Un gobierno promotor de la muerte a quien no es querido
El presidente de la Nación, Alberto Fernández, incluyó en su discurso del 1 de Marzo de inicio de las sesiones ordinarias del Congreso la decisión de remitir un proyecto de legalización del homicidio prenatal, una aberración jurídica, contraria a la Constitución Nacional, al Código Civil y Comercial y al Código Penal, que busca habilitar un falso derecho a matar a los niños por el sólo motivo de no ser deseados.
La igualdad ante la ley tendría con este plan gubernamental una vuelta de tuerca inverosímil, ya que el primer derecho humano, el derecho a la vida, quedaría sujeto a los sentimientos de otro, circunstancialmente, su madre.
Un proyecto por demás contradictorio viniendo un sector que dice reconocerse como víctima del totalitarismo del Estado que en los '70 secuestró, torturó, mató y "desapareció" a sus adherentes. El aborto (legal o ilegal) realiza las mismas acciones.
Unos cuantos pañuelos verdes en micrófonos y muñecas oficialistas fueron una ofensa organizada a las instituciones de las que forman parte. Hombres y mujeres vestidos para un acto formal, demostrando su interés en que matar niños y hacer desaparecer sus cuerpos no sea considerado delito y pueda ejercerse como derecho.
Es sabido que en este tema los eufemismos, las mentiras y las medias verdades, están a la orden del día.
El aborto es una masacre. No importa si se habla de un aborto temprano o muy avanzado. Siempre es matar, siempre es inmoral, injusto y trágico. El aborto mata a un ser humano y daña a su madre y a la sociedad en su conjunto, incluso en condiciones de asepsia.
A muchas personas les parece que un aborto de 8 semanas es "menos malo" que uno de 22, que si ya tiene aspecto de un niño de más edad (pero en pequeño) es peor que si se dificulta ver su "humanidad".
Hablemos claro. Matar es matar. Un ser humano se inicia con la exitosa unión de los gametos masculino y femenino. Cualquier mecanismo deliberado que cancele el proceso que se inicia en ese momento, es matar, es cancelar una vida, una persona (según nuestro Código Civil y Comercial), un hermano, un nieto, un hijo, un sobrino.
No hay posiciones intermedias en la defensa de la vida. O se defiende o no se defiende. O se ampara uno en la Constitución Nacional y los códigos que se le subordinan, o se está en contra de ella.
El imbécil que nos ha tocado como presidente de la Nación, genuflexo al poder internacional que manda imponer a toda costa legislaciones contrarias al orden natural, a la familia, a la vida humana, casi sólo abre la boca para hablar de los problemas de la economía, de la negociación de la deuda externa,... y de aborto. No es casual ni caprichoso.
Terminó de hablar con el Papa Francisco y fue corriendo a declarar públicamente en París sobre que enviaría un proyecto de aborto en la Argentina. Sin dudas estaba dando examen frente a los organismos del imperialismo monetario que ponen sus brutales condiciones para "apoyar" a un país. Fernández quiere dinero y para eso debe seguir órdenes.
No es secreto que el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial impulsan su mirada antifamilia a como dé lugar. Lo han hecho siempre. Trabajan junto a los medios de comunicación para convencer a las mujeres de que formar una familia y tener hijos es una "postergación", alejarse del mundo, "esclavizarse" con las tareas del hogar, resignar ingresos, no disfrutar, etc.
Esa idea de dilatar el momento de ser madre es visto como un acto de "inteligencia", para pasear, adquirir bienes, "gozar de la vida", terminar una carrera y establecerse. La oposición a tener familia es parte de las victorias del lobby abortista encarnado en el F.M.I. y el Banco Mundial: la mujer debe ser "un engranaje más" de la producción, de la generación de recursos, no puede ni debe dejar de trabajar fuera de su casa o desaparecer de la estructura del comercio o la industria.
Han convencido a muchas mujeres de que su mirada es importante (que lo es) y que gobernar un hogar es "menos" que cumplir 9 horas de trabajo, viajar 2 horas, tener jefes no siempre capaces y ser parte de la picadora de carne que implica el mundo del trabajo (fuera del hogar). Le han metido en la cabeza la concepción marxista de que el hombre es su enemigo, y que es una injusticia que no haya más mujeres en sitiales de decisión, como si no se decidieran grandes cosas para una Nación siendo la jefa de una casa, la mejor referencia de los hijos, una natural experta administradora y la incansable ejecutora del proyecto familiar.
La destrucción de este histórico proyecto de vida, sano, enriquecedor, pleno, que sostuvo períodos gloriosos, es el gran objetivo de esos ambiciosos organismos junto a sus múltiples "socios".
¿Hay convicción ideológica en el ridículo Alberto Fernández y toda su tropa verde? Un poco. Pero es más el odio a la verdad y el deseo de poder lo que lo mueve.
La verdad no importa para los Fernández encaramados en el poder. No importan las verdades científicas, ni las jurídicas, ni las estadísticas de salud ni las del servicio penitenciario. Ninguna cifra y comprobación médica tiene valor alguno para los que gobiernan la Argentina.
¿No son 30.000? No importa. El gobierno dice que sí lo son, como lo dispuso la estrategia mentirosa del terrorismo hace décadas y lo repite como loro junto a los oportunistas y socios de la mentira.
¿Son sólo 19 las mujeres que podrían haber muerto en 2018 por abortos provocados? No importa. Le alcanza al gobernante para vociferar que hay que legalizar el aborto porque es "un tema de salud pública", aunque no proponga nada para las 120 las mujeres que mueren CADA SEMANA por cáncer de mama, una enfermedad evitable con detección temprana (mamógrafos).
¿No hay mujeres presas por abortar a sus hijos? No importa. Igual dirá que es "injusto" que el Código Penal, sostenga que es delito matar a un ser humano en gestación y que sólo si la madre es jurídicamente insana no se aplicará pena.
Sabemos que hay cien razones para defender la vida y la familia, y que el gobierno nacional ejercido por estos políticos sin principios ni virtudes carece de argumentos válidos para imponer sus deseos de muerte.
La verdad está del lado provida. El engaño, la mentira, el despropósito, la injusticia están en manos del enemigo. Y el enemigo está en el Poder Ejecutivo y en buena parte de los que integran su alianza gobernante, principalmente.
Alberto Fernández quiere que sus perversiones se transformen en ley sin pérdida de tiempo. Por un lado quiere que se apruebe un proyecto que proteja a niños, y por otro lado uno que garantice su exterminio. Lo primero no tiene nada de extraordinario: es lo que debe hacer el Estado, porque así lo establece la Constitución Nacional. Lo segundo es lo que le está impedido por todo el marco jurídico.
Pero convengamos que la mirada esquiva de la clase política para abordar inteligentemente el cuidado de madres y niños no es nueva.
Desde hace 10 años la Red Federal de Familias presenta su proyecto de “Ley de Protección Integral de los Derechos Humanos de la Mujer Embarazada y del Niño por Nacer” y nunca fue tratado en comisión. Sería una gran noticia que este expediente que volvió a presentarse en 2020 y lleva la firma de 15 diputados, sume más apoyo y supere el proyecto homicida de Alberto Fernández.
"…la palabra se ha devaluado peligrosamente. Parte de nuestra política se ha valido de la ella para ocultar la verdad o tergiversarla", dijo descaradamente Fernández escoltado por Cristina de Kirchner. "Toda simulación en los actos o en los dichos, representa una estafa al conjunto social que honestamente me repugna", prosiguió sin que se le note gesto de repugnancia por sus propios dichos. "Gobernar es admitir la realidad" expresó con aparente convicción, mientras él mismo niegue la verdad jurídica, las estadísticas y las certezas científicas.
Este docente de derecho devenido en presidente (que vaya uno a saber cuántas otras burradas habrá enseñado), aseguró que "La legislación vigente no es efectiva", porque si bien se penaliza el aborto no evita su realización ni encarcela mujeres.
"El aborto sucede", sentenció y muchos pensaron en los otros delitos "que suceden" y, según su lógica, podrían ser también legalizados: la pedofilia, el homicidio en ocasión de robo, la estafa, la mala praxis, etc.
Frenar esta provocación totalitaria es misión de todo argentino de bien.
Nos impulsa a los que integramos el movimiento provida la defensa integral de la familia, de cada centímetro cuadrado de nuestra Patria, de los principios que la constituyen y de la Fe que llegó a estas tierras para enriquecerla aún más mucho antes de que existiera una Nación.
El domingo8 de Marzo a las 11:00 miles de personas inundarán la ciudad de Luján convocados por la Conferencia Episcopal Argentina para rezar ante la Santísima Virgen por las dos vidas, por la familia y por la Argentina, para que se libere de las amenazas de sus propios gobernantes.
Y el sábado28 de Marzo en la ciudad de Buenos Aires y en cientos de ciudades argentinas, marcharemos por el Día del Niño por Nacer, en un multitudinario encuentro festivo de la Argentina por la vida.
Mirar para otro lado no es opción cuando se busca la desaparición sistemática de personas.