Comercio justo: una propuesta de diseño y tradiciones en San Isidro
Silvina Lippai derrocha simpatía y entusiasmo. Contagia una saludable energía en Tienda de Costumbres, una atractiva propuesta comercial en el casco histórico de San Isidro que ejerce con convicción el concepto de Comercio Justo.
En diálogo con Portal UNO, Silvina cuenta con detalle cómo, desde hace unos años, logró unir su gusto por el diseño con un enfoque social.
Hija de un hombre dedicado desde siempre al comercio de antigüedades, tuvo oportunidad de viajar con él al norte argentino. Luego ya formada en el diseño de interiores y con algunas experiencias de trabajo específico, surgió la iniciativa de la producción textil sobre la base de un concepto hoy bastante difundido: el Comercio Justo.
Se trata de una dinámica que requiere una visión generosa e integradora, una forma de trabajo que considera integralmente al que produce y que debe ser, por supuesto, un buen negocio sostenido en el tiempo.
Los viajes de la infancia junto a su padre, la inclinación por lo social y el apoyo de su esposo la llevaron en 2010 a comprar una camioneta y recorrer el norte (Salta, Jujuy, Tucumán, Santiago del Estero, Catamarca, Córdoba) para contactar artesanos textiles, algunos que trabajan por su cuenta y otros en cooperativas.
La realidad de las mujeres que se dedican a producir en un telar de palo es diversa. Algunas están alejadas a varias horas de una urbanización, no tienen agua corriente, otros no tienen luz.
Al ser, además, madres y amas de casa se organizan entre ellas para trabajar en red. La que tiene más tiempo se dedica a ciertas tareas que requieren más esfuerzo, la que está más ocupada por sus hijos hace menos, otras suplen a la que no puede trabajar por algún motivo.
Este trabajo artesanal, aprendido de generación en generación, se fue nutriendo en los últimos años por esta feliz idea del Comercio Justo, una forma de tener un pago regular y, principalmente, continuidad. Todo ello redunda en una actividad rentable.
Por su parte, quien les compra lo producido resigna un margen importante de ganancia por entender la trascendencia de esta forma de trabajo para aquella comunidad y por acceder a un producto distinto, con todo el valor agregado de lo artesanal.
Es que, como ocurre con verdaderos artesanos, se negocia y se establecen lazos con quien produce el objeto, con quien pone manos a la obra y entiende de qué se trata y lo valora de otro modo.
“La primera vez que viajamos fuimos con ilusiones, con dibujos míos, buscando mantener las técnicas tradicionales e imprimiéndoles un diseño actual. Si mirás en el local hay una impronta artesanal, pero que se puede utilizar en una casa ultramoderna”, señala la emprendedora.
“Lo importante del Comercio Justo es que sea sostenible en el tiempo, no que se compre esporádicamente un producto al artesano. Nosotros preferimos tener pocos productores que, con lo que le compramos, puedan vivir de ello.”
“Me importa que la tejedora permanezca trabajando con nosotros, pagarle bien, girarle los adelantos, saldarle antes de tener la mercadería, así funciona y por eso tenemos los mismos artesanos desde que arrancamos con el local en 2011. Nos presentan factura y por ello tienen su obra social, todo está en orden y funciona para todos. Nosotros, de todos modos, no le pedimos exclusividad como se lo exige otra gente. Los artesanos pueden trabajar para quien quieran”.
Tienda de Costumbres es un local boutique por la forma de atención. El cliente se interesa en saber de dónde vienen los productos y a todos les gusta saber cómo es un telar de palos, apreciar que los tejidos son enteramente naturales. “Lo valoran muchísimo”, asegura Silvina.
Los viajes –ahora un poco menos frecuentes- implican todo un desafío. Cuatro horas de camioneta por caminos difíciles (intransitables si llovió) dan cuenta de lo apartado de los caseríos donde están las teleras. El intercambio de técnica y diseño, la búsqueda de la innovación dentro de la tradición es una propuesta de mutuo enriquecimiento. Los encuentros frente al telar dejan aprendizajes de ida y vuelta.
Esta realidad compleja de lluvias que aíslan provoca que Tienda de Costumbre deba invertir para mantener un importante stock de mercadería para satisfacer los pedidos de alfombras y telares de sus clientes. Además –como hecho algo insólito- es posible pedir una alfombra hecha a medida sobre un diseño elegido en base a muestras. Es decir que un vecino de San Isidro puede ver un diseño de una alfombra y pedir que una telera en el norte argentino se lo fabrique especialmente.
“Todo es nacional, la lana, la mano de obra, nada es importado”, concluye Silvina Lippai, con sana satisfacción por la calidad de lo que ofrece y por todo lo que implica el Comercio Justo del que forma parte.
Datos: Tienda de Costumbres Leandro N. Alem 563, San Isidro 4575-4433
