más débiles y más pobres, cuya vulnerabilidad aumentó por las especulaciones y las turbulencias financieras, que tienen efectos perversos sobre los precios de los alimentos y de la energía".
Los líderes políticos, luego de un extenso debate en el segundo día de reuniones, también se pusieron de acuerdo por primera vez en definir metas nacionales, a mediano plazo, de reducción de gases contaminantes para luchar contra el calentamiento global. En conjunto con todas las partes de la convención sobre cambio climático de la Organización de las Naciones Unidas, el G-8 quiere "considerar y adoptar (...) la meta de lograr al menos un 50% de reducción de las emisiones mundiales para 2050", indicó la declaración sobre cambio climático adoptada en el marco de la cumbre que se celebra desde desde este 7 de Julio en Japón.
"Este desafío global sólo puede ser enfrentado mediante una respuesta global, y en particular con las contribuciones de todas las grandes economías", agregaron los líderes, quienes además admitieron que para lograr estos progresos "se requerirán metas a mediano plazo y planes nacionales para cumplirlas".
Benedicto XVI, por su parte, instó a "aprobar con coraje todas las medidas necesarias para vencer el flagelo de la extrema pobreza, del hambre, de las enfermedades, del analfabetismo, que afectan aún a gran parte de la humanidad".
"Yo también me uno a este fuerte llamado a la solidaridad", manifestó el Papa, y reclamó que "la generosidad y la clarividencia ayuden a tomar decisiones destinadas a relanzar un equitativo proceso de desarrollo integral, en salvaguardia de la dignidad humana".
Críticas de ecologistas
Mientras tanto las grandes organizaciones ecologistas calificaron como un "fracaso" el comunicado conjunto sobre cambio climático. El director de WWF Internacional, Kim Carstensen, aseguró que la cumbre no logró "mover a Estados Unidos" de su posición contraria a avanzar en la reducción de gases que causan el efecto invernadero.
A su juicio, "Estados Unidos, junto a Canadá" fueron los causantes de que el compromiso del G-8 se haya quedado en "más o menos lo mismo" que lo acordado el año pasado.
El líder ecologista apuntó además que los verdaderos avances se están produciendo a "nivel nacional", ya que países como Brasil, la India o Japón anunciaron recientemente programas internos para combatir el cambio climático dentro de sus propias fronteras.
Por otro lado, el consejero político de Greenpeace Internacional, Daniel Mitler, señaló que el G-8 abdicó de "su responsabilidad" con el comunicado emitido ya que esos ocho países son los "causantes" de la mayor parte del problema de cambio climático que sufre la Tierra. Mitler describió la cumbre de Hokkaido como "un fracaso" y explicó que los objetivos a mediano plazo dibujados por el G-8 se limitaron a ofrecer un "lenguaje florido" y "no acción".
Combatir la pobreza, construir la paz
La Oficina de Prensa de la Santa Sede dio a conocer que el tema elegido por el Papa Benedicto XVI para la celebración de la 42º Jornada Mundial de la Paz que se realizará el 1º de Enero de 2009 es "Combatir la pobreza, construir la paz".
"El tema elegido por el Papa subraya la necesidad de que la familia humana dé una respuesta urgente a la grave cuestión de la pobreza, como problema material, pero ante todo moral y espiritual", indica el comunicado.
La misiva recuerda el reciente discurso del Santo Padre a la FAO, en la que denunciaba que "pobreza y malnutrición no son una simple fatalidad provocada por situaciones ambientales adversas o por calamidades naturales desastrosas. Las consideraciones de carácter exclusivamente técnico o económico no deben prevalecer sobre los deberes de justicia hacia los que padecen hambre".
En el comunicado se precisa además que "el escándalo de la pobreza pone de manifiesto la incapacidad de los sistemas de convivencia humana actuales para promover la realización del bien común. Es necesario reflexionar sobre las raíces profundas de la pobreza material y por lo tanto también sobre la miseria espiritual que suscita la indiferencia del ser humano hacia los sufrimientos de sus semejantes".
"La respuesta se halla, ante todo, en la conversión del corazón al Dios de la caridad para lograr así la 'pobreza de espíritu' según el mensaje de salvación que Jesús anunció en el Sermón de la Montaña: "Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el Reino de los Cielos", finaliza el texto.