Se anuncia en San Isidro la proyección de la película danesa titulada "Corazón silencioso" (Stille hjerte), del director Bille August.
El argumento gira en torno a una mujer que planea su muerte con su marido al saber que la enfermedad que tiene, esclerosis lateral amiotrófica (ELA), avanzará irremediablemente hasta postrarla, idea que ella rechaza.
El plan de que su esposo médico la asesine se concretará luego de que se concrete una anticipada reunión de Navidad con su familia: dos hijas, un nieto, el novio de su hija, una amiga y, por supuesto, su cómplice.
Desarrollada casi íntegramente en el interior de la casa, la película de tan sólo 98 minutos busca poner "humanidad" en un plan macabro. Por supuesto, el director de esta película de 2014 aprovecha para presentar bemoles en las posturas de la familia, pero sobrevuela cierto grado de "comprensión" hacia la enferma que está bien, activa, sonriente, pero fríamente decidida a morir con la medicación que le dará su esposo.
Aunque el tema de la llamada eutanasia genera siempre atracción y debates, vale decir que ese cruel procedimiento disfrazado de acto humanitario, no es legal en el Reino de Dinamarca, donde nace esta historia de ficción.
Pero es interesante rodear este relato de algunos datos sobre ese país de menos de 6.000.000 de habitantes donde 1 de cada 3 matrimonios se divorcia, donde 1 de cada 6 abortos es en realidad un infanticidio (el niño nace vivo y lo dejan morir), donde cualquier mujer puede desde 1973 matar a su hijo en gestación hasta las 12 semanas sin ninguna explicación, excusa o justificación.
Dinamarca es un país donde la satisfacción por la forma en que se vive (algo así como "el índice de la felicidad"), es muy alta (según un estudio sobre 110 países del Instituto Legatum de Londres para la revista Forbes). Curiosamente al mismo tiempo que logra esa buena posición en un ranking de prosperidad de sus ciudadanos, es el segundo país del mundo con mayor tasa de suicidios, luego de Noruega. La lista la completan Finlandia, Australia, Nueva Zelanda, Suecia, Canadá, Suiza, Países Bajos y Estados Unidos.
El reino de Dinamarca aportó 10.000.000 de euros junto a Bélgica y Holanda (que pusieron lo mismo) y a Suecia (que aseguró 21.000.000) para financiar el aborto a mujeres en países en desarrollo. Esa particular iniciativa conjunta busca compensar la decisión del nuevo presidente estadounidense, Donald Trump, de quitar el financiamiento a Planned Parenthood, la multinacional abortista, íntima socia de Barack Hussein Obama II.
"Una mujer debe saber que su riesgo de sufrir un episodio psiquiátrico no es mayor después de un aborto", dijo Trine Munk-Olsen, de la universidad danesa de Aarhus, quien dirigió un estudio en 2011, financiado por el Consejo Danés de Investigación Médica y la fundación "Susan Thompson Buffett", dedicada a promover el "derecho" al asesinato intrauterino. Los resultados se publicaron en la revista New England Journal of Medicine.