Imaginar la experiencia de profesionales de la salud, preparados para hacer lo posible para que las personas vivan (o vivan mejor), que debieron ser testigos de 10 horas de agonía y una injusticia absoluta, estremece e invita a reflexionar.

En primer lugar, aunque esto parezca que es muy grave y escandaloso, no es menos grave cuando al niño no se lo ve agonizar y morir en una chata.

El aborto SIEMPRE implica muerte. La consideración de si el ser humano en algún momento de su gestación siente o no siente no tiene ningún valor. Matar a un ser humano es malo, es brutal, es inmoral.

Y no es peor que muera fuera o dentro del vientre materno. Un niño ("cualquier ser humano desde la concepción y hasta los 18 años") a quien se le arrebata la vida es una tragedia siempre, ante nuestros ojos u oculto en un consultorio, en una casa o en medio del campo.

Lo que sucede en la mujer al realizarse un aborto es bestial, aunque no lo vean más que una o dos personas.

Por ese motivo, desde hace décadas, la explicación del procedimiento abortivo y sus pasos previos evita cualquier término que refiera a niño, bebé, ser humano, feto,... vida.

Sin ir más lejos, valga recordar los desesperados y vacuos intentos de abortistas (incluso médicos) que expusieron en el Congreso por asegurar que lo que crece en el vientre materno NO ES humano, NO ES vida, o en su defecto, NO siente.

No es necesario ver un niño morir en una chata de un hospital entrerriano para comprender de qué se trata destruir una vida.

Es sabido que mucha gente conoce de qué se trata la pobreza extrema, un accidente de tránsito o la violencia doméstica, pero que verla en directo, en un video o en una buena fotografía provoca un impacto mucho mayor.

Con esto parece suceder algo parecido. Se habla, se opina, se discute, se justifica o se rechaza el aborto, pero ver lo que cabalmente implica sacude el alma. ¿Se recuerda alguien qué sucedió cuando la Dra. Chinda Brandolino quiso pasar imágenes de un aborto en el debate de Senadores? Escándalo. Todo indica que podemos hablar, manipular, gritar, argumentar... pero no podemos ver "eso" que motiva el debate.

La televisión, tan procaz, tan berreta, nos insulta, se ríe de las virtudes, invita al desborde, se divierte con los excesos,... pero no se anima a mostrar la realidad como es. Ni en el tema de la defensa de la vida ni en muchos otros tópicos. A veces, sólo un poco, sólo lo que conviene, guardando formas afectadas de supuesta corrección, haciendo un interesado recorte de los hechos, atendiendo sus negocios y nada más que eso.

Los que sabemos de qué se trata, los que entendemos que una circunstancial "victoria" compromete a más batallas, los que buscamos un compromiso real y no discursos de ocasión, los que no queremos políticos que propongan debates inmorales, los que desconfiamos siempre un poco de lo que nos dicen los periodistas hasta no encontrar más datos, los que caminamos las calles y vemos lo que pasa, no queremos más decadencia bien vestida, ni frases con buenas intenciones.

Queremos acciones concretas. Algunas grandes, ruidosas, otras pequeñas, casi imperceptibles pero coherentes. La defensa de la vida no es sólo luchar para que el Estado en la Argentina deje de proponernos debates falsos para luego hacer lo que se le antoja. Defender la vida es mucho más que eso. Es no descansar un minuto y no dejar de padecer por un niño, un joven, una mujer, un anciano, cuya existencia sea bastardeada. Ni ellos se lo merecen ni la Argentina lo debe permitir.

EL CASO DE CONCORDIA (Entre Ríos)

El Hospital provincial "Delicia Concepción Masvernat" [Monseñor Tavella 2000, Concordia], inaugurado en Octubre de 1999, recibió a una joven cursando un embarazo de entre 20 y 22 semanas, cuyos padres aseguraban que era fruto de una violación.

El gobierno provincial de Entre Ríos, mediante la inconstitucional resolución Nº 2.883 del 29 de Agosto de 2017 firmada por la ministra Sonia Velázquez, adhirió al protocolo de abortos no punibles del entonces Ministerio de Salud de la Nación. Esa disposición ministerial argumenta el inexistente derecho que tendría una mujer a eliminar la vida de un ser humano en gestación con la sola declaración de que se inició con una violación.

No habiendo declarado antes su objeción de conciencia a tal práctica, el personal de salud del hospital se vio presionado por el protocolo provincial y por la intervención de la jueza de Familia, Belén Estevez.

El niño nace (no se informó mediante qué procedimiento) y es abandonado en una "chata" sin que se permita intervenir al personal de neonatología bajo la siniestra especulación de que moriría rápidamente. El niño agonizó durante 10 horas aproximadamente.

Según la ley Nº 24.540/1995 "Cuando el nacimiento aconteciere en un establecimiento médico asistencial público o privado, durante el trabajo de parto deberá identificarse a la madre, y producido el nacimiento y antes del corte del cordón umbilical, al recién nacido" (artículo 2), "En caso de prematurez, se procederá a la toma de los calcos papilares del recién nacido aunque no esté presente ningún surco transverso. Cuando éstos aparecieren, se procederá a la identificación antes del egreso del establecimiento médico asistencial." (Artículo 4).

En cuanto a los datos de registro, el artículo 6 de la ley establece que la identificación debe incluir nombre y apellido, tipo y número de documento de identidad e impresión decadactilar de la madre, y nombre con el que se lo inscribirá, sexo, calcos papilares palmares y plantares derechos, y clasificación de ambos, del niño, además de datos del identificador y del profesional que asistió al parto.

Según trascendió no se realizó registro alguno del nacimiento como tampoco se formalizó el acta de defunción.

PIDEN DEJAR SIN EFECTO EN ENTRE RÍOS EL PROTOCOLO DE ABORTOS

María Alejandra Viola, presidente del bloque de diputados provinciales de Cambiemos, presentó un proyecto de declaración exigiendo al Poder Ejecutivo y al ministerio de Salud de Entre Ríos la “urgente derogación” del protocolo abortista.

Viola, además de señalar el derecho a la vida que tienen tanto madre como hijo, cuestiona que no sea obligatoria la denuncia de las mujeres víctimas de una violación para reclamar un aborto, lo que permite la impunidad del delincuente, si es que el hecho fuera cierto.

El Protocolo “es de una postura abierta y flagrante contra el respeto y la preservación de la vida de las personas por nacer y de una violación lisa y llana contra el ordenamiento jurídico vigente”, señaló la diputada.

RECHAZO DE LA IGLESIA

El obispo de la diócesis de Concordia, Mñor. Luis Armando Collazuol, dio a conocer un comunicado en el que señala que "Cuando una mujer está embarazada, no hablamos de una vida sino de dos... Ambas deben ser preservadas y respetadas. El derecho a la vida es el derecho humano fundamental."

El comunicado menciona que la Constitución provincial señala en su artículo Nº 16 (de la reforma de hace apenas 10 años) que "La Provincia reconoce y garantiza a las personas el derecho a la vida y, en general, desde la concepción hasta la muerte digna. Nadie puede ser privado de ella arbitrariamente".

El obispado insta a que se deje sin efecto la resolución que impone el protocolo de atención de los llamados "abortos no punibles".

[Fuentes: elentrerios / noticiauno / estacioncaseros / otros]


-> Alberto Mora