Ante la publicación de numerosos medios acerca de un inminente fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación que sentaría jurisprudencia y podría ampliar los casos de aborto "no punibles", Frente Joven se ve en la necesidad de alertar que se estaría avanzando en decisiones a nivel jurídico y político que alejan aún más de la ayuda a las víctimas de violación: la madre, que es sometida a otro trauma aún mayor, como la muerte de un hijo; y el niño o la niña por nacer, que son desechados sin miramientos.
No solo es preocupante el proceder de la máximo tribunal de justicia de la nación, sino sobre todo la errónea visión que se está difundiendo sobre las consecuencias psicológicas que sufre una mujer víctima de una violación. Claramente, el aborto es una agresión, no una ayuda a la mujer violada.
Para quienes trabajan de cerca con instituciones que brindan ayuda a las mujeres embarazadas víctimas de violación, como el Frente Joven, es muy importante la comprensión de la situación de la víctimas. Las mujeres violadas requieren ayuda, y la facilitación de la práctica abortista atenta contra la asistencia necesaria. Parte de la protección que es evitar el drama del aborto por medio de la contención psicológica, material y sanitaria. No podemos agregar un mal a otro mal, por medio de la eliminación de un ser humano.
La manipulación mediática de los casos de violación, a través de una búsqueda de sensibilizar a la sociedad para legitimar el aborto, ignora el aporte de la psicología, que advierte que no se puede solucionar un trauma con un trauma aún mayor; asimismo, la experiencia misma de las mujeres que encuentran en el hecho mismo de tener a su hijo, fruto de la violación, un acto de amor que le permite sanar la herida, y escapar de la espiral de violencia perpetrada por el violador. La mujer que da a luz, se comprende no ya como una persona ultrajada, sino como una persona valiosa, superior a su victimario, capaz de dar vida y dar amor.
La postura muy difundida de que el aborto es una respuesta válida para la víctima de violación desconoce los casos concretos y la opinión de los expertos que trabajan en el campo y día a día con la problemática. Además de sostener el sistema de sometimiento de los violadores (pues el niño y la niña por nacer ponen en evidencia el delito), abortar sin más es también ocultar la tragedia de la violación, que suele muchas veces acontecer en los círculos sociales cercanos. Esta interpretación de la ley, en la práctica, lejos de quitar el drama de las mujeres violadas, favorece al violador, dejando su delito en segundo plano, sin necesidad legal de punirlo.
La verdadera respuesta a la tragedia de la violación está en la ayuda social, psicológica y médica a las víctimas. Recordamos el caso publicado en La Nación con fecha del 3 de Marzo del corriente: la ayuda y el acompañamiento salvó la vida de dos mujeres: la de su hija y la suya. A través de un caso ejemplar, se manifiesta una dura realidad: muchas madres están solas porque en general fueron abandonadas por su entorno íntimo. Y son muchas las instituciones que al desamparo del estado y los medios, dan soluciones reales a esta tragedia. Con este fallo, el desamparo por parte del Estado sería aún mayor.
Si esta visión inhumana que desestima la ciencia y la experiencia concreta se proyecta ahora a la Corte, y si esta falla en ese sentido, estaría creando un terrible precedente discriminatorio en el derecho argentino: la creación de dos categorías de personas, las deseadas, a las cuales les asisten todos sus derechos, y las no deseadas, que, al no tener siquiera derecho a la vida, no pueden tener ningún otro derecho.
Desde el año 1994, en que se reformó la Constitución y se incorporaron con rango constitucional los tratados de Derechos Humanos, el art. 86 en cuestión pasó a ser sencillamente anticonstitucional, ya que establece excepciones a la vida que están expresamente prohibidas por normas de orden superior (Constitución y Tratados Internacionales de DDHH).
Lo cierto es que el aborto es una nueva forma de violencia contra la mujer y un signo de deshumanización de la sociedad. La mayoría de las mujeres abortan por presión social, violencia o maltrato psicológico. Promover el aborto no es ayudar a la mujer sino perpetuar la violencia hacia ella.
Frente Joven, como tantas otras instituciones, procura una verdadera respuesta al drama de violencia hacia la mujer. Una sociedad democrática debe ofrecer soluciones amparadas en una visión humanitaria, sobre todo ante la cada vez más inhumana situación social que estamos viviendo. En este y en todo caso, el aborto destruye una madre y mata un hijo. Deja una herida en la mujer para toda la vida. Hay una madre y un hijo que proteger. La solución no tiene opción, es un deber de la sociedad: Para proteger a la madre, hay que salvar a las dos vidas.
Frente Joven es una coalición de jóvenes ciudadanos que tienen como agenda común la defensa de valores que consideran esenciales para la sociedad. Primordialmente, atienden a la Defensa de la Vida.
Sus miembros provienen de más de 20 movimientos, diversas ONG y agrupaciones universitarias. Hoy en día, se encuentran en la ciudad de Buenos Aires y el Conurbano; Mar del Plata, Mendoza, Córdoba y San Juan, donde han replicado con éxito su propuesta de acción y se expanden sumando organizaciones juveniles en el todo el país.
[ Fuente: Frente Joven ]