Alberto Fernández, el presidente genocida argentino
No lo hizo solo. Pero su obediencia a toda costa al poder internacional, su afán por ponerse al servicio pleno de los enemigos de la Patria y su vocación por traicionar la Constitución Nacional, lo pusieron en el primer lugar del podio de los genocidas argentinos.
Alberto Fernández, con las mismas viejas trampas de la política que sabe que casi todos sus miembros tienen algo por lo que son “comprables” o algo que prefieren ocultar, concretó la aprobación de una ley inmoral, dictada palabra por palabra por el imperialismo del odio.
Pero no solo contó con la complicidad de legisladores que prefirieron sus prebendas a la dignidad y el respeto a sus representados, también con las empresas de comunicación y miembros del espectáculo -en especial las actrices, varias de las cuales fueron al acto de este 14 de Enero-, que vinieron desde hace décadas arando el campo para que fuera posible esta nube negra y decadente sobre la Argentina: EL DERECHO A MATAR NIÑOS EN CUALQUIER MOMENTO DEL EMBARAZO Y SIN NINGÚN MOTIVO.
Cada uno, a su modo y pacientemente, fue vaciando de valor todo lo que estuviera a su alcance. Así fue que hace unos años se equiparó el ensamble perfecto –en todo sentido- entre hombre y mujer, con la despareja, incompleta e infructífera yunta de homosexuales. Algo que ya venía preparándose con mil contenidos televisivos, canciones y bajadas de línea diversos. Por supuesto, Alberto Fernández lo mencionó como un logro y relacionado con la ley del aborto.
Ibarra, Cafiero, Gómez Alcorta, González García al servicio de los enemigos de la Argentina -----------------------------
El Estado fue aprovechándose de los planes de estudio, de sus propuestas culturales o sociales, para pervertir a como dé lugar a una sociedad demasiado preocupada por sobrevivir a las constantes políticas económicas que siempre encuentran una razón para fracasar. Aunque viendo quiénes están detrás de todo esto que sucede, parece que las crisis económicas no son sólo fruto de la incapacidad de los gobernantes.
La política, siempre tan “permeable” al error, al negociado, a la conveniencia, al advenedizo y, al mismo tiempo, tan reticente a imitar las virtudes y los buenos ejemplos de verdadera entrega personal de nuestros próceres, no deja lugar para personas decentes, capaces y valiosas.
Además de funcionarios como Horacio Rodríguez Larreta -que apoyó en 2020 el protocolo mataniños en C.A.BA.-, hubo varios diputados y senadores que "ayudaron" a aprobar esta aberración jurídica que hoy se promulgó.
Cristina Fernández, Mauricio Macri y Alberto Fernández –por mencionar a los últimos presidentes- están unidos por mucho más de lo que se pueda imaginar. Cada uno, con algunas variantes de forma, han hecho mucho para que el país se encuentre ante la puerta del mayor genocidio, el de los más indefensos, el de los niños por nacer.
Macri, Massa, Fernández y Fernández unidos contra la vida de los niños por nacer -----------------------------
La viuda de Néstor Kirchner fue la que promovió en 2012 un protocolo de aborto no punible, con su ministro de Salud DanielGollán.
El ingeniero Macri –que siendo Jefe de Gobierno de Buenos Aires impulsó el perverso “Chau Tabú” incluyendo la mención del aborto como “derecho”- promovió en 2018 que se debatiera en el Congreso el valor de la vida humana y, al fracasar, autorizó inmediatamente la fabricación y compra de dosis abortivas de Misoprostol para su entrega en hospitales.
El presidente designado Fernández, que supo declararse en contra del aborto y decir que en la facultad siempre dijo que no debía ser delito…, supo que arrodillándose una vez más, esta vez ante los mismos organismos internacionales que supo hacerlo Macri, podía granjearse su simpatía eterna. Sin dudas, muchos estiman que Fernández gozará de un nivel de protección y prebendas como ninguno de sus antecesores.
Pero tales ventajas, no lo librarán de ser considerado por los argentinos decentes –esos a los que traicionó, esos a los que pisoteó de cien maneras desde que asumió- como un tirano, un genocida que se regodea de serlo, alguien capaz de las máximas bajezas, un bufón de los poderosos, un odiador serial.
Ahora, consumada la victoria del FMI, del Banco Mundial, de International Planned Parenthood Federation, de Amnesty International, de la agencias de la ONU sobre nuestra soberanía, le queda al pueblo argentino recordar cada nombre de funcionarios, de legisladores, de gobernadores, de intendentes, de periodistas, actores y cantantes por su apoyo al genocidio infantil, para no votarlos, no escucharlos ni verlos, no pagar entradas ni consumir sus productos. No estaría bien gastar el voto en quien busca la muerte de niños como tampoco darle dinero o rating a quien “trabajó” para la aprobación de esta ley.
AUN CON PERMISO, MATAR UN HIJO ES BESTIAL
Que una ley –sancionada con mentiras y corrupción- diga que matar no es delito, no hace que tal acto sea digno o justo.
Una mujer que pide un aborto seguirá haciéndole daño a su hijo -buscado o no- que nada malo hizo para merecerlo.
Un médico que realiza un aborto -a gusto o presionado por esta ley- estará matando a un ser humano indefenso.
El aborto no soluciona la soledad, la desesperación, la falta de dinero, la violación, el vacío, la ausencia de sentido.
El hijo que muere por un aborto a demanda no desaparece, seguirá estando en la memoria de su madre, en el dinero de los organismos internacionales que presionaron, en la cuenta bancaria del médico abortista y en las prebendas del funcionario público que lo facilitó.
El aborto es la muerte de un hijo, es negocio, es dominación de poderosos que engañaron a muchas mujeres diciéndoles que le daban libertad, pero que en realidad las sometieron para robarles la dignidad, la decencia y una de las más grandes y plenas experiencias de su vida.