Indi Gregory había nacido hacía sólo 8 meses y, por acción deliberada de la justicia británica, se suma a los casos en los que en ese reino dispone con total falta de humanidad, que los padres no tuvieron la libertad de hacer hasta el último intento por salvar o acompañar dignamente a su hijo.
El domingo 12 de Noviembre, por decisión del tribunal de apelación británico e ignorando la generosa actitud del gobierno italiano de darle la ciudadanía en tiempo record y atender a la niña en Roma, Indi fue víctima de la interrupción del sistema que la mantenía con vida en su lugar de internación.
Paradójicamente la justicia había decidido privarla de cualquier traslado, porque era "demasiado peligroso" dadas las "complicaciones".
"La vida de Indi terminó a las 1:45 de la madrugada y Claire (su madre) y yo estamos enojados, avergonzados y con el corazón roto", declaró Dean Gregory, el padre, en un comunicado.
El Servicio Público de Salud "y los tribunales no sólo le arrebataron la oportunidad de vivir más tiempo, sino que también le arrebataron la dignidad de morir en el hogar familiar al que pertenecía", lamentó.
El viernes 10, el tribunal decidió que el tratamiento debía interrumpirse en un centro médico, y no en casa de los padres, como éstos lo solicitaban. La beba fue trasladada entonces a un hospicio.
El hospital "Bambino Gesu" de Roma se había ofrecido a seguir tratando a la pequeña, pero el tribunal inglés dictaminó que la intervención de Roma no modificaba ninguna de las sentencias anteriores.
"Hicimos todo lo que pudimos, todo lo que era posible. Desgraciadamente, no fue suficiente. Buen viaje pequeña Indi", publicó en la red social X Giorgia Meloni, la presidente del Consejo de Ministros de Italia.