El debate sobre la legalización del aborto, otra vez, está en la agenda política nacional. Y la discusión toma temperatura en los medios de comunicación y en las Redes Sociales, donde lo que abunda son las agresiones en desmedro de los argumentos y la capacidad de diálogo. Y, en ese fragor, donde lo que está en juego es la vida de inocentes -que vale mucho más que las posiciones ideológicas-, desde ASDRA (Asociación Síndrome de Down Argentina) queremos recordar las palabras del Prof. Jerome Lejeune: ¡Laissez les vivre! ¡Déjenlos vivir! Y esta expresión debiera ser realmente una bandera de la inclusión, en un contexto donde paradójicamente muchos sectores (incluso del ámbito de la discapacidad) hablan de inclusión desde una exclusiva interpretación de los derechos humanos.
La Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, primer Tratado Internacional de Derechos Humanos del siglo XXI, es muy clara en relación a la importancia de respetar el derecho a la vida. Y, de hecho, en su artículo 3° inciso d) puede leerse una contundente afirmación sobre "el respeto por la diferencia y la aceptación de las personas con discapacidad, como parte de la diversidad y la condición humanas". Este principio aplica de lleno hacia el uso de las biotecnologías para los diagnósticos prenatales.
Las personas con discapacidad, sus familias y las organizaciones que trabajamos por su plena inclusión en todos los ámbitos de la sociedad debiéramos preguntarnos -con la Convención delante nuestra-, si no es, entonces, un contrasentido acompañar el desarrollo de la vida desde la concepción y en cada etapa en algunos casos y en otros no. La inclusión debe ser para todas las personas.
Defender la vida no es una cuestión religiosa, política, filosófica ni de militancia. Es una cuestión de derechos humanos básica. Nacer es el primer derecho de toda persona humana. Y, en ese sentido, el Prof. Lejeune fue un claro ejemplo cuando defendió la vida de todos los niños por nacer y, en particular, la de los bebés con síndrome de Down. Y nadie puede tildar a este extraordinario hombre de parcialidad con algún grupo o sector. Porque él fue un humanista en todos los sentidos. Fue el descubridor del origen del síndrome de Down y padre de la genética moderna.
ASDRA confía en que en este debate se respete el derecho a la vida, tal como lo enuncia uno de sus Principios Rectores: "La promoción de la dignidad humana desde su concepción hasta su vida adulta".