La Urdimbre es una comunidad de vida, que ofrece gratuitamente a adolescentes y jóvenes marginados del sistema, adictos a las drogas o en situación de riesgo social, la oportunidad de superación de su problemática e inclusión social.
Cada año, diez jóvenes llegan a La Urdimbre para vivir una experiencia profunda: el encuentro con su propia dignidad, que les posibilita el inicio de un proyecto de vida acorde a la misma. A partir de la vivencia de nuevos vínculos basados en el amor (que significa aceptación, tolerancia, respeto, ternura, límites, paciencia, juegos, ...) reparan su urdimbre básica y se preparan para ser un hilo nuevo en la urdimbre social.
La Urdimbre es una Asociación civil sin fines de lucro, constituida como tal en junio de 2001. Sin embargo, parte del grupo de personas que la integra, viene trabajando desde hace varios años en la promoción de adolescentes y jóvenes de barrios carenciados, en los Partidos de Tigre, San Fernando y San Isidro.
El trabajo social con adolescentes y jóvenes se fue dando en diversos ámbitos de la Iglesia Católica: movimiento de Columna, cursos de formación profesional, grupos de ayuda mutua, campamentos, etc. En el contacto cotidiano con los jóvenes pudieron constatar la necesidad de una dedicación específica al creciente problema de las adicciones. Fue así que un grupo de profesionales, operadores socio terapéuticos, un religioso Marista y personas sensibles a esta realidad, constituyeron “La Urdimbre” para dar respuestas concretas a esa problemática, poniendo en marcha el emprendimiento laboral-terapéutico, para contribuir a modificar esta situación, aunando formación laboral, educación y recuperación de las adicciones.
Espíritu que los anima:
-La fe en Dios, surgida del encuentro con Jesucristo, como origen, centro y motor de la vida.
-El Amor entendido como principio supremo y fin de la vida.
-El Servicio al prójimo como expresión concreta del amor.
-La opción preferencial por los más pequeños y desprotegidos.
-La Alegría como consecuencia del amor y servicio desinteresado.
-Honestidad y Transparencia en todo lo que hacemos y decimos.
-Espíritu de familia como primer espacio amoroso constitutivo de la persona.
-Reconocimiento del valor y la dignidad en toda vida humana.
-La comunión, la apertura y el diálogo como camino de construcción de un mundo más fraterno.
-La confianza en la providencia y la oración como espíritu de nuestro trabajo.
La elección de este nombre remite a una metáfora que expresa la concepción que nos anima. La urdimbre está formada por los hilos básicos que se tienden en un telar. Sobre ellos se realizará luego el tejido en sí, con el dibujo que el artesano haya elegido. Del mismo modo, la urdimbre primordial de una persona se forma a partir de los afectos y las palabras que fue recibiendo en su grupo humano de pertenencia, desde su nacimiento. Esta estructura básica es la que lo va a sostener (o no) para poder “tejer” su historia, su proyecto personal.
Privilegian como destinatarios de su servicio a aquellos jóvenes varones entre 18 y 30 años, que provienen de familias y ambientes sociales más desfavorables y marginales, ya que son ellos quienes tienen menos oportunidades de acceder a un tratamiento digno para su adicción y más dificultades en su entorno para superarlo.
Estos jóvenes han llegado a las drogas recorriendo un largo camino, tan largo como su existencia, de carencias afectivas, económicas, culturales y educativas. Durante el tiempo de permanencia en la comunidad pueden reparar, junto a sus familias, esa urdimbre dañada.
Los jóvenes realizan en nuestra comunidad una experiencia de vida que los ayuda a cimentar los factores básicos de su personalidad, como la autoestima, la vivencia de amistades sanas, el desarrollo de lazos sociales y familiares positivos, una cultura del trabajo, la posibilidad y deseo de proyección y un desarrollo espiritual que les posibilita la apertura a lo trascendente.