Si sólo fuera la maldad de los activistas de la muerte y el dolor, si sólo se encontraran los responsables en la perversión o ignorancia de los legisladores que no aciertan, generalmente, a tener coraje, conocimientos y valores para defender integralmente a la sociedad; si los culpables fueran sólo los que no entienden que es mejor sumar, comprender y promover el crecimiento sano de la población y sacrificarse por lo auténtico, lo verdadero, tal vez algunas cosas no estarían como están.
Pero sucede que, además de estas realidades enumeradas (que no son todas, ya que el afán de dinero está en las causas primeras), está la pérdida de espacios de "los buenos", "los decentes", "los nobles", "los bienintencionados".
Si en cada lugar (la oficina, el comercio, el club, la administración pública, el barrio, el colectivo, el bar, etc.) los que se definen como "los buenos" se esforzaran no sólo por no hacer mal a nadie, sino también por impulsar, promover, multiplicar "el bien", otra sería la realidad.
Como alguna vez mencionamos, los lugares vacíos no existen. Todos los lugares son ocupados. Si no es con algo "bueno", lo será -indefectiblemente- con algo "malo" (y convengamos que ya la ausencia de bien... es algo malo).
Hace unos pocos días, un vecino de San Isidro, Juan Luis Gallardo dio a conocer una poesía dedicada a una amenaza que se cierne sobre nuestro país: que la brutalidad del aborto sea justificado, promovido y reglado como un "derecho". Es decir, derecho a matar, a eso nos referimos. [Ver imágenes de los elementos que usan los asesinos de bebés].
En lugar de evitar que la televisión a toda hora muestre las bajezas que muestra, las revistas en los kioskos exhiban mujeres expuestas como objetos, los medios de comun¡cación en general sigan promoviendo solapada o abiertamente el abuso infantil, la prostitución, la grosería, las perversiones de toda índole, hechos que constituyen, entre otros, el literal estímulo de violaciones, del goce genital por encima del amor y la destrucción de la familia, los legisladores y los activistas de la antinatura -que ya lograron la aberración jurídica de que la unión de dos personas del mismo sexo sean denominada "matrimonio"- buscan imponer el asesinato intrauterino como "derecho femenino".
Con la excusa ya usada en otros países de evitar que una mujer tenga un hijo que pueda dañar su salud (¿?), el Congreso ya tiene proyectos que permitirían desmembrar un ser humano en crecimiento, impulsando un nuevo gran negocio para cierta parte del mundo de la medicina en la Argentina, como lo es en el extranjero, que se suma a las numerosas ganancias que ofrece fabricar, vender y promover anticoncepción.
El aborto no es un tema religioso, aunque cualquier hombre de fe naturalmente es alquien que defiende la vida por ser un valor que le fue entregado gratuitamente. Sea por convicciones religiosas, o por el muchas veces ausente sentido común, oponerse al aborto -siempre y en todo lugar- es de buenas personas.
Y sabemos que, del mismo modo que una mujer no puede estar "un poquito embarazada", un buen ciudadano no puede serlo en ocasiones...
En concreto, Juan Luis expresa claramente que cuando se cercena una existencia en el vientre de su madre, no sólo le están quitando la vida...
CRIATURA QUE NO VENDRÁS
Criatura que no vendrás a nuestro suelo argentino si el Parlamento aprobara cierto proyecto asesino.
Criatura que no entrarás a la fiesta de la vida si dieran fuerza de ley a una reforma homicida.
Por la cual te negarán la deslumbrante experiencia de correr esa aventura que supone la existencia.
Aventura extraordinaria, prolongada de tal suerte que se extiende para siempre, hasta después de la muerte.
Aventura que involucra la gran posibilidad de alcanzar, poniendo esfuerzo, la eterna felicidad.
Como trágica expresión de un mundo que se derrumba el vientre de una mujer se transformaría en tu tumba.
Criatura ¿será posible que te nieguen disfrutar de la cálida alegría que florece en un hogar?
¿Qué no puedas admirar la figura de tu padre, ni contar con el amparo que siempre brindó una madre?
¿Qué no te dejen jugar ni concurrir a la escuela, ni empezar a conocer tu nutrida parentela?
¿Qué te priven de ir al templo y de amar a tu bandera, de tu manera de ser y de tu cita primera?
¿De formar una familia, de seguir tu vocación, de recibir a los hijos que sean fruto de tu unión?
¿De sentir el apretón de la mano de un amigo que ya sepa que en las malas se puede contar contigo?
¿De recorrer el camino con el ritmo de tu paso desde el principio hasta el fin, desde el alba hasta el ocaso?
De agradecer el comienzo y el fin de cada jornada, de valorar el ejemplo de cada persona honrada?
¿De asombrarte contemplando el discurrir de los astros y la armonía de paisajes donde Dios dejó sus rastros?
Te quieren arrebatar la esperanza de vivir, roguemos que no consigan su propósito cumplir.
Criatura que no vendrás a nuestro suelo argentino si el Parlamento aprobara cierto proyecto asesino.