El obispo de la diócesis de San Isidro y titular de la Comisión de Pastoral Social de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor Alcides Jorge Pedro Casaretto, volvió a expresarse en torno al espinoso tema de las salas de juego.
Es sabido, y fácilmente comprobable, cómo las salas de juego en general (bingos y máquinas tragamonedas en especial) convocan a una cantidad importante de personas (muchas mujeres) que, gobernadas por la fantasía de vencer a la esquiva fortuna, dilapidan su dinero y abandonan sus obligaciones familiares.
En esta ocasión el obispo remitió una carta al intendente de San Isidro, doctor Gustavo Posse, agradeciendo su firme oposición a la instalación de máquinas tragamonedas en el distrito.
"Agradezco la oposición constante de este municipio a instalar máquinas tragamonedas en este territorio", escribió Casaretto en su carta enviada al intendente Posse.
Otra misiva enviada al presidente del Jockey Club, Bruno Quintana y firmada por Casaretto y el obispo coadjutor de la diócesis, monseñor Oscar Ojea, expresa el agradecimiento al titular de ese club el rechazo a estas máquinas en el hipódromo local.
En la carta dirigida a Quintana, expresaron: "Hemos leído en el diario La Nación del día 6 del corrientes mes unas afirmaciones suyas muy importantes en la que desecha de raíz la posibilidad de instalar máquinas tragamonedas en la sede San Isidro, recurriendo a otro tipo de emprendimientos que permitan el sostenimiento del Jockey Club. Queríamos expresarle nuestra más cálida congratulación por esta actitud que impide la proliferación del juego que tanto daño hace a la sociedad".