Mentiras y más mentiras, toda una línea de conducta
A pesar del particular, despojado y hasta simpático estilo personal -que a tantos sorprende- el político José Alberto Mujica Cordano, "Pepe" Mujica, encabeza el gobierno que le ha abierto las puertas de par en par el lobby abortista: Uruguay, el primer país latinoamericano en legalizar el aborto (en Diciembre de 2012), campo de pruebas del abortismo en esta parte del mundo, ya tiene los datos de su primer año de aborto despenalizado.
Ahora que la ley no lo castiga -pero que socialmente aún no se ha generalizado- se ha visto la demanda real: 6.676 abortos.
Es evidente que los abortos ilegales, los de antes de 2012, bajo persecución penal y dificultades de acceso, eran menores que esos.
Uruguay es modelo para Hispanoamérica también por las mentiras y técnicas del lobby, encabezado por el antiguo líder abortista Leonel Briozzo, hoy subsecretario de Salud Pública.
Y es que el ginecólogo Briozzo había promocionado el aborto cuando era ilegal hablando -incluso en un formalísima comparecencia ante el Senado en 2003-, de hasta 150.000 abortos clandestinos en ese pequeño país.
El gestor número 2 de la salud de Uruguay es un hombre que se equivocó "un poquito" al valorar una realidad sanitaria: ¡la realidad es 22 veces menor de lo que Briozzo decía! De los 6.676 reales a los 150.000 que decía Leonel Briozzo y el lobby abortista, hay un trecho.
Él sabía que los 150.000 eran mentira, obviamente, pero en el manual del activismo abortista la estrategia es esa: para legalizar el aborto, hay que mentir lo que haga falta.
Era una cifra absurda, imposible. Uruguay es un país pequeño, moderno, y con buenas estadísticas. Como señaló el doctor OmarFrança-Tarragó, profesor de Bioética, en Uruguay hay 707.000 mujeres en edad fértil (datos de 2007), de las que 70.000 son estériles, 53.000 han dado a luz ese año, unas 100.000 no tienen relaciones sexuales, unas 250.000 usan establemente el preservativo, hay 100.000 dius implantados en el país y se consumen 200.000 ciclos de anticonceptivos cada mes.
¿Cuántas mujeres quedan, pues, como candidatas a un posible aborto? Unas 27.000 mujeres, concluye el doctor França Tarragó. ¿Cómo pensar entonces que se produzcan 150.000 abortos al año?
"Falsificación de estadísticas"
La primera de esas instrucciones, como explicó ya en 1982 en una conferencia en el Colegio de Médicos de Madrid el médico ex-abortista Bernard Nathanson, es la "falsificación de estadísticas y encuestas que decíamos haber hecho".
Es decir, las cifras absurdamente infladas, dar la sensación de que practicamente todas las mujeres abortan a escondidas, y de que grandes cantidades de ellas mueren desangradas.
Cuando la realidad demuestra que las cifras abortistas son falsas, que han mentido descaradamente, los abortistas se encogen de hombros, como si no pasase nada: "hubo errores de estimación", dicen.
Rebajando el engaño
La mentira era tan exagerada e insultante que el lobby abortista la rebajó y en 2004 el diputado pro-aborto Rafael Sanseviero ya hablaba de 33.000 abortos clandestinos, otra cifra absurda y exagerada. Sanseviero exageraba la realidad: multiplicó los abortos reales por 5.
Otros estudios citados por lobbies como agendadelasmujeres.com.ar hablaban en 2006 de 52.000 abortos clandestinos (multiplicaban los abortos reales por 8).
Y el lobby abortista Iniciativas Sanitarias en 2010 en paginas12.com.ar insistía en los 33.000.
La cifra mágica de los 33.000 abortos anuales (¿más de uno por mujer y año?) gustó a Leonel Briozzo, que ha medrado y hoy es subsecretario de Salud Pública con el gobierno del ex-guerrillero tupamaro Enrique Mújica.
Cuando llegaron los datos reales del primer mes de aborto despenalizado (200 abortos) el abortista reconvertido en político se enfadó con los que le decían que esas no eran la cifras que había repetido durante una década.
Desde su despacho de la Administración estatal respondió (en una detallada entrevista en brecha.com.uy): "Esos datos –que tomó toda la prensa con una avidez que no deja de asombrarme– fueron dichos por mí en una entrevista radial. Es lo que estimamos que está ocurriendo, pero no es una cifra oficial, porque no la tenemos y tampoco la vamos a dar mes a mes porque esto no es un reality".
Y añade criticando a los que piden datos reales: "la avidez por conocer números es agitar fuera de lo sanitario".
Pero al pasar un año llegaron por fin los datos reales: 6.676abortos.
Briozzo ahora dice estar muy satisfecho. Señala que la tasa no es alta (9 abortos cada 1000 mujeres fértiles, entre 15 y 44 años), comparando con países de Europa Occidental. Es un engaño: tampoco la tasa era alta en el primer año de despenalización en España: eran 15.000 abortos; hoy son unos 118.000 al año.
Briozzo repite los mantras del manual abortista de después de legalizar el aborto (que son distintos a los de antes de legalizarlo): «El primer año de esta política pública nos indica que la práctica del aborto es una práctica segura, accesible e infrecuente. (...) Estamos muy conformes con como se está desarrollado esta ley, que pretende proteger a la mujer y disminuir el número de abortos (sic), y lo estamos logrando».
No está claro como puede presumir de "disminuir el número de abortos". ¿De verdad quiere que se vuelva a creer en las fantasiosas cifras de 150.000 o de 33.000 abortos anuales que usó antaño?
El aborto a chicas menores de 19 años es de un 18% de todos los realizados: 1.240 chicas. Y le parece "poco" (en España es aproximadamente el 10%).
La varita mágica legalizadora
Briozzo y los abortistas suelen decir que de forma mágica, al legalizar el aborto, éstos se reducen. Por lo general se remiten a cierto estudio de The Lancet que confunde países sin sanidad con países avanzados Briozzo proclama: "Hay una relación estadísticamente significativa: el aborto desciende cuando es legal".
Por supuesto, es falso, y tiene que ver con cambios en la demografía, el envejecimiento de la población, mayor anticoncepción y, sobre todo, con el truco más viejo: te inventas que antes de la legalización había muchos abortos y así puedes decir que "ahora hay menos".
Para abortar en Uruguay acogiéndose a la despenalización debe hacerse antes de las 12 semanas de gestación (o de 14 semanas si el nuevo ser humano se originó en una violación) y la mujer debe explicar -para el registro estadístico- la causa, aunque cualquier explicación es válida.
El aborto eugenésico (matar al feto porque está enfermo) no tiene límite de plazo. Según la letra, en el papel, está muy restringido, porque aunque las agencias de noticias lo llaman "aborto por malformación del feto", en realidad la ley no habla de "malformación" sino algo más estricto: "malformaciones incompatibles con la vida extrauterina". Por lo tanto, no sería legal abortar bebés con síndrome de down, por ejemplo, si se detectan pasadas más de 12 semanas.
Pero en la práctica es una ley de aborto libre debido al "coladero" que ya se usaba, por ejemplo, en la ley española de 1985 a 2010: se despenaliza todo aborto, en cualquier momento del embarazo si hay "riesgo para la salud de la madre".
Aunque algunas agencias de noticias hablan de "riesgo para la vida de la madre", la ley no dice eso: dice "riesgo para la salud". Y la salud, según la OMS, como recuerdan los médicos abortistas una y otra vez, es el "pleno bienestar físico, psíquico, económico y social".
¡Cualquier cosa es "riesgo para la salud"! En España, en los últimos 4 meses, los psicólogos que firmaron certificados de "riesgo para la salud psíquica" que ampararon el 98% de los abortos de 1985 a 2010, dicen ahora -buscando una ley de plazos sin necesidad de alegar causa- que la ciencia psicológica es incapaz de decir si un embarazo es causa de riesgo para la salud psíquica de una mujer, que eso no es científicamente demostrable.
La ley uruguaya despenaliza el aborto sin plazo de tiempo "cuando la gravidez implique un grave riesgo para la salud de la mujer. En estos casos se deberá tratar de salvar la vida del embrión o feto sin poner en peligro la vida o la salud de la mujer". El médico abortista siempre alegará que había "riesgo para la salud psicológica, ética o social", practicará el aborto y cobrará su dinero.
Precedentes en España, útiles en Hispanoamérica
Incluso si tomamos sólo los últimos 10 años, cuando se ha extendido la píldora del día después, con 700.000 píldoras anuales repartidas gratis, con anticoncepción generalizada en España... en 2011 se practicaron 118.000 abortos, casi el doble que en el año 2000, último año sin píldora poscoital. Y, más aún, entre las más jóvenes el aborto creció más: del 7,5 por mil al 13,6 por mil. Pero desde luego, muy lejos de los fantasiosos 300.000 abortos clandestinos que decían los abortistas españoles en 1974.
Aún en mayo de 2013, en España el diario pro-aborto El País sigue hablando sin sonrojarse de esos 300.000 abortos anuales y de 3.000 españolas que, insisten todavía sin prueba alguna, morían por aborto ilegal cada año, aunque sus cadáveres no han aparecido nunca.
Las cifras de los 300.000 abortos eran, por supuesto, un invento (hay quien lo remite a un ectoplasmático informe de la fiscalía del Tribunal Supremo de 1974). La realidad es que al legalizarse el aborto en 1987 hubo 17.700 casos; en 1988, 26.000; en 1989, 30.500; en 1990, 37.000.
En nuestros días, como hemos dicho, unos 118.000, seis veces más que en los años ochenta.
El aborto legal no redujo el aborto en España, ni siquiera con píldoras del día después gratis y de libre disposición: en el siglo XXI se ha doblado.
Los cadáveres inexistentes
El otro engaño clásico de los abortistas es el de las mujeres muertas por aborto. Ya hemos visto que El País en España sigue hablando de 3.000 fantasmagóricas españolas que morían cada año por ello (es decir, serían 30.000 mujeres en los años '70), aunque sin dejar cadáver ni rastro alguno.
Los abortistas de Uruguay son más modestos: el lobby abortista FUS en 1985 hablaba de 100 uruguayas muertas por aborto clandestino cada año.
Leonel Briozzo repetía ese bulo con toda facilidad en 2003 al Senado, cuando la "avidez por los números" le parecía cosa buena.
La realidad, como señala el doctor Omar França-Tarragó, está en las estadísticas oficiales de Uruguay. En 2004, por ejemplo, ¿de qué morían las uruguayas en edad fértil, mujeres jóvenes, de 10 a 44 años? Está bien medido:
42 se suicidaron
29 por SIDA
23 asesinadas
7 por causas obstétricas
1 por aborto provocado
De 1 (dato real) a 100 (dato inventado que usan los abortistas) hay una evidente manipulación.
Los abortistas suelen responder que las mujeres que se desangran por abortos ilegales chapuceros entran en los hospitales y se registran como muertas por septicemia, por infección, camuflando el aborto, pero en toda Uruguay, a lo largo de los años '90, por ejemplo, apenas había anualmente entre 7 y 10 mujeres en edad fértil (hasta 44 años) que muriesen por septisemia en el país. Muertes tristes, como todas, pero poco camuflaje es ese. Lo mismo podría decirse de las cifras de Argentina, México y otros países. De nuevo, se ve la mentira evidente de las cifras abortistas.
Los países sin aborto, los más sanos
De hecho, los datos de la Organización Mundial de la Salud muestran que los países que prohíben el aborto tienen menos mortandad materna que los países abortistas, como se demuestra en esta tabla:
Tasa de Mortalidad Materna por 100.000 nacidos vivos (datos OMS 2011)
Uruguay (cuando había aborto restringido) 27 muertes maternas cada 100.000 nacidos vivos
Estados Unidos (aborto a petición) 24
China (aborto a petición e impuesto) 38
Rusia (aborto a petición) 39
Cuba (aborto a petición, buena sanidad) 53
Inglaterra (aborto a petición)12
Canadá (aborto a petición) 12
Rumania (aborto a petición) 27
Irlanda (no permite el aborto) tan sólo 3
Polonia (no permite aborto) tan sólo 6
El doctor Tabaré Vázquez, socialista, tiene claro que la ciencia enseña que la vida de cada individuo humano empieza al ser concebido
El mantra del doctor Briozzo y otros abortistas de que el aborto legal mejora la salud de las mujeres está más que refutado desde hace muchas décadas. Por eso, un ilustre médico y político uruguayo, Tabaré Vázquez, presidente del país de 2005 a 2010, socialista pero contrario al aborto, que lo vetó en 2008 con su veto presidencial, decía durante el debate en 2013:
"También en medicina es válido el principio ético según el cual el fin no justifica los medios. En esa perspectiva, provocar abortos para evitar abortos es tan contradictorio como combatir la muerte ocasionando la muerte o eliminar la enfermedad matando al paciente, lo cual nada tiene que ver –aclaremos por si acaso- con los cuidados paliativos o la muerte sin sufrimiento como componentes formales y éticos del derecho a la salud”, sostuvo al presentar el libro “Veto al Aborto. Estudios interdisciplinarios sobre las 15 tesis del Presidente Tabaré Vázquez”.
Tabaré Vázquez fue claro también en 2008 al insistir en que la ciencia médica demuestra que la vida de cada inviduo humano empieza en la concepción.