San Isidro, Buenos Aires | |

 

 

 

 

 

 

     
Flickr X Instagram You Tube Facebook    
  .: VALORES

 
4 años de una ley aprobada y ejecutada por asesinos
   
El 15 de Enero de 2021 entró en vigencia la ley de aborto a demanda que había sido votada el 30 de diciembre del año anterior en el Congreso.

Desde ese momento pasaron 1.461 días durante los cuales perdieron la vida antes del parto en hospitales públicos y centros de atención primaria 381.600 niños (*). Una cifra que horroriza, pero que no abarca la totalidad de los homicidios: es preciso multiplicarla por 2 (por lo menos) para incluir a los inocentes argentinos que se sacrificaron en ámbitos privados.

Y, como si no fuera suficiente, hay que agregarle los que encontraron la muerte mediante la siniestra "píldora del día después" que es de venta libre en farmacias porque así lo dispuso el gobierno de Alberto Fernández y del mismo modo lo mantuvo Javier Milei.

Es difícil, en muchos casos, tomar conciencia de las cifras de víctimas. Cualquiera tiembla al pensar en que su propia familia viaje en un auto y en un incidente de tránsito todos mueran. Cinco ataúdes, cinco historias canceladas, cinco cruces, mucho llanto de familiares, compañeros, amigos, vecinos. Mensajes de condolencias, reclamos de justicia, asistencia espiritual y psicológica.

Pero todo ese escenario de dolor no sucede con los 760.000 niños ultimados a pedido en salitas u hospitales. Con total liviandad se sigue escuchando a muchos hipócritas lamentarse por un niño desaparecido, otro fallecido por una bala perdida u otro maltratado, al tiempo que consideran "progreso" o "logro" que se los pueda liquidar sin piedad en el vientre.


¿Cuántos son 381.600 niños muertos?

Para imaginarse la magnitud de este genocidio en marcha, valga pensar que esta masacre de personas indefensas que lleva adelante la clase política desde hace 4 años equivale a:

  • 154 Teatros Colón colmados
  • 588 Guerras de Malvinas (1982)
  • 4.490 Atentados a la AMIA (1994)
  • 1.181 Cruceros Gral. Belgrano (1952)
  • 1.967 Incendios de Cromañón (2004)
  • 5.451 Aviones de LAPA (1999)
  • 42 veces más que las víctimas listadas por la CONADEP (1984)
  • 128 Torres Gemelas (2001)
  • 42 Terremotos de San Juan (1944)

Si esta lista no fuera suficiente para darse cuenta de cuántos niños murieron en ámbitos estatales desde 2021, imaginemos que cae una bomba y desaparecen de un plumazo todos los habitantes de Avellaneda, o los de Berazategui, o los de Malvinas Argentinas, o los de Morón, o los de San Isidro, o los de San Miguel, o los de Tres de Febrero, o los de Vicente López o los de Escobar. Como cuando vemos las imágenes de Hiroshima devastada en segundos por la bomba de E.U.A., así cualquiera de estas localidades de Buenos Aires. Todo desolación, muerte, desamparo.

Si eso no alcanzara, que un porteño se imagine asesinados esta misma noche a todos los habitantes de la comuna 13 (Núñez, Belgrano y Colegiales). O todos los de Palermo, o todos los de Flores y Parque Chacabuco.


Paso a paso

El Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable fue creado durante la breve presidencia (16 meses) de Eduardo Duhalde en Octubre de 2002 por la ley Nº 25.673, reglamentada en mayo de 2003 por el decreto 1282/2003. Allí, su ministro de Salud Ginés González García ya había incluido la estrategia de justificar abortos bajo la caprichosa interpretación del Código Penal vigente. Por supuesto, el Programa estimulaba el negocio farmacéutico con la compra y distribución de métodos anticonceptivos.

El cruel aborto disfrazado de "legal" con los indignos protocolos nació en tiempos de Cristina Fernández de Kirchner en 2012 (a quien se le adjudicó mucho tiempo una falsa oposición al aborto) y fueron continuados por los siguientes gobernantes, como parte de la estrategia para llegar a la ley. Esto hizo estragos no sólo en los pobres niños inocentes, sino también en sus madres, en muchos de sus padres, abuelos, tíos y hermanos. A todos los ha ido resquebrajando, debilitando.

Cada día que pasó desde que en la Argentina la Justicia y el poder político se pusieron al servicio de la muerte, la sociedad fue perdiendo parte de sus estructuras básicas.

Como se sabe, las leyes tienen un componente educativo: todo lo que la ley dice que es un derecho, es bueno, está bien; todo lo que la ley cuestiona o condena, es malo, está mal.

"La ley no obliga a nadie", dijeron lobbistas políticos, médicos, actrices, periodistas promotores del aborto legal, a sabiendas de que mentían, que engañaban.

La ley enseñó a muchas mujeres a que pueden ir a una salita u hospital público, a una clínica o sanatorio privado, y argumentar que el embarazo que tienen atenta contra su salud y sin ningún trámite, sin alguien que las invite a reconsiderar el tema, sin perder el tiempo, su hijo será eliminado, en el 90% de los casos con un método químico.

Esa mujer muy posiblemente deba ver los restos de su propia descendencia salir su cuerpo. Tal vez sola, tal vez acompañada de una amiga. No hay dudas de que esta escena hace un daño tremendo que no termina ahí.

Todas las "razones" que llevan a una mujer a abortar no desaparecen ni disminuyen con su hijo muerto. Y se le sumarán las consecuencias emocionales y psicológicas por lo sucedido.

Es fácil comprender que el daño en la salud mental de la población provocado por la pérdida del valor de la vida humana, especialmente la del propio hijo, va serpenteando por las estructuras sociales, encadenando un desprecio con otro, un deterioro con una rotura, un intento de evasión con el sinsentido de la propia existencia.

Este cuadro de destrucción social –que no comenzó con la sanción de la ley genocida sino que se potenció- no se aloja, como algunos creen, solo en las clases sociales menos favorecidas. Es allí donde más se estimula que se produzca.

A las mujeres de sectores medios y altos se llega con otros recursos, con otras "zanahorias", con estímulos para desechar un proyecto estable de familia, para priorizar el desarrollo personal, el disfrute de la vida y el goce de placeres efímeros que un hijo no le permitiría.


Los enemigos tienen paciencia y no descansan

Siguiendo un derrotero siniestro, calculado y con recursos (públicos y privados), quienes han buscado debilitar a la sociedad argentina lograron la ley de matrimonio civil (1888) con la que el Estado asumió como propias funciones administradas por la Iglesia, la ley de divorcio vincular (1987) con la que el Estado buscó facilitar la ruptura de lo que había unido, la ley de matrimonio igualitario (2010) para equiparar el matrimonio a una yunta antinatura, la ley de identidad de género (2012) para hacer legales las fantasías y aberraciones de una insistente y activa minoría, la ley de muerte digna (2012) para que los familiares de un enfermo puedan pedir que lo maten de hambre y sed, mientras la ley de cuidados paliativos debió esperar más de 2 años para estar reglamentada, y la inconstitucional ley de aborto (2020) para imponer un derecho a matar niños antes del parto, por el motivo que fuera.

Esta es una secuencia incompleta -habría que sumar la implosión del sistema educativo, entre otras cosas-, que evidencia la realidad de un plan desordenado pero metódico, para cancelar la grandeza e integridad de un país.

Cada paso hacia el abismo está tapizado con los escombros de un pasado de virtudes, de heroicidades, de esfuerzos y de progresos, de una sociedad que, aún con sus fallas, era muchísimo más íntegra que este lánguido presente.


Un sí, lo cambia todo

Volviendo al aborto legal y como no me canso de señalar, si una mujer no ha perdido aún la valoración de la vida (la propia y la ajena), si tiene al menos un provida que la contenga, la escuche, la ayude, si un varón conserva todavía lo que lo constituye como tal y no se deja presionar por el feminismo, si la sociedad aún tiene anticuerpos para desechar la cultura de la muerte, posiblemente las legislaciones perversas como la ley Nº 27.610 vayan perdiendo su poder. Ahí sí, será cierto eso de que la ley "no obliga".

Toda la estructura del Estado y la ley se cae a pedazos si se dice que sí a la vida. Y ese sí debe salir de los labios de quien comprende que, a pesar de las tragedias, hay salida hacia lo bueno.

Si frente a un embarazo no buscado se decide proteger la vida, como Dios manda, las macabras estadísticas bajarán.

Y algún día, tal vez, los que se dicen políticos contrarios al aborto emprendan una verdadera cruzada contra el lobby promuerte y la ley sea derogada. Será un gran día aquel en que veamos políticos con más coraje que cálculo defender -oportuna e inoportunamente-, la vida de los más indefensos. Aún a costa de su carrera y su bolsillo.

Mientras tanto, los que estamos convencidos de estar en el lugar correcto de la lucha, tenemos mucho por hacer en la vida real para que nadie pida, recomiende o considere que tiene algo bueno o tolerable matar a un niño antes de nacer.


(*)
Niño es para la Constitución Nacional Argentina todo ser humano desde la concepción hasta los 18 años. Para el Código Civil y Comercial (2015) se es persona desde la concepción.

-> Alberto Mora


Bajar artículo en versión PDF (125kb): CLICK ACÁ

 
whatsapp

 

Firma

Facebook Flickr Twitter Instagram You Tube Facebook

 

 

 
 
Toda vida vale
ACTUALL HAZTE OIR RELIGION EN LIBERTAD
Ver farmacias de turno en San Isidro
¿Qué es la ideología de género?
GRAVIDA DAMAS ROSADAS MARCHA POR LA VIDA FUNDACION CONIN
CUIDAR TU VIDA EN TUS MANOS FUNDACION LORY BARRA FUNDACION LEER
ASOCIACIÓN TRADICIONAL ARGENTINA EL LAZO MADRES DEL DOLOR FUNDACION ESCOLARES FUNDACIÓN PRIMEROS PASOS DELFINA VASALLO
FUNDACIÓN MARÍA CECILIA FUNDACIÓN COR FUNDACION NOSOTROS
LA CHATA SOLIDARIA CÍRCULO DE POETAS DE LA CIUDAD DE BOULOGNE SUR MER ASOCIACIÓN UMBRALES LA MERCED VIDA
INSTITUCION FÁTIMA

BUSCADOR
Google

Flickr X Instagram You Tube Facebook

Portal UNO Argentina
Todos los derechos reservados | 2004-2024