Norma McCorvey era el nombre de la mujer cuyo caso (conocido como "Roe vs Wade") fue usado en 1973 para extender el aborto libre en Estados Unidos. Esta mujer fue manipulada por dos ambiciosas abogadas (Sarah Weddington y Linda Coffee) y un sinnúmero de intereses para que, mentiras mediante, se asesinara legalmente a millones de seres humanos (se calcula en 50 millones) en ese país y se influenciara en las legislaciones de otras partes del mundo.
Norma falleció el sábado 18 de Febrero, a los 69 años, en una residencia de ancianos, por insuficiencia cardíaca.
Para lograr la legalización del aborto en Estados Unidos, los activistas pro-aborto necesitaban un caso emotivo de una mujer blanca, joven y violada. Falsamente se dijo que ella había sido violada por un grupo de hombres y que tenía derecho a un aborto. Usaron a Norma y ella admitió mucho tiempo después que todo fue una mentira organizada por las abogadas. Su hija no fue abortada pero fue dada en adopción.
Hugh Heffner, fundador de Playboy, declaró en una entrevista en 1992 en el Miami Herald que su empresa pornográfica fue la que financió el proceso judicial. "Probablemente Playboy estuvo más involucrada en 'Roe contra Wade' que cualquier otra compañía. Nosotros aportamos los fondos para esos primeros casos y además escribimos el amicus curiae en el caso Roe".
El caso, con todo este apoyo financiero y mediático, saltó de Texas -donde se desarrollaba- al Tribunal Supremo, que fue quien implantó el aborto libre en los 50 estados de Estados Unidos el 22 de Enero de 1973.
Catorce años después, en 1987, McCorvey admitió que había mentido: no había sido violada por los pandilleros. El padre de su bebé era una persona a la que ella conocía y quería.
En 1995 explicó al Daily Mail de Londres: "Recuerdo haber conducido 10 años junto a un patio de escuela y ver los columpios vacíos, y me enloquecía. Pensaba: los patios de juego están vacíos, todos los niños están muertos, y es por mi culpa"
En 1998 se haría católica gracias al padre Frank Pavone, de Priests for Life. Nunca dejaría de luchar contra el aborto, acudía a manifestaciones por la vida y se la veía a menudo en la siempre gélida Marcha por la Vida de Washington, cada Enero en la capital del país.
La abogada Sarah Weddington reconocería años después en un discurso en el Instituto de Ética de la Educación, en Oklahoma, la falsa violación había sido una estrategia para lograr la despenalización general del aborto. "Mi conducta pudo no haber sido totalmente ética. Pero lo hice por lo que pensé fueron buenas razones", afirmó la abogada. La jurista ganó mucho dinero con su activismo abortista y se le premió con el cargo de ayudante en 1978 del presidente Jimmy Carter.
Norma McCorvey presentó, en 2003, una demanda en Dallas para intentar revertir el fallo judicial con dos bases: por un lado, recordar que ella mintió en su juicio. Por el otro lado, aportar los datos de dos décadas de aborto libre que demostraban que el aborto daña psíquica, física y emocionalmente a las mujeres. En 2005 insistió con otro proceso judicial. Ninguno prosperó. La máquina del aborto legal se había convertido en una industria gigantesca y monstruosa, con millones de víctimas.