Aunque la legislación vigente en la Argentina prohíbe la venta de alcohol a menores de 18 años, es sabido que hay muchos comercios y bares donde se le vende sin reparo.
La Organización Mundial de la Salud recomienda evitar el consumo de alcohol en menores, ya que aumenta el riesgo de provocar dependencia en la edad adulta.
Según datos de la Sedronar, el 50% de los menores de 14años ya probó el alcohol y se registran casos de inicio de consumo a partir de los 11 años.
El alcohol les hace mal ahora, pero les va a hacer también mucho daño en su desarrollo y en su vida adulta.
La nueva campaña del Consejo Publicitario Argentino, siempre tan acertado en los temas que elige abordar, sugiere que, ante cualquier sospecha de consumo los padres deben actuar. Hablar con los hijos, preguntar, escuchar, aconsejar, contarle todo lo malo que el alcohol produce.
"Siempre va a ser necesaria tu voz para marcarle el camino", señalan desde el Consejo.
El consumo excesivo de alcohol tiene consecuencias negativas:
Deteriora la calidad de vida con trastornos de conducta en lo cotidiano,
Genera episodios de agresividad (hacia sí o terceros) o depresión.
Provoca accidentes (viales, con máquinas, caseros)
Aumenta el riesgo de contagio de infecciones de transmisión sexual y embarazos no deseados.
Provoca enfermedades como la cirrosis hepática, e incrementa el riesgo de padecer cáncer de lengua, boca, esófago, mama y colon, además de provocar daño cerebral, hipertensión arterial, afecciones cardíacas, gastritis y frecuentes trastornos de la memoria.
Los adolescentes que aprenden sobre los riesgos del consumo a traves de su padres y docentes tienen menos probabilidades de probar las drogas que aquellos adolescentes cuyos padres y maestros nunca mencionan el tema.
Graduación alcohólica de las bebidas
Cerveza: 6 gramos
Vino: 11-18 gramos
Fernet: 45 gramos
Destiladas: 45 gramos y más
¿Cuáles son sus efectos?
Euforia, desinhibición, disminución del sentido del ridículo y de la ansiedad, alteraciones del comportamiento, reducción de la facultad de autocrítica, mala coordinación de los movimientos y alteración de la capacidad perceptiva, o lo que es lo mismo: impulsividad, subestimación de los riesgos y una mayor afectación psicomotriz.