Rodolfo Barra (ex juez de la Corte, ex ministro de Justicia, convencional constituyente en 1994), José María Di Paola (sacerdote de José León Suárez), María Angélica Gelli (constitucionalista, profesora de la UBA y la Universidad San Andrés), Nicolás Laferriere (director del Centro de Bioética de la U.C.A.), Diego Montes de Oca (médico pediatra), Úrsula Basset (Doctora en Ciencias Jurídicas), Alejandra Planker (profesora de Filosofía y directora del Instituto de Matrimonio y Familia), Cristina Miguens (empresaria, ingeniera industrial y directora de la Fundación Alumbrar), Ernesto Beruti (Jefe de Obstetricia del Hospital Austral), Jorge Aquino (Director del Laboratorio de Biología del Desarrollo del Hospital Austral), Alejandro Rodríguez (abogado), Oscar Botta (director de la ONG ProFamilia), Raquel García Bolton (presidente del Consorcio de Médicas Católicas de Buenos Aires), Alberto Bianchi (abogado constitucionalista), Mónica del Río (Editora de Notivida) y Verónica Porcelli (educadora sexual), fueron los expositores que rechazan los proyectos que buscan despenalizar el homicidio prenatal en el Congreso de la Nación, este martes 10 de Abril.
Fue el primer día de exposiciones en el plenario de comisiones que analizarán los proyectos ingresados, donde algunos pretenden imponer el derecho inconstitucional a terminar con la vida de niños en el seno materno y otros buscan que el Estado se comprometa a defender la vida de la madre y el niño, conforme la legislación vigente en la Argentina.
Por la mañana los expositores fueron los que están a favor de la despenalización o legalización de la desaparición forzada de menores. Entre los disertantes están las actrices Carla Peterson y Griselda Siciliani y el periodista Luis Novaresio. Integran ese grupo también la psicoanalista Martha Rosenberg, la historiadora Dora Barrancos, las militantes feministas Marta Alanís y Nelly Miyenski, el director del CELS Gastón Chellier, el secretario de Salud Pública de Rosario Leonardo Caruana y Sandra Vázquez, la directora de la filial argentina de internacional abortista de íntima relación con el ex presidente Barack Obama, Planned Parenthood, entre otros.
Como hemos publicado en muchas ocasiones en Portal UNO, el aborto es un acto criminal, no médico, que es reclamado por el feminismo y las agrupaciones de izquierda. Con la participación habitual de los medios masivos de comunicación -que muestran evidente parcialidad en el tema, a excepción de alguna oportunista nota en el último tiempo- el abordaje de la problemática del embarazo de riesgo no suele ser mostrado adecuadamente.
Comenzando por la utilización de la impropia frase "interrupción del embarazo", un eufemismo burdo y cómplice, hasta la mención sin comentario sobre la falsa cifra de 500.000 abortos en la Argentina, los medios (en especial la televisión y los diarios, fuente en la que abrevan las alicaídas emisoras de radio), es claro que no se busca mostrar la realidad integral. De ahí que tampoco se reflexione acertadamente sobre alguna solución inteligente a los embarazos no buscados.
¿Cómo se podría entrevistar a las organizaciones que ayudan a las mujeres con embarazos inesperados y conflictivos, si no se sabe que existen tales entidades? ¿O será que, como sucedió con la multitudinaria marcha en Buenos Aires y en el resto del país (cerca de 2.000.000 de personas), se busca hacer desaparecer una realidad que no se comparte editorialmente?
La agendas periodísticas sí tienen a mano los números para contactar a "luchadoras" por los derechos de la mujer, a militantes feministas, a legisladores de zigzagueante trayectoria, a curvilíneas actrices "comprometidas", pero todo indica que carecen de los teléfonos de los miles de hombres y mujeres que trabajan -directa o indirectamente- para arrancarles clientes al negocio del aborto.
¿Son cómplices del negocio abortista los medios de comunicación y los periodistas más encumbrados? Considerando el modo en que abordan el tema, sí.
Hemos visto y escuchado a periodistas decir que están en contra del aborto, pero entrevistar a sus partidarios sin cuestionarles una palabra. Los escuchamos decir que "ninguna mujer quiere abortar", pero editorializando que deberían tener "el derecho" a hacerlo. Los sorprendimos diciendo que están del lado de la vida, pero repitiendo como loros las consignas de la campaña por el aborto. Los vimos apoyar la Constitución, pero cuestionando sus contenidos provida. Los observamos sostener sonrientemente que “si la mujer quiere abortar lo va a hacer aunque no salga la ley” ignorando la efectividad de los voluntarios provida.
La argumentación de la pobreza o la violación, es sabido, el camino que se ha utilizado en distintos países para sensibilizar a los gobiernos y a la población. Pero valga decir que no es realmente ninguna de esas variables las que llevan a mujeres en España, por ejemplo, a acabar con la vida de sus hijos en gestación (Más de 100.000 al año).
Lo incomprensible de estos días es que se escuche a médicos, como la Dra. Sandra Vázquez, decir que no se debe hablar de madres cuando es un embrión o un óvulo fecundado en una Trompa de Falopio lo que lleva una mujer. Es increíble que alguien que ejerce la medicina a diario pueda negar lo que la ciencia ha demostrado y sostiene desde hace muchos años.
Pero es claro que de la titular de una entidad que se referencia en la organización Planned Parenthood, altamente beneficiada por el gobierno estadounidense en la gestión anterior y protagonista del escandaloso comercio de partes humanas, todo es esperable.
La problemática del embarazo no deseado (sea por imprevisión o por abuso) no se soluciona con abortos. Los abortos no sólo despedazan a un ser humano o lo hacen salir cruelmente de lugar donde debería crecer, sino que provocan serios daños en la mujer que, sin dudas, es víctima de este brutal negocio.
Está demostrado que las mujeres tienen, frente a un aborto provocado, reacciones físicas, psicológicas, emocionales y relacionales y que esas reacciones son diferentes para cada mujer. El aborto no soluciona las situaciones previas que llevaron a la mujer a considerarlo válido: la soledad, el abuso, la falta de recursos, las adicciones, etc.
Salvo excepciones, la mayoría de las mujeres reportan que la experiencia del aborto no es un tema olvidado y cerrado, sino que sigue presente en el día a día. Observar a un niño que tendría la edad posible de su hijo, recordar la fecha del posible parto como día de cumpleaños, la inclinación al consumo de drogas o alcohol, la inestabilidad emocional y los conflictos de familia o de pareja, la idea de que no se merece que le pase nada bueno en la vida, son parte de las consecuencias negativas que vive una mujer luego de abortar. Ninguna de esas cosas se habría sumado a sus problemas si hubiera parido a su hijo en lugar de matarlo.
Fuera de esa dura problemática que sufre una mujer -consciente o inconscientemente-, se sabe que es posible salir adelante con asistencia profesional adecuada. Acompañar y ayudar a superar aquel episodio es parte de la tarea que llevan adelante organizaciones humanitarias que comprenden que no alcanza con convencer a una madre para que no aborte a su hijo, y que es necesario contenerla de las consecuencias que vive si ya lo hizo.
Valga reiterar que cuando se habla de despenalizar se está señalando que tanto los médicos, los enfermeros, las instituciones de salud y la mujer, no recibirían condena. En general, la estrategia del negocio abortista es poner en el centro a la mujer para sensibilizar a la sociedad. Presentando a la mujer violada, pobre o llena de hijos, se saca del escenario a la "industria" del aborto.
Finalmente, recordemos que, aunque la legislación argentina contemple casos en los que el homicidio prenatal no tiene penalización, también se está frente a una medida contraria a la Constitución Nacional.