La Argentina de pie por la vida de la madre y el niño
Sorprendiendo incluso a los organizadores, la tercera Marcha por la Vida llevada a cabo en la Argentina este domingo 20 de Mayo, congregó a 3.600.000 personas que, pacíficamente, reclamaron al Congreso Nacional que rechace los proyectos de despenalización o legalización del aborto.
La expectativa era superar la cantidad de manifestantes que se habían expresado el 25 de Marzo en 222 marchas, cuando hubo más de 2.000.000 de personas apoyando la protección integral de la mujer y del niño desde instante mismo de la concepción.
Sólo en Buenos Aires 350.000 personas de lo más diversas en condición social, convicciones religiosas e instrucción marcharon desde los alrededores de la Plaza de Mayo hasta el Congreso.
Con cánticos y carteles que consignaban leyendas contrarias al aborto y reclamaban "Salvemos las dos vidas", la multitud integrada por familias con niños, adultos mayores y muchísimos jóvenes recorrieron los 1.500 metros sin desmanes ni agresiones, tan características de otras manifestaciones.
Al comienzo del acto Alejandro Geyer agradeció la participación de la ciudadanía de todo el país en estas más de 270 marchas e invitó a un momento de silencio -que fue respetuosamente llevado a cabo- por el niño que había asesinado mediante un aborto no punible en un hospital de la provincia de Buenos Aires en la misma jornada.
Luego, en las distintas proclamas y testimonios en el escenario montado sobre la avenida Entre Ríos, tanto médicos como periodistas, docentes, representantes religiosos, vecinos de Ciudad Oculta y Sara Winter (ex feminista y ex abortista) coincidieron en rechazar los proyectos de aborto, toda vez que implica la destrucción de un ser humano y un despiadado acto de violencia hacia la mujer, reclamando a los legisladores que avancen en medidas que garanticen el cuidado y protección de las mujeres embarazadas en riesgo, el respeto a la Constitución Nacional y la urgente modificación de las leyes de adopción para agilizar los trámites.
En diálogo con Portal UNO, Alejandro Geyer, coordinador nacional de Marcha por la Vida Argentina, calificó esta multitudinaria respuesta nacional como "un plebiscito a cielo abierto, no hay que ir a votar. Habría que suspender el debate". "Lo que le dijimos hoy -a los legisladores- es que el año que viene votamos nosotros". "La gente quiere votar provida, no quiere ser cómplice del aborto". Sobre un tema mencionado en la proclama de los docentes, la imposición de la ideología de género, Geyer expresó que las organizaciones provida lo abordarán seguramente al superar la urgencia actual de evitar el proyecto de aborto.
Raúl Magnasco, de Mas Vida, se mostró confiado en que el proyecto de despenalización del aborto no superará la Cámara de Diputados. "Estamos felices por la presencia de un montón de diputados que participaron de la marcha".
Señaló también que tuvieron contacto con diputados que aún no han hecho pública su postura, pero que privadamente ya se han mostrado contrarios a la legalización del homicidio prenatal.
Magnasco destacó también que este tiempo la aparición de este debate legislativo y mediático ha permitido a muchísima gente saber la verdad sobre el aborto en la Argentina, comprendiendo que la cifra que se esgrime (500.000) es falsa lo mismo que es la principal causa de muerte, que la gente de menos recursos no apoya esa aberrante práctica y que es intolerable la muerte de una mujer o de un niño por nacer. "El Estado , sin querer, ha provocado esta concientización pública".
"La marcha demuestra una vez más que la gente está en contra del proyecto de liberalización del aborto. El proyecto permite el aborto hasta la semana 14 para cualquier bebé, pero también permite una cantidad de supuestos para cualquier momento del embarazo, hasta el mes Nº 8, en el caso del sindrome de Down, de malformaciones, de riesgos de salud 'social' o psíquica", expresó Mariano Obarrio. "Pensamos que este proyecto es, verderamente aberrante, va contra la vida, y tenemos que cuidar las dos vidas".
"Diferentes organizaciones que nos ponemos de acuerdo, porque estamos a favor de la vida", señaló el pastor RubénProietti, presidente de ACIERA. "Cada uno está con su doctrina, pero en esto coincidimos plenamente. No se ganó todavía la batalla, faltan unos días, pero estemos alerta porque, si es necesario una nueva convocatoria, la haremos de modo de luchar hasta las últimas consecuencias. Es terrible lo que nos pasa a los argentinos cuando no respetamos la ciencia médica. Tenemos que ser coherentes y concientes de que la globalización y los intereses de afuera no nos desvíen de la meta. Por eso luchamos y por eso estamos aquí."
Aunque la ciencia NO TIENE DUDAS sobre el origen de la vida humana ni sobre los daños que provoca el aborto en una mujer, se escuchan argumentaciones insólitas de parte de periodistas, actores, escritores y activistas negando o falseando la realidad.
Los proyectos que han motivado exposiciones de oradores de lo más diversos en el anexo de Diputados ponen reparos a la protección de la vida humana y promueven un supuesto "derecho" a destruir al niño bajo argumentos cuestionables y difusos: hasta las 14 semanas de vida del niño por violación (SIN DENUNCIA), o dificultades de salud o sociales de la madre (QUE NO SE SOLUCIONARÍAN CON UN ABORTO) y SIN LÍMITE DE MESES DE VIDA por malformaciones del niño (por ejemplo, SINDROME DE DOWN).
La mortalidad materna, está comprobado, está bajando y aún no hay ley que legalice al aborto.
La circunstancia de pobreza o abuso no cambiarán en la vida de una mujer con una ley que "garantice" la muerte legal de su hijo.
La argumentación de que un aborto legal es seguro es falsa, ya que la joven Keila Jones murió a consecuencia de ese procedimiento y no es la única en el mundo.
Detrás del intento de despenalización del homicidio prenatal hay muchísimo dinero y, si se llega a legalizar, es mucho más el que está en juego. El aborto clandestino es un negocio. Y el aborto legal es un negocio mucho más grande aún, al que no le importa la salud ni el bienestar de la mujer y, mucho menos, la vida de los niños.