El concepto de 'género', un capricho ideológico fomentado por fanáticos
Cerrados, obtusos, extremistas, hábiles argumentadores de la mentira más brutal, elucubradores de visiones maquiavélicas, egoístas.'
Tal vez no alcancen los calificativos para referirse a los que buscan -con gran ingenio, recursos y colaboraciones por doquier- imponer su limitada concepción de que ser hombre o mujer no es un hecho natural, sino una "construcción" y que quien así no piense es un retrógrado, un arbitrario cultor del sometimiento de la mujer (principalmente) o un simulador que obtiene ventajas con este dogmático orden...
Si no fuera que las mujeres (principalmente) que sostienen esto, lo hacen ferozmente y creyendo -en su egoísmo- que lo que dicen tiene asidero, uno podría simplemente decir que es el fruto de un desquiciado o drogado.
Quienes piensan que la familia es enemiga del respeto y fomentadora del sometimiento, que el mundo es opresivo porque está en manos de hombres, que la naturaleza se equivoca sistemáticamente, que es posible transitar el error de la antinatura como un juego de experiencias divertidas y establecer consignas al mejor estilo Discovery (que con una duda inverosimil hace una o varias horas de programación), no admiten curiosamente "dobleces" o "medias tintas".
Si el mundo del trabajo tiene más hombres, es injusto. Si la política tiene más mujeres es una sociedad más justa. Si no puedo matar al hijo que llevo en el vientre, es que no me dejan ser libre...
Rídículo, cruel, extremista, inacabable.
Y los caminos son todos para imponer estos y otros conceptos afiebrados:
Una joven no debe quedar embarazada, pero nadie le dirá oficialmente que no debe tener relaciones íntimas, todo lo contrario, debe tenerlas, debe experimentar, y deben facilitársele todos los medios para que goce sin enfermarse, ni traer hijos al mundo. Y si llega a concebirlos "en un descuido" deberá el Estado o perversas ONG abroquelarse para que la joven pueda ejercer su "derecho" a borrar de un plumazo la vida en su seno...
Una mujer no puede ser golpeada o maltrada (y en eso, claro está, coincidimos), pero si su marido llega a hacerlo, no hay retorno posible. El hombre es irrecuperable, su naturaleza es violenta y no podrá nunca arrepentirse de verdad. Si la situación fuera a la inversa, probablemente habría razón para justificar el ejercicio de la fuerza.
El hombre y la mujer están naturalmente preparados para unirse genitalmente (un ensamble naturalmente perfecto, atractivo, incruento y completo), no así en el caso de dos mujeres o dos hombres. Y sin entrar en detalles innecesarios, en ambos casos deben recurrir a argucias diversas -incluso la autosatisfacción- para compensar tal desatino. Luego vendrán, como parte de un proceso "integrador", los lugares bailables, bares, hoteles, etc. la recurrente participación de defensores de esta "elección" en los medios de comunicación, y el reclamo de equiparar con "casamiento" y adopción de hijos a los que dicen no ser "distintos" con los otros.
A los padres, a los adultos en general, que pueden sentirse en una situación incómoda frente a estos temas será bueno sugerirles que sin ir lejos con las respuestas no teman en definir lo "normal" desde el sentido común, desde la naturaleza, y dar ejemplo de seriedad y compromiso rechazando la diversión cuando se incluye la falta de respeto a la dignidad de las personas (hombres o mujeres), la "habilitación" a antivalores o el descréditoa las tradiciones y las sanas costumbres. No hace falta ser un especialista para poder entender y promover que el mundo siempre tuvo y tendrá hombres y mujeres, que entre ellos nace el amor, que es el amor el que forja una familia verdadera, y que el amor requiere trabajo, desinterés y constancia. Que no es una "cuestión de suerte".
Sin exagerar será un acto de inteligencia también ver qué mensajes reciben nuestros hijos, incluso en la propia familia, sobre el concepto de autoridad, sobre las tareas de un ama de casa, de dónde está el "éxito" en la vida. Proteger a nuestros hijos no es sólo evitar que vuelvan sanos de la cancha o de estudiar.
Sobre estos temas escribió una profesora de la Universidad de Navarra llamada Jutta Burggraf. Una lectura para hacerla con tranquilidad. [Ver Texto Completo]
El tema es extenso y al mismo tiempo agobiante. Cuesta creer que haya tanta gente organizada promoviendo de mil modos la antinatura. Pero es cierto y no basta con mirar para otro lado.