Su salud siempre fue frágil (tuvo 15 intervenciones quirúrgicas), pero una fortaleza interior y un constante acompañamiento de familiares y amigos le permitió salir adelante en cada ocasión en la que las complicaciones se presentaron.

La enfermedad que padecía era un se manifestaba en una desproporción en distintas partes del cuerpo, incluyendo órganos y huesos, provocado por un desorden de la cadena de ADN. Al comienzo la afección era confundida con otras cuatro enfermedades. En el 2011 se descubrió la proteína que causa el síndrome, se llama AKT-1.

Christian nació con problemas de la cintura para abajo, era un bebé con piernas de adulto. Al principio no tenía escoliosis y tampoco le fallaban los riñones. Desde hace más de dos años se dializaba tres veces por semana.

Mientras estuvo internado por una operación en 2005 se le ocurrió transcribir la película "El hombre elefante", de David Lynch, que describe la historia real de una persona con el mismo síndrome. Su entusiasmo lo llevó tiempo después a ver la obra teatral que se presentaba en Buenos Aires y terminó protagonizando su propia obra ("El joven elefante") que unía la historia de Lynch con su vida.

Además de las múltiples demostraciones de respaldo que recibió, en 2015 la ONG Mil Milenios de Paz le hizo entrega de la distinción "Embajador de Paz" que agradeció y fue motivo de un emotivo encuentro en el Concejo Deliberante de San Isidro, donde destacó el constante apoyo del Dr. Carlos Castellano, presidente del legislativo.

Kuchi vivió situaciones difíciles con su salud que lo llevaron a dejar la práctica deportiva (hacía todo lo que estaba a su alcance) pero, tal vez, algunos golpes tuvieron que ver con la sociedad: la discriminación por su aspecto, los médicos que aseguraban que no valía la pena esforzarse por atenderlo, la expulsión de un colegio "porque era una mala imagen para la institución".

A los 11 años fue la primera vez que habló sobre su situación a unos chicos y desde ese momento contó su experiencia y dio ánimo a miles de chicos, buscando dar un mensaje positivo, de esfuerzo, de aceptación, de lucha a pesar de todo.

"Los mejores momentos de mi vida están en un quirófano, ahí renuevo mi fe. Estoy cara a cara con la muerte y la vida, tenés que decidir vos. Cuando vos bajás los brazos se termina todo."

Hace poco, había señalado que aspiraba a que se encuentre la cura del síndrome para menores. Deseaba vivir lo suficiente para ver crecer a su sobrino Iván.

"Si tuviera que volver a nacer, sin dudas elegiría ser quien soy como persona y con este cuerpo", expresó demostrando que era capaz de hacerle frente nuevamente a todo.