Candelaria Lanusse, vecina de San Isidro, que es enfermera y durante tres años trabajó en la organización Médicos Sin Fronteras, acaba de publicar un libro que reúne las cartas enviadas a sus familiares y amigos desde las misiones en África, Medio Oriente y América Latina.
Epidemia de cólera en Zimbabwe, guerra en Chad, meningitis en Níger, inundaciones en México, desnutrición en la República Centroafricana, terremoto en Chile… Candelaria Lanusse, “enfermera sin fronteras” durante tres años, volcó por escrito y en forma de diario sus vivencias en las misiones que hizo con la organización internacional.
Sus escritos dieron vida al libro “Desde el corazón del mundo”, probablemente el primero que escribe un integrante argentino de la organización Médicos sin Fronteras (MSF) con sus testimonios. El texto ofrece una mirada desde “el terreno” sobre sociedades humanas escondidas por el silencio del olvido.
“El libro se fue haciendo solo. En lugar de escribir un diario, mientras estaba en el terreno redactaba cartas, y empecé a notar que me pedían más, que las reenviaban y las disfrutaban… entonces las recopilé y con fotos mías armé el libro”, explicó Candelaria, licenciada en enfermería. Después de tres años de trabajo con MSF volvió a la Argentina, donde se dedica a lo que más le gusta: cuidar bebés recién nacidos en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales del Hospital Universitario Austral.
Candelaria Lanusse no nació con la idea de recorrer el mundo salvando vidas ni mucho menos. Le impresionaba la sangre y cursó tres años de Psicopedagogía. Recién después ingresó en la Universidad Austral para estudiar enfermería y fue cuando sintió “ese calor abrasador” de la vocación, como ella lo define.
En el 2004 viajó a India, donde vivió 3 meses primero y luego 1 año en una segunda vuelta. Pasó el 2005 trabajando con las Misioneras de la Caridad y en 2006 se contactó con Médicos Sin Fronteras, que cuenta con más de 80 argentinos registrados. “Me enteré que estaban buscando profesionales de la salud, así que decidí probar suerte”, recordó Candelaria. Tras una rigurosa selección que incluyó tests psicológicos, entró en el curso preparatorio, conocido como PPD (Preparación para el Primer Destino) y se sentó a esperar su primera misión.
A la semana llegó el encargo: debía viajar a la República Centroafricana. “Trabajamos en dos centros de salud y en clínicas móviles, con el objetivo de proveer acceso a la salud a las víctimas del conflicto armado que se desarrollaba en la zona. El acceso a la salud era prácticamente nulo, o estaba cerrado por los enfrentamientos entre milicias, los robos o porque el personal sanitario había huido. La gente tenía que desplazarse kilómetros para hacer una consulta médica”, describió. Aún después de muchos destinos más, confesó que este país representó su mayor desafío en MSF, sobre todo la segunda vez que viajó, para colaborar con un proyecto de desnutrición. “Me desesperó tanta injusticia; este es un mundo muy desparejo. Sabés que las enfermedades que ves en el terreno, tratadas de otra manera o en otra parte del mundo tendrían solución”, reconoció. En el 2008, Lanusse entró en la Unidad de Emergencias de MSF con base en Kenya, con el objetivo de cubrir situaciones conflictivas en África. “MSF aporta su ayuda a poblaciones en situación precaria y a víctimas de catástrofes naturales o conflictos armados, o víctimas de las enfermedades olvidadas, típicas del tercer mundo, como malaria, dengue, chagas y HIV. Algunas, como el Sida, tienen tratamiento en el primer mundo, pero no donde trabajamos. Otras son tan infrecuentes en el primer mundo, que no hay interés en investigarlas”, afirmó.
Trabajo a puro amor
• Zimbabwe: Candelaria viajó en 2008 a este país africano, azotado por una epidemia de cólera que en un solo mes mató a 11 mil personas. En este país, además, el 20% de las personas entre 15 y 49 años tienen Sida.
• Níger: durante su misión en 2009 vacunaron a más de 600.000 personas contra la meningitis, endémica en la zona.
• República Centroafricana: Lanusse viajó para colaborar con un proyecto contra la desnutrición. Según cuenta en el libro, en la zona sur del país, a pesar de la tierra fértil y rica, solo un pequeño porcentaje de la población se dedica al cultivo. El resto se dedica a la extracción de diamantes.
• Médicos Sin Fronteras está en 65 países, tiene en marcha cerca de 350 proyectos y maneja 19 oficinas en todos los continentes.
• El 42,1% de los proyectos internacionales de MSF están ubicados en África.
• En 2009, según datos de MSF, las intervenciones se justificaron por epidemias o enfermedades endémicas (31,2%) y por conflictos armados que dificultan el acceso de la población a la salud (37,6%).